Habrá soñado Elena Roger hace unos años estar donde está hoy? Difícil saberlo, pero lo seguro es que debe sentirse orgullosa: es protagonista del famoso musical Evita en Broadway, con Ricky Martin como compañero estelar.
Entusiasmada con la repercusión que ha logrado con este trabajo, Roger asegura que “lo interesante de este personaje no es sólo entenderlo para interpretarlo actoralmente: esta obra le suma el canto y la danza, con lo cual se transforma en un rol muy seductor desde todo punto de vista”.
—Agradezco infinitamente la llegada de personajes como Evita o Piaf a mi vida. Me invitan a leer mucho y de ese modo aprendo cómo era la sociedad de aquella época, aprendo sobre la política y los pensamientos de esos tiempos. Y observo cómo en el medio de esa realidad estas mujeres tan fuertes se hicieron un lugar en la historia a pesar de haber vivido en una sociedad bastante cruel y machista.
—¿Cómo evalúa la experiencia de trabajar con Ricky Martin?
—Ricky es un ser muy luminoso. Es muy fácil trabajar con él. Siempre está de buen humor y dispuesto a ensayar hasta sacar lo mejor. Nos hemos divertido mucho a lo largo de los ensayos, y cada vez que nos encontramos en el escenario es un placer. La gente lo adora y tuve la posibilidad de verlo en la obra desde afuera, ya que sólo hago seis funciones por semana y el resto de la compañía, ocho. Me gustó muchísimo verlo actuar, tiene un carisma único… Le pone humor al personaje, pero también la sensibilidad y firmeza que requiere. Su voz es impecable para el rol, y además puede bailar, con lo que enriquece mucho más el personaje.
—¿Qué figuras conocidas han visto el espectáculo?
—En estas dos semanas de funciones han venido a vernos Paloma Herrera, Vanessa Williams, Ricardo Fort, Carmen Barbieri, Adriana Aguirre, Kenneth Branagh, Katie Holmes, María Fiorentino, Diego Gentile, Aníbal Pachano, Ana Sanz, Sofía Pachano y la coreógrafa argentina Elizabeth De Chapeaurouge. Y todos los días, a la salida del teatro, encuentro mucha gente argentina que viene a ver la obra.
—¿Cómo fue el preestreno de “Evita” en Broadway? Dijiste en su momento que el ambiente estaba tenso al principio, ¿por qué?
—Ensayamos cinco semanas en una sala. Ahí se montó toda la obra y llegamos a hacer unas tres pasadas completas sin parar. Llegamos al teatro y estuvimos dos semanas más montando la obra, ahora en el escenario. Pudimos hacer otras dos pasadas con vestuario. Veníamos con muchas ganas y necesidad de tener público. Estábamos tranquilos con los tiempos, pero de todas formas al principio de la primera función que hicimos fuimos muy cuidadosos. Dije “tensos” en una entrevista, es cierto, pero quise decir nerviosos. No sabíamos cómo iba a reaccionar la gente, pero poco a poco fuimos entrando en confianza y terminamos felices porque nos apoyaron muchísimo. Muchos fans de Ricky y otros tantos de la ópera rock Evita esperaban ansiosos ser los primeros en ver cómo había quedado la obra. Hubo mucha energía positiva dando vueltas.
