ECONOMIA
ANTE UNA INFLACIÓN QUE SE DESACELERA

La importación de alimentos preocupa a productores locales, que ya van a pérdida

Las facilidades para importar alimentos como mecanismo para bajar la inflación desvelan a productores, que estiman que no solamente no servirá para bajar los precios en góndola, sino que además irá en desmedro de la calidad de los productos. La importación tendría un impacto dispar: para algunos perjudicar+a seriamente a la industria local, para otros, será inviable. A favor y en contra, todos coinciden en la necesidad de igualdad de condiciones para competir.

productores argentinos
VITIVINICULTURA. Los productores, atentos a la importación que promueven las grandes bodegas. | CEDOC

La importación de alimentos con las facilidades anunciadas por el Gobierno avanza y preocupa a los pequeños productores, que en muchos casos ya van a pérdida. Además, advierten, esto no tendrá impacto en el precio en las góndolas, pero sí en la calidad de los productos.

El 12 de marzo el vocero presidencial, Manuel Adorni, afirmó que se “abrirían”, de manera definitiva, "las importaciones de algunos productos de la canasta familiar, en pos de poder hacer los precios más competitivos para los consumidores argentinos”. Entre los productos que están alcanzados por la medida –que el Banco Central oficializó dos días después– están los lácteos, algunos cortes vacunos, cerdo, fiambres, frutas, verduras, café, y yerba mate.

El Gobierno dispuso que se acorte el plazo para acceder a dólares para el pago de importaciones y la suspensión por 120 días del pago de algunos impuestos (como Ganancias). Pero, si bien no es una apertura, sí incentivó algunas importaciones, algo que desde distintos sectores consideran tenderá a bajar los precios que las grandes empresas ofrecen pagar a los productores, pero no los que ofrecen para la venta a los consumidores.

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“Se están viendo algunas importaciones desde el mismo 15 de marzo”, afirmó a PERFIL Juan Ucelli, consultor del sector porcino. “La medida del Gobierno, con un producto que no había aumentado, lo único que hace es presionar hacia la baja del precio que se les paga a los productores, que ya están en una situación muy difícil y que en algunos casos están vendiendo por debajo de los costos”.

Según el último informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), por cada $3,8 que un consumidor paga en góndola por los agroalimentos, el productor recibe $1.

“El costo de producción de un kilo de pera o manzana fue de entre 250 y 300 pesos. La industria está pagando 70 pesos por kilo, es irrisorio”, aseguró a este medio Edgar Artero, presidente de la Cámara de productores frutihortícolas de General Fernández de Oro, Neuquén.

“Son 100 productores por año los que van cayendo del sistema. Éramos 6.000 y vamos quedando a 600”, agregó. Las facilidades para importar, considera, “van a ser una buena oportunidad para que los exportadores terminen de comprar las chacras y se queden con todo el manejo de la producción”. Eso, opinó también, “va a hacer que la gente pague cada vez más cara la manzana. Va a ser un producto de lujo”.

Omar Carrasco, presidente de la Unión Frutihortícola Argentina para la región de Cuyo, está de acuerdo con las medidas implementadas. “Lo de la importación para poder bajar los costos básicos me parece muy bien. Somos productores de papa y abastecemos gran parte del país”, aclaró. “Pero no sé cómo podría hacer el Gobierno para traer papa, no sé de dónde y a qué costo, porque el número que hay hoy de venta de la papa no cubre los costos de producción”, afirmó. “Si traen mercadería, lo correcto sería igualdad de condiciones para poder competir en los mercados”.

En algunos casos, y en productos que sí aumentaron por encima de la inflación, la importación podría no tener impacto. “Los únicos países que podrían ingresar productos sin arancel son Uruguay, Paraguay y Brasil”, afirmó Jorge Giraudo, Director Ejecutivo del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina.

 “Paraguay no tiene una oferta, Brasil, por el contrario, es un importador nuestro, incluso fue récord de importaciones en 2023. El otro caso es Uruguay, pero Argentina produce 11.000 millones de litros de leche y Uruguay produce 2.000, tiene que abastecer un consumo interno, el resto lo exporta y tiene compromisos de exportación, sobre todo con Argelia, y Brasil, con lo cual es bajísimo el riesgo de ingreso de productos de esos de esos países”, agregó.

El sector experimentó una fuerte caída en la producción y en las ventas en el mercado interno durante el primer trimestre del año, pero también un importante crecimiento en las exportaciones.

En cuanto a la carne vacuna, que también está incluida en las medidas del Gobierno, Miguel Schiariti, presidente de la Cámara de la Industria y Comercio de la Carne (Ciccra), afirmó que, debido a que los precios argentinos son más competitivos, “la importación no va a ocurrir”. Sin embargo, agregó, sí afectará al sector porcino. “La bondiola brasileña congelada es mucho más competitiva aún después de la caída de los precios del cerdo, que en los últimos meses bajó 10%. No se entiende que hayan abierto las importaciones de Brasil, que es un país que produce con un estimulador de crecimiento que está prohibido en Argentina”.

Otro sector que también está preocupado –en este caso por importaciones que escapan a las medidas anunciadas, pero sí tienen que ver con la importación de grandes empresas en el exterior–, es el de los productores vitivinícolas.

“Peñaflor dice que importa vinos porque no hay disponibilidad, y eso es una falacia. Lo que quieren hacer es bajar los precios del productor interno y nada más”, comentó Matías Manzanares, de la Asociación de viñateros de Mendoza.

La situación es la misma que la de los sectores que verán un aumento de las importaciones por las facilidades aplicadas por el Gobierno. “Nosotros pedimos igualdad de condiciones a la hora de competir. Chile no tiene un Instituto Nacional de Vitivinicultura como nosotros. Los controles que se le hacen tanto a los viñedos como a los vinos no son exhaustivos. Por lo tanto, lo que va a ingresar va a ser vino de peor calidad”, comentó.

Las importaciones “hacen que el valor baje, pero que baje el valor de lo que compran los fraccionadores al viñatero, porque en la góndola no van a bajar”, aseguró Manzanares.

Los productores también son los más perjudicados de la cadena. “Producir un kilo de uvas sale más o menos 200 pesos y las bodegas en este momento están pagando entre 160 y 180 pesos”, sintetizó.

“Muchas veces se dice que estas medidas se toman para que el consumidor tenga mayor oferta o precio, pero en realidad el consumidor no estaría afectado directamente en esto, sí lo estaría el productor, que tiene que cumplir un montón de reglas internas”, agregó Santiago Sancho, miembro de la misma institución y productor. “Una apertura de mercado incide directamente en el productor”.

Quienes saldrían ganando en esta ecuación no serían ni los productores ni los consumidores, opinó Fabián Hryniewicz, presidente de la Cámara de Pequeñas y Medianas Empresas de Formosa (Capymef). “Las grandes cadenas alimentarias son naturalmente las importadoras de estos alimentos, porque seguramente tienen alguna sucursal o alguna planta de elaboración fuera del país. Las marcas propias de los supermercados y las cadenas de sucursales que ellos tienen, fíjese que la mayoría de los productos de marca propia son de procedencia extranjera y elaborados por ellos o para ellos”, sintetizó.