Outcast es el nuevo desprendimiento que nace de la usina de ideas pop que es hoy Robert Kirkman, el creador de cómics responsable del éxito geek del momento: The Walking Dead. Así como sucedió en la serie de los muertos que caminan, aquí la potencia radica en una idea simple pero que modifica al género, en este caso el universo de las posesiones y demonios. Y Kirkman asegura éxito hoy día (ya está confirmada la segunda temporada de Outcast y no van ni dos episodios emitidos). En la serie, se muestra cómo Kyle Barnes (el actor Patrick Fugit, aquel muchachito de Casi famosos ya devenido estrella indie del cine americano), que vivió de primera mano la convivencia con una posesa (su madre) decide salir ya adulto al mundo y ayudar en un exorcismo. Desde allí, cómic y serie, exploran la vida “después de…” al mismo tiempo que el contacto permanente con ese lado oscuro. Fugit habló en exclusiva con PERFIL sobre el show de diez capítulos de FOX+.
—Considerando que “Outcast” vio la luz verde gracias al éxito de “The Walking Dead” ¿cómo viven ese vínculo ya que varios fans buscarán aquí lo que encontraron en aquella serie?
—Es innegable que existe un vínculo sanguíneo con The Walking Dead, sobre todo porque Kirkman es el creador y al mismo tiempo quien reconfigura ambas para la televisión. Sin sus ideas, nada de esto existiría. Entonces, la gente busca las ideas de Kirkman. Su primer testeo fue TWD. Y es un fenómeno global, muy exitoso. Por ende, las expectativas y la demanda son altas y no será fácil vivir a la altura de ese estándar que se espera. Pero el primero que dice que esto no es The Walking Dead es Kirkman.
—¿Qué sería entonces “Outcast”?
—Otra cosa. Kirkman es muy específico. La primera diferencia es que aquí el apocalipsis no es global, no es una realidad sobre la cual podés caminar, es un mal y un fin de entrecasa. Es más íntimo. No son las calles. De hecho, esa diferencia es la razón por la cual Kirkman tuvo esta idea. Nosotros somos esa diferencia, si bien somos parte de un mismo espectro somos otra forma de Kirkman de mostrar aquellos miedos que existen a nuestros demonios y los que están realmente ahí afuera.
—Ya desde la primera escena “Outcast” no sólo evoca el mundo de “El exorcista”, si- no que lo hace de una forma cruda, muy impresionante. ¿Definirías a la serie de esa manera?
—Insisto, es la mente de Kirkman. Esa primera escena, con el niño aplastando una cucaracha con la cabeza es bastante impresionante. Pero aquí hay algo que me atrajo: un desarrollo de personaje claro. Aquí, en la televisión, se puede hacer algo con más textura, con más herramientas. La transición fue muy respetuosa pero también tuvo sus ideas, sus reconfiguraciones. Acá hay una persona que atraviesa un proceso, un infierno. Eso me atrajo.
—¿Dónde dirías que está el principal cambio del cómic al papel?
—Muchas cosas. Pero creo que el show posee actores perfectos. Y lo digo porque son los perfectos actores para interpretar a esos personajes, que son muy humanos. Así, la oscuridad adquiere una nueva forma, una nueva sensibilidad. Nunca debe vivirse ese mundo como un mundo sin esperanza. Que sea oscuro es parte de lo que lo define, y el terror también.