El último año de gestión kirchnerista fue de mucha exposición para Aníbal Fernández. Como vocero del gobierno se ocupaba, todas las mañanas, de explicar ante los medios la posición oficial en los asuntos más espinosos. Era la voz autorizada por la ex presidenta, Cristina Kirchner, para opinar de todo: desde la muerte del fiscal Alberto Nisman hasta los números del Indec.
Pero cobró mayor protagonismo cuando CFK lo ungió como su candidato a la Gobernación bonaerense (previa interna con Julián Domínguez). La derrota a manos de María Eugenia Vidal modificó el futuro del entonces jefe de Gabinete.
Alejado de los flashes, aunque activo en las redes sociales, Fernández no perdió la confianza de la ex presidenta, pero quedó afuera de las listas. El ex funcionario pensó en algún momento que quizás iría como candidato a algún cargo electoral. Pero la decisión de Cristina fue excluir a muchos miembros de la “vieja guardia” para mostrar un frente político distinto de cara a una elección complicada.
Aníbal fue señalado en su momento, por algunos propios y muchos ajenos, como el “padre de la derrota” que le había costado al peronismo seguir en el poder. Con una imagen negativa alta que arrastraba de años anteriores, y sumergido en una batalla discursiva contra los medios, principalmente contra el Grupo Clarín (Canal 13 difundió una denuncia en su contra que lo ligaba al triple crimen de General Rodríguez una semana antes del comicio), Fernández quedó muy debilitado.
En su año “sabático”, publicó otro libro, esta vez para criticar la gestión de Mauricio Macri. Junto a Carlos Caramelo, un histórico colaborador suyo, el ex funcionario escribió Los PROfetas del odio y realizó algunas entrevistas para difundirlo. Además, protagonizó algunas recorridas por el interior, aprovechando el libro, para no aislarse de la campaña.
Oriundo de Quilmes, sigue monitoreando y controlando al peronismo de ese distrito. La única lista de Unidad Ciudadana (la ex presidenta ordenó bajar las otras tres que le querían competir) es representada por un dirigente propio: Matías Festucca. Sin embargo, cuando tanto CFK como su hijo Máximo estuvieron en su pago chico no se sacaron una foto con Fernández.
En las últimas semanas estuvo en Pinamar y en Colón. “Nos vinimos hasta Colón para hablar con los vecinos, tuvimos cinco o seis reuniones en las que estuvimos charlando. Asustan las cosas del distrito, qué dicen de la provincia y qué dicen de Nación, no se escapa nadie. Estamos haciendo el empuje porque la lista oficial que acompaña a Cristina es la que representa a una estructura política que tiene conocimiento de lo que sucedió y de lo que tiene que cambiar. El mejor saludo y no se olviden: es la lista 4”, llama a votar Aníbal en un video que filmó para los colonenses.
Con Aníbal no hay matices. Tiene un grupo de fieles seguidores que lo defienden a sol y a sombra. Sus detractores no le perdonan una. Por lo pronto, repite que no tiene vínculo alguno ni con el triple crimen ni el narcotráfico.