ESPECTACULOS
Pilar Gamboa

Chica under y comercial

La actriz encara proyectos de culto como lo nuevo de Mariano Llinás y al mismo tiempo comedias como Mamá se fue de viaje. Su concepción del oficio.

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Trayecto. Pilar Gamboa confiesa que llegó a la televisión gracias a que la vieron productores en una obra del circuito alternativo. | NESTOR GRASSI
Pilar Gamboa (37) es un actriz. Ninguna noticia. Pero, siendo sinceros, es de esas actrices cuya carrera puede usar, si fueran puntos, para formar un perfecto trazo. La forma final sería única y perfectamente lógica en sus aparentes caprichos en su carrera en el cine (ahora estrenó La muerte de Marga Maier, de Camila Toker, pero posee films en su haber como Música en espera hasta la primera parte de La flor, el magnus opum de Mariano Llinás, y su presencia en Mamá se fue de viaje), en la televisión (Los únicos, donde vivió la exposición que genera la televisión) y en el teatro (acaba de finalizar La terquedad, el éxito de Rafael Spregelburd y cierre de la Heptalogía de Hieronymus Bosch). Gamboa, que ahora juega al policial en el film La muerte de Marga Maier, también parte del colectivo Piel de lava y Compañía el Silencio, dos grupos que han definido instantes excepcionales, épicos en su entrega, en varios medios.

—Romina Paula, Esteban Lamothe, Esteban Bigliardi. Con esos nombres hicieron El tiempo todo entero, y ahí apareció de forma clara una generación que nunca soltó nada pero que hizo tanto televisión mainstream como teatro de culto. ¿Por qué crees que paso eso?
—Nunca fui muy especulativa. Nunca pensé “a partir de hacer esto voy a abrir allá”. Tiene que ver con que todos nosotros, en este caso de aquel grupo de trabajo, con que fuimos muy genuinos con nuestro deseo. Todos armamos desde donde nos sentíamos más cómodos, incluso Lamothe yendo para el lado de la televisión, Bigliardi al cine, Romina con sus obras y sus libros. Todos fuimos siempre muy genuinos con la profesión. Tiene que ver con que conectamos con el deseo y lo que nos gusta investigar, además de una cuota de suerte, otra de talento y de trabajo. Ojo, yo le dije que no a montón de cosas. Pero no por prejuicio. Si no porque no veía cómo investigar la actuación desde ahí.
—Pareciera la palabra “llegar” te molesta. ¿Por qué?
—A veces me preguntan “como hiciste para”…sobre todo si hago tele… “como hiciste para llegar”. No, no hice nada para llegar. ¿Llegar a dónde? ¿Llegar a qué? Me molesta el “llegué”. Es un concepto que ya de por si implica un anteojo especial que no me interesa. Lo entiendo, entiendo la idea de que lo masivo es haber llegado a algo. La fama tiene mucha prensa. Pero por mi lado tiene que ver con lo genuino, con hacer lo que estás haciendo con todo y que no entre, entonces, el concepto “llegar”.
—¿Cuándo esa libertad no se ve afectada por, precisamente, esos posibles puntos de “llegada”?
—Con la obra El tiempo todo entero nos fue rebien. Y cuando Romina Paula apareció con Fauna no nos fue tan bien. Pero a mí como actriz me fue súper bien. Todo es un piletazo. Suena naif, pero venimos de un medio donde no pensamos de esa manera al producir. A mí la tele me llegó a los 30 años, y porque me vieron en teatro. Y nunca pensaba en la obra que ojalá me viera alguien de la tele. Yo no tengo ni representante. A veces decís que no y te da vértigo. Pero son esos “no” que te viene un “si” espectacular. Con fe en lo que estás haciendo es muy difícil perder.
—¿Cómo viven la llegada de la segunda y tercera parte de La flor, la esperada película de Mariano Llinás?
—Yo voy a filmar con Mariano Llinás, y siento que va a pasar a la historia. Pero yo siento todo medio así. Pero claro, después va a ser histórica para mí, para mis papás y los que me quieren. Quiero decir, tiene que ver con dedicarse pleno a eso que haces ahí, en el momento. Suena romántico, pero esa fe en los proyectos tiene algo heroico.