El ministro de Economía Martín Guzmán comenzó a modificar su estrategia dentro del Gobierno, buscando cerrar “las diferencias” con aquellos sectores más duros del oficialismo y de esa manera está asumiendo un rol mucho más político, “endulzando los oídos” de algunos dirigentes que conforman el fuego amigo del titular de la cartera económica.
En el Gobierno son varios los dirigentes que admiten que Guzmán hizo un click tras el fuerte cruce que mantuvo con el subsecretario de Energía, Federico Basualdo, por el tema del aumento de las tarifas del sector, funcionario que cuenta con total respaldo del Instituto Patria y de La Cámpora.
“Es indudable que ese episodio le haya mostrado al ministro un camino que debía tomar si quería seguir desarrollando su trabajo al frente de un lugar tan importante y con tantas presiones de distintos sectores”, remarcó a Perfil un funcionario de Casa de Gobierno.
Luego de mantenerse con un perfil relativamente bajo en los días posteriores al encontronazo con Basualdo, Guzmán se concentró en las gestiones con el FMI y el Club de París, para llevar adelante sendos acuerdos que permitan despejar el camino de la deuda de la Argentina con esos dos grandes grupos de acreedores institucionales.
Hubo viajes a Europa, conversaciones con los funcionarios de diversos gobiernos y finalmente se anunció la reprogramación del acuerdo con el Club de Parìs, por el vencimiento de 2.400 millones de dólares.
Pero mientras intensificaba esas gestiones y se anotaba otro éxito personal en las gestiones con el Club de París, Guzmán paulatinamente fue orientado su discurso con tinte mucho más político y metiéndose en la campaña electoral que ya se largó.
Siempre con el respaldo rotundo del presidente Alberto Fernández, el ministro endureció el tono de su discurso, “enfatizando más aún los errores y el desastre en que desembocó el plan del Gobierno anterior” y resaltando el fracaso de Cambiemos, en sus últimas disertaciones.
En esas conversaciones, el ministro de Economía mencionó constantemente el término Cambiemos para remarcar el concepto de “fracaso” de la política implementada por esa gestión”, algo de lo que indudablemente está convencido el titular del Palacio de Hacienda, pero que desde que asumió la crítica que hacía mostraba un tono más light.
En Gobierno resaltan que el fuego amigo se tranquilizó bastante en las últimas dos semanas, tras una órden desde el Instituto Patria destacando que “sí o sí se debían terminar con la exposición pública de los enfrentamientos internos”.
“Se lo empieza a ver más aggiornado desde el punto de vista político. Hay que considerar que él viene de la actividad académica y que lógicamente le ha llevado un tiempo adaptarse a los ritmos y las internas en la política”, recalcó la misma fuente.
Para Guzmán, el acuerdo con el Club de París genera previsibilidad
Por eso, dentro del Gobierno consideran que en estas últimas semanas se lo ve al ministro mucho más compenetrado con el discurso político y comprometido con la militancia que exige el lineamiento de la actual gestión.
Cuándo y por qué se dio el cambio
Si bien en los primeros tiempos, desde distintos sectores del oficialismo resaltaban la figura del titular de la cartera económica, esencialmente por su formación y sus contactos con el exterior, a partir del verano comenzaron a escucharse dentro del Ejecutivo críticas hacia el rol del funcionario, achacándole de estar “concentrado en las gestiones hacia fuera del país y no tanto en el día a día”.
Por eso, después del episodio con Basualdo y comenzando la campaña, resaltan el cambio paulatino del perfil del ministro.
También hay que tener en cuenta que Guzmán no descarta la idea de lanzarse más de lleno a la arena política, siempre dentro del Frente de Todos.
Sabiendo que es el ministro del actual gabinete que quizás tenga mejor imagen en la opinión pública, en Casa de Gobierno “algunos asesores no descartan que pueda tener en un mediano plazo un posicionamiento político que lo lleve a presentarse para algún cargo relevante con miras a 2023”.
LR
