Finlandia volvió a ser el "país más felíz del mundo" por quinto año, mientras que la Argentina no para de caer en el World Happiness Report, anotando una baja de 10 puntos en la última edición y posicionándose en el número 57 de una lista de 150 países.
La semana pasada se presentó el ranking de los países más felices del mundo 2022, en el informe World Happiness Report, una publicación que realiza la Red de Soluciones de Desarrollo de las Naciones Unidas, con información que recolecta la firma internacional Gallup en 150 países.
La encuesta Gallup pide a los entrevistados que evalúen su vida actual utilizando la imagen mental de una escalera (escalera de Cantril), calificando con 10 la mejor vida posible; y la peor con 0, comentó Leonardo Caravaggio, docente de la Maestría en Policy Analysis del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), en diálogo con Perfil.
Qué analiza el relevamiento
El relevamiento analiza la felicidad en todo el planeta, contemplando múltiples factores como el empleo, la educación, la confianza en las instituciones, las preocupaciones, la libertad, el estrés, la percepción sobre la corrupción, los ingresos económicos, la cohesión social, la seguridad y el acceso a la vivienda propia, entre otros.
La Argentina era más feliz en 2018, según la ONU
La encuesta arrojó que Finlandia es el país más feliz del mundo, por quinto año consecutivo. Europa se queda con los primeros ocho lugares del ranking, mientras que Australia y Nueva Zelanda siguen apareciendo en el Top 20.
El informe anual que apoya la ONU señala que “para el futuro, las perspectivas de felicidad dependerán de una amplia gama de factores”, incluido el desarrollo de la pandemia de COVID-19 y la escalada del conflicto militar en Ucrania.
Según el World Happiness Report, los avances más importantes en el ranking fueron los de Serbia, Bulgaria y Rumania. Por su parte, los retrocesos más fuertes se dieron en Venezuela, Líbano y Afganistán.
Qué pasa con el índice de felicidad en Argentina
El país cayó 10 posiciones con relación al informe realizado hace un año, ubicándose en la edición 2022 en el puesto 57 y con un puntaje de 5,97. La nación sigue su tendencia descendente, ya que en 2020 estaba en el puesto 47 y en el promedio de 2017-2019 en el número 45.
Sobre esto, Leonardo Caravaggio opina que "la pandemia pegó mal y la situación económica en la que se encontraba el país antes de la crisis sanitaria no era la más óptima”; comentó el docente al mencionar algunas de las causas que pudieron propiciar la caída de la Argentina en el índice de felicidad.
Esto también se pudo ver en los últimos dos años, el impacto de la pandemia de coronavirus persiste en la mayoría de los países, pues la “satisfacción con la vida” cayó en los jóvenes y se mantiene sin mayores cambios en los mayores 60 años, aseguró Caravaggio citando datos del informe.
Al respecto, mencionó que la caída de Argentina también puede tener relación con el capital social. “Puede estar relacionado con cuán solitariamente vive una sociedad y cuan integradamente vive otra. Eso se puede ver en la dicotomía de países ricos con bajos índices de felicidad y países pobres con altos índices de felicidad”.
“El indicador de felicidad es importante porque plantea: Si una sociedad tiene todo lo necesario para estar bien, pero la gente es infeliz, entonces ahí no hay un verdadero progreso”, comentó al respecto el docente.
“Si uno se quedara solo con indicadores económicos como el PBI, la tasa de desocupación, la seguridad, entonces uno podría pensar, este país está fenómeno o está muy mal. Pero el dato de felicidad podría decir lo contrario. Entonces, evidentemente, allí hay un problema”, aseguró Leonardo Caravaggio.
En ese sentido, comentó que en los países ricos se pueden presentar estos problemas de infelicidad por los altos niveles de desigualdad, un crecimiento acelerado del producto y la desunión social. “Entonces tienen variables económicas positivas pero algún problema en felicidad”.
El rol de la tecnología en el índice de felicidad
El informe de 2022 reveló que la correlación entre las redes sociales y las emociones de las encuestas parece particularmente alta para las emociones negativas como la ansiedad y la tristeza.
Sobre esto, Leonardo Caravaggio aportó un dato sumamente relevante: “Está estudiado que mientras miras televisión, los niveles de felicidad bajan, ya que se reemplazan los vínculos sociales con el quedarse mirando la tele”.
Cómo afectó la pandemia de coronavirus a la salud mental y el rol de las ciudades
“Hoy la tecnología puede ser un gran aliado. Puede abrir la puerta a la integración de un individuo o puede llevar al aislamiento del mismo, esto definitivamente se verá reflejado en los índices de felicidad de una sociedad”, agregó el experto consultado por Perfil.
¿Cómo se podría mejorar el índice de felicidad de la Argentina?
“Está demostrado que las personas que realizan actividades como el club o la iglesia o que frecuentan amigos, tienen mayores niveles de felicidad”, comenzó diciendo Leonardo Caravaggio.
“También está comprobado que las personas más saludables son las más felices”, por eso el promover desde el Estado el cuidado de la salud podría impulsar el nivel de felicidad de un país.
El entrevistado se mostró optimista en que los números para la Argentina van a ir mejorando conforme la pandemia de coronavirus comience a ser mucho más leve y se empiece salir de los estragos económicos que dejó.
Lecciones que dejó la pandemia
Leonardo Caravaggio destacó que la ciencia de felicidad “puede contribuir a la construcción de una sociedad más feliz y desarrollada en el buen vínculo con los demás y con la naturaleza”, por eso planteó la importancia de que Argentina cuente con un indicador subjetivo.
“A la Argentina le falta algún indicador subjetivo. Solo con el informe mundial de la felicidad tenemos muy poco. Sería lindo que el país contara con alguna pregunta de estilo subjetivo. Eso permitiría saber quiénes son los más infelices”.
Caravaggio propone entonces que, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) de Argentina, o “algún organismo público” realice una encuesta subjetiva “para investigar y poder atacar con políticas públicas el problema de quienes no se sienten plenamente felices en la sociedad”. “Hay que aplicar políticas públicas que no contribuyan únicamente al desarrollo económico, sino al real bienestar del individuo”, finalizó Leonardo Caravaggio.
LR