El impuesto a los Bienes Personales quedó esta semana en el centro de la escena porque el candidato del Frente de Todos, Alberto Fernández, reveló que una medida que implementaría en una eventual gestión sería subir la alícuota de ese gravamen. Además, circuló un documento del PJ con propuestas de impuestos a los activos financieros en el exterior.
Ante las versiones, los inversores no pierden un minuto. En la última semana crecieron las consultas en estudios contables para asesorarse sobre los mecanismos existentes que permiten evitar pagar más impuestos. Así lo señalaron a PERFIL el especialista en derecho tributario Diego Fraga, del estudio Rctzz, y los tributaristas César Litvin, Iván Sasovsky y Ezequiel Passarelli. Los cuatro criticaron un eventual aumento de Bienes Personales al coincidir en que “recauda poco, representa 0,5 puntos del total de la recaudación, y tiene efectos tóxicos sobre la economía porque produce fuga de activos, desmotivación al ahorro y la inversión”.
Paradójicamente, al contrario del discurso de Fernández quien aclaró que ese impuesto lo pagarían solamente los ricos, los especialistas advirtieron que “siempre al que perjudica es al de clase media”. En ese sentido, Pasarelli sostuvo que “la clase más alta tiene la posibilidad de contratar un asesor, y ver todas las alternativas que existen y buscar una opción para no pagar, y el que no puede hacerlo como el de clase media es el que termina pagando el impuesto”. Fraga acordó: “Al final los ricos no pagan porque tienen los recursos para buscar otras herramientas para evitar el pago”. Litvin consensuó que “los patrimonios más altos son los que están en condiciones de armar estructuras jurídicas” para eludir al fisco.
Consultas. Sasovsky comentó que “las consultas se duplicaron desde el resultado de las PASO, y los clientes que ya venían preocupados no solo por el tema impositivo sino por miedo a eventuales expropiaciones, esta semana después de las declaraciones algunos aceleraron procesos como cambiar la residencia fiscal, ya hicieron trámites concretos, o empezaron a armar fideicomisos en el exterior” (llamados trusts). Litvin coincidió en que “las consultas crecieron y en los últimos días ya hemos tramitado cambio de residencias para más de 10 contribuyentes, y en otros casos están evaluando recurrir a la figura del trust irrevocable”. Estas son las dos modalidades más buscadas:
● Mudar la residencia fiscal. Pasarelli dijo que es “la alternativa más básica, es perder la residencia en Argentina y mudar el domicilio a otro país”. Sasovsky precisó que “eso hace que solamente se tribute el impuesto por los bienes que se encuentran en Argentina pero no los que están radicados en el exterior, como depósitos o casas”. Litvin explicó que “hay muchas consultas por Uruguay, donde cuando te hacés residente, durante cinco años no pagás impuestos patrimoniales, y después pagás solo sobre los bienes en ese país, con un mínimo no imponible mucho más elevado que el de Argentina. Por eso, afirmó que “Uruguay es un lugar atractivo para aquellos que quieran evitar una mordida fuerte en su patrimonio”.
Detalló que “el requisito es que hay que irse a vivir a Uruguay mínimamente 183 días, hay que dejar de vivir en Argentina, se puede venir por períodos que no superen los 180 días en el año, pero hay mucha gente dispuesta a hacerlo para evitar ser víctimas de un impuestazo”. El tributarista remarcó que “la mayoría elige Uruguay, otros Estados Unidos, Panamá y también Italia, que tiene un buen sistema impositivo para nuevos residentes”. Pasarelli mencionó como otro destino de mudanza dentro de la región a Paraguay “que tiene facilidades para hacer la residencia”. Sasovsky incluyó en la preferencia de algunos clientes a Chile “por su estabilidad económica” y a España “por cuestiones históricas familiares”. Fraga contó que el cambio de residencia fiscal es muy habitual en otras partes del mundo, y recordó que “en Francia, por ejemplo, que tiene impuestos altísimos, muchos optaron por esta herramienta, como el actor Gérard Depardieu que se fue a vivir a Rusia”.
● Figuras de desapoderamiento de bienes propios. Se trata de fideicomisos en el exterior o trust. Pasarelli señaló que “cuando lo arma, la persona pierde la propiedad de los bienes, no es más el dueño, por eso no paga Bienes Personales”. Sasovsky acotó que se suele armar “a favor de algún familiar, u otra persona que no sea contribuyente en el país, cuando se produce ese desapoderamiento, la persona deja de tributar sobre esos bienes”.
El especialista recomendó esa alternativa para “patrimonios a partir de un millón de dólares, inferior a eso no vale la pena”. Litvin explicó que esa figura “protege del efecto de los impuestos porque es una donación anticipada con un plazo determinado a los beneficiarios que normalmente son los herederos, se utiliza mucho en Estados Unidos, y es una estructura protegida que se usa en el mundo para evitar el impuesto a la herencia”.
Armar ese tipo de fideicomisos puede costar “entre 10 mil y 15 mil dólares anuales de mantenimiento”.
Dólar estable, pero con más brecha
El dólar cerró sin cambios a $ 60,31. En la semana, avanzó 22 centavos. En tanto, en el Banco Nación, el billete verde cotizó sin cambios a $ 59,50, mientras que en el canal electrónico se consiguió a $ 59,45. El dólar mayorista aumentó siete centavos, a $ 58,05. En consecuencia, acumuló durante la semana una suba de 32 centavos respecto al cierre del viernes pasado.
La divisa norteamericana se mantuvo con la tendencia compradora que mostró durante toda la semana y registró nuevas subas, atemperadas por las ventas del Banco Central (operadores estiman que vendió US$ 70 millones) y de otros bancos oficiales.
Lo que hubo fue un incremento de las brechas con las divisas paralelas que surgen del mercado financiero. El blue trepó 50 centavos hasta $ 63,50, 5,3% por encima del oficial. Mientras el “contado con liqui” subió 22 centavos a $ 68,45, por lo que la brecha con el mayorista se amplió al 17,9%. El dólar MEP o Bolsa subió 1,7% a $ 66,92, lo que implica un spread de 15,3% frente a la cotización del mayorista.