En 10 años se duplicó la cantidad de trabajadores pobres, es decir que en 2011 un 12,7% de las personas con trabajo, eran pobres, y en 2021 ese porcentaje llegó al 28,2%, con lo cual el porcentaje se acerca al 30% desde 2019 inclusive.
Los datos son del Observatorio de Deuda Social Argentina y se obtuvieron a través de entrevistas presenciales y telefónicas en 2021, que fueron reflejadas en un informe.
Santiago Poy, investigador del CONICET y del ODSA de la UCA, explica que “en términos estructurales la pobreza entre ocupados está muy relacionada con la fragmentación del mercado de trabajo y, en particular, con la precariedad y la informalidad”.
Teniendo en cuenta una mirada más de coyuntura “la pobreza entre trabajadores viene aumentando de forma importante a partir de la crisis de 2018, agravada luego por la pandemia. Se debe, según datos de la EDSA, a que el ingreso laboral cayó 18.8% y porque los hogares de esos trabajadores también se empobrecieron, ya sea porque algún integrante perdió su empleo, o redujo sus horas trabajadas o bien simplemente también vio reducido su ingreso real” agrega el especialista.
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En 2021 el salario total de los ocupados fue de $50.534, el de los trabajadores con empleo pleno fue de $68.973, los de empleo precario de $44.798 y el de los los trabajadores de subempleo inestable de $18.637 mostrando una pérdida de ingresos en todas las categorías.
Otras de las cuestiones de importancia a la hora de analizar los datos es que hay un porcentaje importante de la población de trabajadores que están precarizados o en situación de inestabilidad. Los de subempleo inestable junto con los de trabajo precario representan un 86,4% en 2021; sólo el 12,6% goza de un empleo pleno. Es decir que se refleja una extensión de un sector micro-informal y una reducción del empleo de calidad en la estructura productiva.
Conclusiones
A modo conclusión el informe refleja que no es la falta de políticas públicas lo que explica este empobrecimiento, sino la débil economía de los más pobres que anula su propia inversión.
También que los avances segmentados en materia de infraestructura social dan cuenta de problemas socio-económicos acumulativos que requieren de cambios estructurales. Este proceso de segmentación afecta principalmente al sector informal, a los trabajadores de PyMes y a los trabajadores independientes.
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Ante esto, Santiago Poy afirma que “la reducción de la pobreza entre ocupados tiene un primer componente que es el crecimiento económico y la reducción de la inflación. En este sentido, en el corto plazo todas las políticas públicas que apunten a favorecer el crecimiento económico inclusivo, es decir, con un efecto positivo en los presupuestos familiares, van a tener impacto en la reducción de la pobreza de trabajadores”.
También explica que en el mediano y largo plazo será necesario contar con políticas que promuevan el desarrollo productivo en las actividades informales y promover el empleo registrado o de calidad, que se ha comprobado como un instrumento fundamental para la reducción de la pobreza.
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Por último, se manifiesta en el informe la necesidad de inversión en desarrollo humano, conocimiento científico-técnico y capital social. También recomienda realizar una reforma institucional del Estado, una reforma tributaria y laboral que sean distributivas y federales.
SR/LM