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Eduardo Aliverti: “Yo detesto al periodismo de propaganda disfrazado de otra cosa”

El periodista participó del Ciclo de Entrevistas de la Universidad del Sur de Buenos Aires (USBA). Los ataques de Milei a la prensa, la comparación con el kirchnerismo, Luis Majul y el periodismo militante libertario y porqué Clarín ganó en la Ley de Medios.

Eduardo Aliverti: “Yo detesto al periodismo de propaganda disfrazado de otra cosa”
Eduardo Aliverti: “Yo detesto al periodismo de propaganda disfrazado de otra cosa” | USBA

—El Gobierno intentó allanar el domicilio de periodistas y logró que la Justicia impidiera la difusión de audios que denunciaban supuestas coimas de altos funcionarios. Y, desde que asumió, Javier Milei ha insultado y atacado a muchos medios y periodistas. ¿Estamos ante uno de los escenarios más críticos para ejercer la profesión desde el retorno de la democracia?

—Yo diría que estamos ante uno de los escenarios más desafiantes, porque por un lado es cierto que rige un clima político con agresión a las estructuras periodísticas tradicionales, pero no significa eso que esté en riesgo la libertad de expresión. Sí, hay periodistas que tienen todo el derecho a sentirse intimidados por el hecho de que una investidura presidencial es la que los agrede. Pero hay nuevos elementos, desconocidos hasta hace pocos años, como el streaming, que no es más que la radio con otro tipo de formato. Pero el esquema del recorte, la cultura del clip, aumenta el vértigo y la desesperación, la información segmentada. Porque el streaming es entretenimiento, no es información. Frente a esta realidad que es epocal y que es universal, me pregunto cuáles son las herramientas que tiene el verdadero periodismo profesional para defenderse del clip, para defenderse de la fake, para defenderse de las operaciones. En ese sentido, sí creo que es un momento crítico: de qué manera se las arregla el buen periodismo, el buen profesional, para poder sobresalir en un contexto de mediocridad y de sensación de falsedad y opereta permanente. Y lo que me angustia en ese aspecto, es cuánto de disposición hay para enfrentar ese tipo de agresión profesional y de cultura clip. ¿Cuánto estamos dispuestos a que el título sea el título y no que en el título vaya la incógnita? ¿Cuánto estamos dispuestos al chequeo de fuentes? ¿Cuánto, las nuevas generaciones sobre todo, están dispuestas a aceptar información, a aceptar volumen intelectual en torno de la cuestión? En ese sentido, es una etapa muy crítica y de angustia intelectual, que no rodea solamente al periodismo.

—¿Cuál es su opinión sobre esta relación controversial que se plantea entre la sociedad y el periodismo militante?

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
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—Luego de la Ley de Medios del kirchnerismo, que fue desguazada por las gestiones de Macri y de Milei, y que después mostró una victoria del Grupo Clarín, se pudo hablar y se pudo generar conciencia y se pudo esparcir una suerte de nuevo ethos social. Mucha más gente de la que hubiéramos imaginado, muchos sectores significativos de la sociedad, pasaron a no comerse más galletitas respecto del periodismo independiente, respecto de que los medios toda la vida fueron empresas comerciales, con intereses, con sus publicidades, con sus grupos de poder, y muchísimo más desde que, desde la década del noventa, la etapa de la transformación del periodismo en multimediática se convirtió en multicorporativa.

Aliverti en el Ciclo de Entrevistas de la USBA
Eduardo Aliverti participó del Ciclo de Entrevistas organizado por estudiantes de Comunicación de la USBA.

—¿Luis Majul representa hoy un tipo de periodismo militante diferente al que se conoció durante el kirchnerismo?

