ECONOMIA
Opinión

El Gobierno tiene que evitar que la segunda ola arrastre a la economía

Otro cierre por el COVID-19 implicaría un golpe definitivo para muchas empresas. El Gobierno lo sabe, por eso no quiere cerrar nada pero una segunda ola puede imponerse.

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El sector automotriz es uno de los que mejor performance tendrá este año. | cedoc

El Gobierno tiene que evitar que la segunda ola arrastre a la economía, algo que solamente podría aspirar a lograr si no cierra la economía. Acá está el problema de que abril va a cerrar con más de 500 mil casos positivos y casi 70% de las camas de terapia intensiva ocupadas. Si no lo hace, el crecimiento no será tan alto como el que se espera porque prevemos que el consumidor va a salir a realizar las compras imprescindibles. Dentro de este contexto, un crecimiento razonable es va a ubicar entre 6% y 6,5%, el cual a su vez es marginal, dado el fuerte arrastre estadístico que dejó 2020.

Otro cierre por el COVID-19 implicaría un golpe definitivo para muchas empresas. El Gobierno lo sabe por eso no quiere cerrar nada pero una segunda ola puede imponerse. Lo mejor, frente a esta posibilidad, no está en hacerse de stock, sino en hacerse de caja, porque contar con liquidez es clave cuando no hay fondos para otorgar ATP. Eso sí, toda la materia prima y partes que tengamos hay que transformarla en producto final cuanto antes, aún si somos esenciales, porque no sabemos si nuestro nivel productivo se puede ver acotado por casos de COVID-19 en la empresa.

Esto va a hacer que haya diferencias muy marcadas entre el segundo y tercer trimestre del año contra el último. En el segundo la economía puede estar lateralizada porque es probable que el consumo se mueva al ritmo del coronavirus y en el tercero habrá que ver cómo evoluciona esta misma situación (en 2020 el pico estuvo en octubre). En el cuarto, los casos comienzan a ceder, por lo que hay que esperar que la recuperación sea importante.

Miguel Pichetto: "Hay sectores que alientan el miedo para después aplicar medidas de restricción"

¿Y en qué quedó la mejora que aún nos señala el Índice Líder? No estamos diciendo que la economía va a presentar números negativos sino que el crecimiento se va a ver recortado a 6% o 6,5%.

Si no hay cuarentena, el empuje vía repunte de la construcción y del sector automotor, ambos con bastante derrame sobre otros sectores, va a continuar. Sí hay que reconocer que así como el Índice Líder en junio de 2020 anunció que se venía una recuperación, desde noviembre del año pasado viene anticipando un estancamiento. Esto no quita que no vaya a haber ganadores.

Cuáles son los sectores ganadores en la pandemia

Vamos a crecer, por eso va a haber sectores que van a estar entre los de mayor crecimiento. Todos los que reemplacen importaciones de bienes terminados lo van a ser, como es el caso de indumentaria y calzado, a los que lentamente se les va a sumar los bienes finales vinculados a determinados electrodomésticos y productos de tecnología. Ojo, no estamos diciendo que se van a producir localmente, sino que van a ensamblarse.

Otros sectores que van a empujar a la recuperación van a ser:

  • construcción
  • campo (incluyendo fertilizantes y maquinaria agrícola),
  • metalúrgica,
  • automotriz y
  • minería
  • El comercio electrónico también va a estar entre los ganadores.

Qué esperar con la inflación

Esperamos que el año cierre con una inflación en 43%, básicamente porque las tarifas de servicios públicos para los residenciales van a incrementarse 20% como mucho, se celebrarán acuerdos de precios y se fijarán precios máximos, o sea que a la inflación se la bajaría por decreto. A la vez que se va a utilizar al dólar como ancla inflacionaria y con éxito por tres razones: hay altos precios de las materias primas, reservas suficientes considerando que estamos en un período sin pago de deuda y un colchón cambiario de 15%.

Hay dos cuestiones que nos hacen estimar un aumento de precios en torno a 43%. Una es que hay una demanda insatisfecha por el parate del que vienen las fábricas producto de la pandemia, la que es usada para recomponer parte del margen perdido; otra es que el retail sufre esa misma demanda pero no sólo porque las entregas son insuficientes sino porque varios comercios tiraron la toalla y no volvieron a abrir. A esto hay que sumar que el dólar está incrementando su valor en un contexto de recuperación económica mundial, lo que podría poner un freno al proceso de inflación en moneda dura que hemos visto en los últimos meses.

Pese a la paz cambiaria, habrá presión para devaluar el peso. 

La inflación de marzo se ubicará en torno a 3,8% pero el problema es que la núcleo subirá a 4,5%. Además se han renovado los precios cuidados con aumentos de hasta 6%, pero mientras el Gobierno no ponga el foco en las materias primas, estos acuerdos se van a mover entre el faltante y el fuerte aumento de los productos no controlados como método de defender el margen total de la empresa, pasando por el cambio de packaging. El Gobierno no entiende que puede controlar precio, pero no cantidades ni obligar a invertir.

Eso sí, se va a generar inflación contenida y si bien no decimos que va a explotar en el segundo cuatrimestre del año que viene, sí vamos a comenzar a ver presiones por el lado cambiario porque el actual colchón de 15% se va a consumir totalmente. Como no vemos que se trabaje sobre el gasto, o sea que toda baja en el déficit se va a producir por cuestiones coyunturales pero no estructurales, los $130 por dólar serán objetivo para el dólar oficial.

Las paritarias, a la vuelta de la esquina

La paritaria corta ya es un hecho. En líneas generales se pactan dos aumentos (abril y agosto), con revisión en septiembre u octubre, para incrementar los salarios de acuerdo a la inflación real en octubre o noviembre. Esto aseguraría que el Gobierno puede lograr su objetivo de que los salarios le ganen 3 puntos a la inflación pero si la segunda ola de coronavirus endurece las restricciones, puede haber más suspensiones y despidos, por ende quizás no veríamos aumentos en términos reales.

No habrán ATP ni IFE (éste último no se descarta que se lo implemente) pero sí el Repro II para los sectores afectados con las restricciones. Esto va a traer más déficit fiscal, ya que cubre parte del pago de los salarios y va desde $9.000 para empresas en general hasta $18.000 en el caso de Salud. Ahora como para otorgarlos se compara la facturación contra el mismo mes del año pasado, lo que se viene es una flexibilización en los requisitos.

* Presidente de Wise