El Gobierno Nacional ha tratado de implementar en el último tiempo, principalmente después de las elecciones primarias y de la devaluación impuesta, distintas iniciativas para tratar de controlar el alza en los precios y vislumbrar una mejora en el poder adquisitivo, en medio de un contexto inflacionario más que adverso.
Una de las más recientes tiene relación al Impuesto a las Ganancias. Este lunes, el ministro de Economía, Sergio Massa, anunció que el mínimo no imponible pasará a ser, a partir del 1 de octubre, de $1.770.000. Una medida que se oficializó este miércoles, con la publicación del Decreto 473/2023 en el Boletín Oficial.
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De esta manera, se estableció, para el segundo semestre del período fiscal 2023, que el monto del haber ascenderá a una suma mensual equivalente a 15 Salarios Mínimos, Vitales y Móviles (SMVM). Ésta, por lo tanto, beneficia principalmente a los altos ingresos, si se considera que la marca previa era de $700.857. En resumen: todas las personas que fueron afectadas perciben, cada mes, ingresos entre este número y los 1,7 millones.
Estos representan a menos del 10% del país. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), el 90% de los trabajadores, jubilados y pensionados del país cobró, durante el primer trimestre del 2023, un total menor a 240 mil pesos mensuales; un número muy alejado ya no solo de la última disposición en este sentido, sino del anterior piso de ganancias.
Como si fuera poco, el ingreso promedio de las 18,3 millones de personas comprendidas en el análisis fue de $123.782, según reflejó el relevamiento de la entidad gubernamental.
En medio de ese marco, una carga tributaria que, de momento, no sufrió alteraciones es la del Impuesto al Valor Agregado (IVA); que afecta a múltiples rubros, principalmente a uno muy comprometido en el último tiempo, como es el de los alimentos, el que más sufrió el impacto del alza en los precios durante las últimas semanas.
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Esto, entre otras cuestiones, ha llevado a las familias a endeudarse para adquirir productos de primera necesidad o, directamente, no hacerlo; afectando, entre otras cuestiones, con el consumo y el nivel de ventas, sobre todo de comercios minoristas de pequeño y mediano tamaño.
Según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa, el Índice de Ventas Minoristas Pymes (IVMP) registró, en agosto, una caída interanual del 4,1%, alentado, principalmente, por un desplome en el rubro de Alimentos y Bebidas, que bajó un 6,6%.
"Se da una profunda baja en este rubro en el que, aun en momentos en el que había caída en el promedio, por ahí se mantenía arriba", manifestó el Secretario de Prensa de CAME, Salvador Femenia, en diálogo con PERFIL.
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Para el economista Guillermo Poch, "si bien el IVA y Ganancias son cuestiones totalmente diferentes, el impacto es el mismo" ya que "siempre que nos referimos a un impuesto, hablamos de restarle capacidad de compra o ahorro a una persona".
"El IVA tiene mayor efecto en las personas de bajos ingresos o que, directamente, se encuentra dentro del mercado informal, mientras que este último cambio en Ganancias aplica a trabajadores con salarios de, al menos, 700 mil pesos, con un mínimo no imponible que ahora se pasó a 1,7 millones. La modificación o eliminación de cualquiera de los dos tiene como mensaje un: 'bueno, ahora podés comprar más'", dijo, en diálogo con PERFIL.
Por otro lado, resaltó el cambio aplicado en las últimas horas con relación a Ganancias, afirmando que "se le aumenta el salario a la gente sin perjudicar al sector privado".
Aunque aseguró que una reducción porcentual de menos de un punto en el Impuesto al Valor Agregado generaría mayor repercusión en el común de la población en comparación con el tributo salarial.
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"Una reducción del IVA del 1%, siquiera, impactaría en toda la actividad comercial, un efecto mucho más amplio que el de Ganancias, donde se sabe qué y cómo impacta de lleno esto. Una baja de medio punto tendría mucha más trascendencia para la mayoría de las personas", sentenció.
Mientras que, para el analista Eugenio Marí, integrante de la Fundación Libertad y Progreso, la reciente resolución impulsada por Sergio Massa no es más que "una alquimia impositiva con fines electoralistas" que, de no equilibrarse las cuentas públicas y de mantenerse la presión de las diferentes disposiciones adoptadas en los precios, será "difícil de sostener en el precio".
"La baja de la presión impositiva del lado de Ganancias beneficia, esencialmente, a los trabajadores de mayores ingresos; aunque transitoriamente, ya que el decreto del ministro Massa es algo difícil de sostener en el tiempo. Hay que tener en cuenta que las subas del mínimo no imponible se vienen erosionando, justamente, por la inflación. Y es difícil que el Congreso apruebe la ley para la eliminación del impuesto para la cuarta categoría, básicamente porque sería de una gran irresponsabilidad fiscal", manifestó.
Coincidiendo en enfoque con lo expresado por el colega Poch, el Economista en Jefe de la entidad remarcó que "este beneficio para los trabajadores de mayores ingresos se lleva adelante a expensas de todos los demás trabajadores".
"El resto va a tener que hacerse cargo del mayor déficit fiscal, que va a financiarse con emisión monetaria y con inflación; que la sufren, principalmente, los trabajadores con menores ingresos o aquellos en la informalidad, y en donde el IVA juega un papel", cerró.
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Jeremías Morlandi, Director de Políticas Públicas del Centro de Estudios Económicos Argentina XXI (CEEAXXI), sostuvo por su parte que "siempre está bien bajar impuestos" y que la relacionada con la suba en el mínimo no imponible de Ganancias "fue una de las banderas de Massa durante los últimos 10 años".
Sin embargo, enfatizó: "Lo que es criticable es lo electoralista de la cuestión. Bajar impuestos nunca estuvo en la agenda de este Gobierno. Es más, crearon impuestos nuevos. Y con esto, el ministro también demostró que se puede reducir la carga impositiva sin pasar por el Congreso, por lo que no haberlo hecho antes fue una decisión y no una imposibilidad".
Además, aseguró que la no elección del IVA como impuesto a recortar puede tener que ver con dos cuestiones, también de índole política, en medio de una coyuntura electoral. "La primera es que, con la disposición de Ganancias, se trata de buscar el voto de la clase media, media alta, que alguna vez perteneció al núcleo de votantes de Massa y que migró a otras alternativas electorales. Mientras que, la segunda, es que la inflación licuaría una reducción del Impuesto al Valor Agregado casi de forma inmediata", concluyó.
Mas allá de las diversas posturas que pueden existir respecto a la temática, tanto desde analistas y economistas como por el lado de la dirigencia política, existe un común acuerdo de que "el salario no es ganancia".
Se podría decir, a su vez, que la medida anunciada recientemente por Sergio Massa fue beneficiosa para las principales remuneraciones, con números más que alejados del promedio general. Tanto es así que, desde octubre, solo 90 mil personas estarán afectadas por el Impuesto a las Ganancias.
Y algunos podrán usar la diferencia, aquellos ingresos que antes no veían materializados en sus cuentas bancarias, para "comprarse un autito", como describió el propio ministro de Economía como método de ahorro, en contraposición con el dólar.
Mientras, esto parece fuera del alcance de la gran mayoría de los argentinos que, en medio de la, a veces pareciera, imparable inflación y la precarización salarial, hacen ajustes para llegar a fin de mes y apenas tienen para adquirir aquellos alimentos en los que, aún, pesa una fuerte carga impositiva.
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