—No me gusta hablar mucho de colegas en forma personalizada, pero me parece que me las voy a arreglar. Una cosa que ha quedado clara, es que ya no quedan giles en torno de cómo consumir en los medios de comunicación. Yo me considero un actor político, no porque me interese la política en su forma convencional de definición, sino porque he desarrollado toda mi vida, además de mi laburo como locutor, como periodista de opinión. Y como periodista de opinión, con trascendencia, soy necesariamente un actor político. Lo que no hago, o que creo que no hago, es meter los goles con la mano. No engaño en ese sentido. Siempre tuve una postura ideológica muy definida. Ya me considero de izquierda, de centro izquierda, como ustedes prefieran. Y vos podés militar por tus ideas desde tu lugar periodístico. Pero lo que en lo particular me cae muy mal, algo que detesto, es a los agitadores, detesto a los propagandistas. Yo detesto al periodismo de propaganda disfrazado de otra cosa. Está muy claro el escenario de los medios tradicionales y también de los streamings en ese aspecto. No es lo que yo podría hacer. Respeto que se lo haga, y no respeto que esa gente se presente desde un lugar de periodista independiente.

—¿Cómo se explica la crítica al hostigamiento actual de Milei hacia la prensa, considerando que también durante el kirchnerismo hubo episodios de amedrentamiento hacia los periodistas, como juicios públicos y la exposición de fotos de periodistas para incitar agresiones?

—Sin quitarle ninguna responsabilidad o culpabilidad a la etapa kirchnerista por lo que acabas de decir, todo ese tema de los juicios públicos a los periodistas, los escraches de esa naturaleza, siempre me cayeron muy mal, pero siendo objetivos y sobre todo tomado en comparación con la etapa actual, no se puede decir que en aquella etapa haya habido una política oficial o de aliento oficial a tal cosa. En este momento, en cambio, estamos hablando del Presidente de la Nación encabezando bajo su verba el ataque y el odio a los periodistas. Por otro lado, ya que mencionaste aquella etapa en torno al debate de la Ley de Medios, yo creo que también es cierto que el kirchnerismo promovió algo con aquella ley que después no supo cumplimentar porque consideró que la ley era un punto de llegada y no de partida. Recuerdo perfectamente aquella etapa, el debate que se generó en múltiples sectores sociales en torno a la ley fue interesantísimo, participaron diversas organizaciones sociales, entidades culturales, sectores intelectuales, y una vez que la ley se sancionó, virtualmente, no se hizo más nada. Y esto fue, en mi criterio, una gravísima deficiencia del kirchnerismo. Les faltó vocación de poder, les faltó calidad profesional, les faltó voluntad, en definitiva. Y el kirchnerismo se terminó conformando con entregarle los medios a sus amigos. Pensando que con eso emparejaba de alguna manera la batalla cultural. De hecho, todo lo que fue, por ejemplo, la aprobación de la fusión de Multicanal. Y ahí se terminó el partido. Esto al margen de que estás hablando de una ley analógica, de una ley a la que hoy debería introducirse una cantidad de elementos que contemplaran otro tipo de factores que tienen que ver también con factores regulatorios. Y en este caso debo aplaudir la actitud de Perfil y de cómo, por ejemplo, Fontevecchia ha llevado adelante el debate por la discusión contra los grandes monstruos digitales respecto de lo que le chorean al periodismo tradicional, los impuestos que no pagan. ¿Por qué no tiene que haber mecanismos regulatorios? ¿Por qué hoy no podría hablarse de una ley de medios que, por supuesto, no interviniera, como en su momento no intervino en lo que tenía que ver con el mercado gráfico, aquello de TN o de Clarín va desaparecer, que nunca tuvo ese juego?

—Agradecemos su participación en este Ciclo de Entrevistas de la Universidad del Sur de Buenos Aires (USBA) y le damos la posibilidad de cerrar con un comentario final.

—Mi comentario final es que todavía hay lugar para saber qué escribir y decir mejor. Porque todavía hay gente que es capaz de consumir.

Por Christian Cudero y Nicolás Guerrero
Estudiantes de Comunicación
Universidad del Sur de Buenos Aires (USBA)