ECONOMIA
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Los que no están en la ‘fila del hambre’, pero también lo padecen: comedores en crisis

La suspensión de la ayuda a comedores y merenderos como parte de un nuevo sistema con el que el Gobierno pretende evitar intermediarios llega en un momento de altos índices inflacionarios y pérdida de poder adquisitivo que se sigue acumulando. Son muchas las instituciones que intentan continuar con su trabajo y no participaron de ninguna movilización o marcha: ya sea por decisión o porque se encuentran en el interior del país. En todos los casos, se declaran en crisis.

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Comedores. Muchos funcionan sin asistencia. Con menos recursos, van cada vez más personas. | cedoc

Después de las veinte cuadras de fila que se formaron en cercanías del Ministerio de Capital Humano en reclamo por el corte de la asistencia a comedores y merenderos, distintas asociaciones convocaron a una movilización en el Puente Pueyrredón. Pero, lejos de esas filas y de las movilizaciones, también existen comedores y merenderos que están en el interior, que en muchos casos funcionan sin asistencia y que también están en crisis: cada vez concurren más personas, pero cuentan con menos recursos.

“La situación que estamos viviendo, como la de todos los comedores, es una situación muy difícil, y que ya venimos acarreando, al menos yo, desde el año pasado”, explicó a PERFIL Margarita Barrientos, responsable del comedor Los Piletones y de la Fundación Margarita Barrientos, que nunca recibió asistencia del Estado nacional.

Pero también señaló que “en estos últimos meses la situación se agudizó terriblemente por el aumento de la falta de trabajo. Estamos pasando un momento muy difícil, nosotros tenemos muchísima más gente”. En el comedor brindan las cuatro comidas principales y trabajan de lunes a sábados. Durante el último tiempo “las donaciones cayeron, ahora es muy poca la gente que te ayuda. La que te ayuda es la gente que menos tiene, la clase media, y en este momento creo que ya clase media no queda”.

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Además de Los Piletones, la asociación tiene un comedor en el barrio Los Pozos de Cañuelas, adonde asisten más de 300 personas todos los días. En Santiago del Estero existe un centro de la primera infancia y un hogar de ancianos. “Al comedor lo tuve que cerrar el año pasado, no lo pude mantener. Ya no tengo ayuda ni provincial ni municipal, menos nacional. Ahora no sé cómo va a seguir con esta situación que estamos viviendo”, explicó Barrientos.

En la ciudad de Frías de esa provincia se creó en diciembre una “mesa de emergencia alimentaria”, convocada por la Pastoral Social de la Iglesia Católica, “donde confluimos distintas organizaciones sociales, políticas, además de los merenderos y comedores de la ciudad, y donde se hizo un relevamiento de cada uno de los merenderos y comedores y a cuánta gente estaban atendiendo según los distintos barrios de la ciudad”, aseguraron a PERFIL. “Ese relevamiento dio un número aproximado de 3.000 personas que eran atendidas entre niños, niñas y adolescentes que concurrían a estos comedores, con distinta frecuencia. Lo que pasó en este último mes, sobre todo, es el aumento de la frecuencia y el número de niños y niñas que asistían”.

Desde su fundación la Mesa realiza diferentes acciones como festivales solidarios para empezar a hacer “una especie de banco de alimentos”, explicaron. Se reúnen cada diez días para seguir organizando tareas con clubes, colegios, partidos políticos e instituciones del Estado.

“Se está planteando la organización de una feria popular en distintos barrios de la ciudad con el objetivo de acercar alimentos a bajo costo a los sectores populares, además de poder recaudar ingresos para los distintos merenderos. Este es un espacio amplio y diverso que busca la asistencia a los merenderos o a las personas que tienen la necesidad”, agregaron.

La Mesa no recibe ningún tipo de asistencia nacional. “La situación es siempre compleja en provincias como las nuestras, porque ya hay un problema de pobreza estructural muy fuerte. Y cuando las políticas nacionales son políticas de ajuste, se agravan estos contextos y terminan generando aún mayor demanda”, explicaron.

Por eso, finalizaron, el llamado que hizo frente a los manifestantes la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, de atender uno a uno a quienes tienen hambre, “son parte de una visión sesgada del centralismo que mira solamente un universo geográfico y no contempla para nada lo que sucede en las provincias, donde la pobreza se agrava y la capacidad de asistencia del Estado nacional se vuelve aún más lejana”.

Yovana Avellaneda dirigía dos comedores en Catamarca que tuvieron que cerrar en diciembre porque se cortó la ayuda del Estado provincial. “Cada vez hay más demanda de gente que necesita”, le explicó a PERFIL. “Hace años que vengo luchando para que mis comedores sean formales, pero resulta imposible. Es injusto porque a veces ponen como comedores formales a personas que no trabajan con amor y empatía hacia el prójimo, solo lo hacen por conveniencia o por política”, agregó.

Para ser reconocido formalmente, el Gobierno les solicita una serie de requisitos y comodidades que por cuestiones presupuestarias nunca pudieron materializar, pero el cierre de estos dos centros implicó que ochenta familias se quedaran sin lugar al que recurrir desde diciembre.

“Hasta diciembre de 2023 hemos asistido en la emergencia a 350 personas”, detalló a este medio Jorge Ovejero, referente provincial de la Asociación Siempre Diversidad de la misma provincia. La institución realiza diferentes actividades, entre ellas relevamientos de necesidades específicas y asistencia alimentaria. La asociación trabaja “por la ampliación y la garantía del ejercicio de los derechos humanos de las personas lesbianas, bisexuales y trans en nuestro territorio”, explicaron.

La falta de aplicación de las partidas presupuestarias a comedores y merenderos por parte del gobierno nacional “impacta profundamente en nuestra población, una población que está sujeta a situaciones de vulneración y a una estructura de desigualdad profunda”, explicó Ovejero. “Son 55.000 comedores y merenderos a lo largo del país, más de 4 millones de personas afectadas y se está vulnerando nada más ni nada menos que el derecho humano al acceso al alimento”, agregó.

“El rompimiento del esquema federal que conforma nuestro país ante decisiones arbitrarias como la que tomó la ministra Pettovello de decir que la atención va a ser personal y solamente está al alcance de aquellos que viven en provincia de Buenos Aires es una maniobra que no permite que la voz, las historias, y las situaciones de provincias como la nuestra lleguen al Ministerio de Capital Humano”, sintetizó.

En otros casos, aun en Buenos Aires, no asistir a las marchas fue una decisión. “No voy a ir a cortar las calles, no voy a ir a hacer un piquete porque jamás lo hice, no voy a ir a hacer cola en el ministerio para que me den, yo creo que los ministerios saben los comedores que existen, saben los comedores que dan soluciones a la gente. Tendrían que llamarnos para poder plantearles nuestras necesidades, que son las necesidades de muchos comedores”, finalizó Barrientos.

La institución brindó su teléfono para aquellos que puedan ayudar: (011) 4919-1333.