Residente se convirtió, desde la génesis de Calle 13, en un compositor al que es imposible despegar de su compromiso social. El mismo cantante creó a ese artista que protesta, sobre sonidos urbanos latinos, contra el imperialismo, las corporaciones, la guerra, los políticos y la marginalidad de los pobres. Y en los shows, Residente les derrama querosene a las letras con un preámbulo crítico. Aquí, sobre el escenario del Luna Park, donde inició la gira de su nuevo disco solista, Residente abrió su concierto con una remera de Santiago Maldonado, en plena búsqueda del joven que tiempo después apareció sin vida. “Siempre lo que pasó y pasa en Argentina me afecta”, remarca. Esa impronta cargada de bombas, que escasea en la escena mundial, gusta a los CEO de la industria y lo convierten en el artista más votado (9 en total) para los próximos Grammy Latinos 2017.
Pero detrás de la fachada cabrona, René Pérez Joglar (según su DNI) habita el padre de Milo (3) y el compañero de Soledad Fandiño, relación que lo llevó a radicarse en Argentina. “A esta altura soy mitad argentino y mitad puertorriqueño”, afirma Residente a PERFIL, del otro lado de la línea, mientras descansa en Nueva York, y tal vez sea el único oxímoron de su discurso rebelde. “Me encanta llevar a mi hijo a la escuela, no siento a Buenos Aires caótica, y tengo muchos amigos”.
—Hablemos de los cambios en la industria discográfica, ¿en qué ayudan y en qué perjudican al músico?
—Para mí, la chingaron al regular todo con números de la cantidad de seguidores en redes sociales y de la cantidad de reproducciones. Todo eso llevó a querer hacer números y no música. Google, YouTube, Spotify, iTunes, están metidos en el negocio de la música, le metieron numeritos y lo convirtieron en todo menos en arte.
—¿Y en lo económico? ¿Cómo lo maneja el músico?
—El más perjudicado antes, y también ahora, es siempre el artista. Es una realidad y lamentablemente los más perjudicados son los artistas nuevos. No se promueve el arte a mejores maneras. Creo que dentro de la industria disquera hay mucha gente que quiere promover el arte, conocí muchos fanáticos, pero cuando tienes tanta gente en el medio como Google, Spotify, YouTube, es más difícil todo porque no todos son fanáticos de la música, son más bien fanáticos del negocio.
—Los sonidos latinos ganaron terreno a nivel mundial y el reggaeton está en auge, ¿cómo analizás el fenómeno?
—Siempre hubo un auge, el problema o las situaciones son las promociones, cómo se proyecta ese auge latino, esa música, porque a veces sólo se proyecta una parte de Latinoamérica. La proyección que hay en Estados Unidos es que es todo alegre, una piña colada y palmas con coco. Es por eso que no llegan un Flaco Spinetta, un Soda Stereo.
El 50% argentino reflexiona: “Me duelen las cosas que pasan en el país, me informo, estoy al día. Mi hijo, que es lo que más quiero, vive en Argentina la mayor cantidad de su tiempo, y va a sufrir en un futuro. En cada concierto digo lo que pienso y nunca me voy a meter con nada partidista”.