Trabajé mucho en el programa de este concierto. Estoy preparando una canción argentina muy popular y, aunque no puedo decir cuál, creo que la gente se irá del concierto muy contenta”, dice Aida Garifullina, la soprano rusa que se presentará el próximo viernes en el Teatro Colón, que conquista al público habitué del género clásico, y que a la vez, con su naturalidad y postura abierta en redes sociales, atrae a quienes están descubriendo la ópera.
—¿Cuáles son tus expectativas sobre el concierto en Argentina?
—Sé que es un país hermoso, tengo amigos que han estado y por supuesto he visto programas en la televisión sobre Argentina, sobre Buenos Aires. Sé que la gente ama la música clásica. Para mí fue aún más emocionante descubrir que el concierto ya estaba agotado y pensar en que todas estas personas están esperándome.
—¿Cómo decidís tus roles?
—Siempre hablo con mi mamá. Su perspectiva y su consejo significan mucho para mí, porque ella es música, ella me crió rodeada de música, de música clásica, fue mi primera maestra. Sigue siendo una gran consejera para mí. Siempre le pregunto qué piensa, cuál es su opinión. También tengo a mi mentora, Nelly Miricioiu, mi coach vocal, con quien siempre trabajo en los nuevos roles, especialmente en los nuevos roles. Así que ella es una gran consejera también. Confío en ella.
—Hace un par de meses cantaste en Berlín con Daniel Baremboin al piano, alguien que que tiene una postura muy clara de fraternidad y justicia social. ¿Hablaste con él sobre esto?
—No, intento no hablar de política. Hago mi música y espero que nuestro arte sea un puente entre países, entre nacionalidades. Creo que la música puede ser muy unificadora y para mí no hay entre las personas. Así que no, no hablé con él de política. Hablamos de música. El fue muy amable conmigo, me apoyó mucho y me sugirió una larga lista de canciones de diferentes compositores. A través de esa lista tan especial me aconsejó y me enseñó. Es increíble, porque él es un genio, es uno de los más grandes músicos de nuestro tiempo y sus consejos son muy importantes para mí. Espero volver a cantar con él pronto.
—¿Cómo es el entrenamiento de una cantante en la actualidad?
—Intento trabajar vocalmente todos los días. Por supuesto me tomo vacaciones, pero trato de no dejar de cantar durante demasiados días. Si no, tenés que empezar desde cero para reconstruir la resistencia vocal. Especialmente, cuando me preparo para conciertos tan importantes como el que daré en Buenos Aires o grandes roles que interpreto por primera vez, viene mi entrenadora vocal a mi casa y trabajamos cuatro o cinco horas por día. Es una buena señal cuando podés trabajar tanto tiempo sin que tu voz se canse, eso es muy importante… Yo siempre comparo a los cantantes de ópera con los deportistas, porque es igual. Si un deportista no entrena durante una semana, sus músculos se olvidarán cómo deben entrenar. Es lo mismo para los cantantes, pero nosotros tenemos músculos más delgados aún: las cuerdas vocales.
Opera y redes sociales
Aida tiene una voz que la llevó a ganar el Operalia de 2013, a firmar contrato con Decca o a estar en la lista de las potenciales vencedoras de los Opus Klassic. También es dueña de una belleza natural que acompaña su talento, y de una frescura que da por tierra esa idea de que la modernidad y el clasicismo no podrían viajar juntos. “Muchas veces, la gente ve mi vida sobre el escenario y piensa: ‘es tan glamorosa’; y lo único que haces es subirte al escenario, cantar, sonreír… Te ves fabulosa y la gente te ama, pero tu vida no es solo eso. Debes aprender roles aunque estés cansada o debes subir al escenario aunque estés enferma. Muchas veces subí al escenario y canté para una gran audiencia que no sabía que yo tenía fiebre altísima y que me sentía horrible, por ejemplo”, cuenta la protagonista de las ceremonias de apertura y cierre del último Mundial de Fútbol.
—¿Es sencillo reconciliar dos mundos aparentemente opuestos, como el de la ópera y las redes sociales?
—No creo que las redes sociales sean otro mundo. En los tiempos de María Callas era diferente, porque todas estas tecnologías no existían y lo más importante era la voz. Hoy tenemos grandes posibilidades y podemos ganar audiencia y llegar a la gente joven. Me hace muy feliz cuando mis fans de todo el mundo me escriben mensajes y me dicen que nunca antes habían escuchado ni entendido la ópera, y que gracias a mí, comenzaron a hacerlo y a concurrir a espectáculos del género. Las redes ayudan mucho, son como una ventana al mundo.