Tienen mucho en común. Ambas son hijas de actores e iniciaron sus carreras muy jóvenes. Hoy en día comparten escenario en Falladas, escrita y dirigida por José María Muscari. Tanto Laura Novoa, hija de Pepe, como Andrea Politti, hija de Luis, demuestran su complicidad, en la ficción y en la realidad.
—¿Por qué aceptaste entrar al clan Muscari?
NOVOA: Tuve una reunión con gente de Telefe y pedí como una utopía que quería hacer cine y teatro. No sabía si iba a poder vivir y mantener mi casa como madre separada. Sentí que en mi historia nunca había hecho teatro comercial, incluso pensé en ponerme un negocio o una escuela de arte. No hace falta ser actor para ser artista, esto lo aprendí con Ariel Bufano. Me propuse vivir de la actuación y me abrí, buscando vencer prejuicios. Hablé y conté lo que quería, así llegó un llamado de Muscari. No fue la primera vez, pero antes no había podido aceptar. Es muy osado como propuesta y me encantan los desafíos.
—¿Están muy pendientes del público?
POLITTI: Está en el texto, se buscó que los espectadores se sientan incluidos sin invadirlos. Por las características de esta sala les ves los rostros. Salimos y entramos de nuestros personajes. El tema del humor es muy complicado, porque en el escenario modificamos frases para hacer reír, siempre con la anuencia de Muscari.
—¿Hay actores a los que les cuesta más esta relación?
P: Preguntale a Laura… A mí no me costó porque venía de Confesiones de mujeres de 30 y mi paso por la conducción en la televisión. El programa siempre fue en vivo, con la gente ahí a mi lado.
N: Ella sabe, y mucho, de eso, desde Confesiones…, pero no fue mi caso. Para mí todo resultó nuevo. Los primeros días que llegué a ensayar venía como si fuese el San Martín, Muscari me dijo “perdoname, pero veo un varoncito sobre el escenario”. Le juré que todo iba a cambiar.
—Hay pelucas, tacos muy altos: ¿por qué?
P: Por ahora sólo las usamos Cecilia y yo. A mí me ayuda, me pongo la peluca y soy el personaje. No sé si me queda bien, pero estoy feliz con mi camisola. Desde el primer día Muscari nos dijo que quería muchos colores. Tenía y tiene muy en claro su puesta y su estética.
—¿Siempre predomina el público femenino?
P: Los fines de semana vienen más las parejas. Depende del día, los viernes llegan las oficinistas, todas juntas y muy participativas. También contamos con señoras muy mayores. Soy la primera en salir al escenario y palpo cómo están los espectadores.
N: Es impresionante…hasta las hace cantar… tiene un manejo del público excelente. Vemos cómo ella abre la cuarta pared. Tuve temor al pensar cómo se cerraba, pero se vuelve a la ficción automáticamente.
—¿Se perdió el espectador callado…?
N: Existe, pero en otros espacios, por ejemplo en el teatro Apacheta para ver Mi hijo camina sólo un poco más lento. Ahí el silencio se palpa. Todos están metidos en la historia de este dramaturgo croata. Son distintos públicos; el que viene a ver Falladas sabe de qué se trata y busca reír. Es como si le hablaran al televisor. No quieren complicarse. Vamos cambiando, es humano, y debe haber espacio para todos.
P: Estuve quince años sin hacer teatro y cuando volví me impresionó la diferencia de público, ahora ya estoy adaptada. A veces cuesta concentrarse, porque interviene, habla en voz alta. No quieren sutilezas. Observé que el argentino se ríe más con el personaje más autoritario, en este momento, en esta obra, lo hace con el personaje de Patricia Palmer, que nos maltrata.
—No se habla de la violencia de género en el espectáculo…
N: Por suerte no se toca. Hay temas con los que no se puede hacer humor. La pieza tampoco habla de una gran amistad, sin embargo como actrices somos un grupo de muy buenas compañeras y eso da un salto sobre el texto.
P: Recuerdo que cuando hice Los unos y los otros armamos un programa sobre la violencia hacia las mujeres y me llevó a descubrir muchos más casos. Tuvimos compañeras en el piso que se pusieron a llorar. A mí me sorprendieron la violencia y el maltrato que vivían muchas. Hoy hay más conciencia, pero aún se hace muy poco. Creo que no se entiende la complejidad de una mujer golpeada.
N: Por suerte hoy se puede hablar. Siglos atrás se quemaron mujeres por tener otra percepción de la realidad, bajo el estigma de brujas. No olvidemos la lapidación, que aún sigue sucediendo en otras culturas. Las reacciones hoy son mucho más rápidas, como lo que sucedió con las declaraciones de Cordera.
Lejos de la polemica
Hace unos meses se filtró un audio donde José María Muscari descalificaba a alguien por ser judío, luego se disculpó públicamente. Pero el elenco se mantuvo en silencio. “Nos unimos muchísimo todas para seguir trabajando –subraya Politti– sin entrar en lo mediático. Se mezcló lo privado con lo público. Muscari ya habló y por mi parte ya pasó”.
“Nosotras fuimos elegidas –aclara Novoa– por no ser escandalosas, ni mediáticas, por eso mismo cuando apareció este tema debía ser resuelto entre mediáticos. El reconoció que no lo dijo con maldad, se disculpó y siempre nos protegió. Por eso nuestro silencio”.
Confirman que ya firmaron como quinteto para continuar con Falladas en el verano, en el mismo Multiteatro. Es como que nadie se quiere bajar de un éxito y éste es uno de los espectáculos con más público en esta difícil cartelera teatral. La gente necesita reírse y estas actrices demuestran que aunque “nadie es perfecto”, los milagros existen. “Es una locura tener la sala llena. Agradecemos a los que vienen a vernos, más en estos momentos. Nos entregamos al trabajo con todo, queremos que se vayan felices”, concluirá Politti.