Hace 32 años, María Luisa Bemberg –única directora de cine de ficción en Argentina de aquel momento–, junto a otras mujeres prestigiosas y comprometidas del campo cultural, fundaba la Asociación La Mujer y el Cine con el objetivo depromover y estimular la presencia de las mujeres en el campo cinematográfico, especialmente en el rol de la realización. A nivel mundial, en 1988 solo el 5% de la dirección estaba en manos de mujeres. Hoy esa realidad ha cambiado y el porcentaje de realizadoras asciende al 30% de las películas filmadas en nuestro país.
La Mujer y el Cine seguramente hizo su modesto aporte a través del estímulo permanente con los concursos de cortos y videos y con sus festivales; apoyos para la realización y espacios para la difusión. Sin duda, en Argentina también impactó muy positivamente la expansión inusual de las escuelas de cine: tenemos más de 12 mil estudiantes que se forman en escuelas en diversos puntos del país, con una altísima participación de mujeres.
Durante estos más de treinta años de festivales, transitamos la experiencia de sentirnos muy acompañadas y de recibir mucha solidaridad, al tiempo que fuimos también desafiadas, instadas a reflexionar a medida que iban surgiendo cuestionamientos y preguntas: ¿por qué hacer un festival de cine realizado por mujeres, más allá del tema de la equidad de derechos y oportunidades? ¿Existe un modo de filmar propio de las mujeres que permita recortar ese universo narrativo del de los varones y que, por lo tanto, justifique hacer una muestra específica de mujeres?
Después de largos debates hacia el interior de nuestra agrupación, llegamos a la conclusión de que lo que define el ser mujer es un campo de experiencias, es vivir la vida desde un lugar diferente, particular –aun en lo común que el género entraña–, y que esa especificidad deriva en perspectivas, en localizaciones, en puntos de vista, en observaciones acerca de los asuntos humanos que necesariamente estaban ausentes en el cine, sencillamente porque el cine era casi excluyentemente un mundo de hombres. La presencia de mujeres en ese mundo nos da la posibilidad de acceder a nuevos y variados universos personales y sociales, a las diferentes visiones sobre la condición de la mujer en particular y humana en general.
Por eso, aun hoy, en tiempos de empoderamiento y feminismos, seguimos buscando y mostrando esa diversidad expresiva, esas diferentes poéticas y estilos que producen las mujeres cuando crean, y que llevan implícita (más allá de las temáticas que aborden) la experiencia común de ser mujer, de contar el mundo desde ese lugar particular que inexorablemente nos modela y nos habita.
Las mujeres no somos un grupo: somos la mitad de la humanidad. Y estuvimos ausentes por más de medio siglo del discurso cinematográfico.
A lo largo de su historia, La Mujer y el Cine supo convertirse en una plataforma para muchas jóvenes directoras que debutaron en los concursos nacionales de cortos y hoy son figuras destacadas del quehacer audiovisual: Lucrecia Martel, Paula Hernández, Julia Solomonoff, María Victoria Menis, Sabrina Farji, Sandra Gugliotta, Vanesa Ragone, entre tantas otras.
Este año tan particular, adaptándonos al momento que estamos viviendo, realizaremos una edición online y gratuita del Festival de Cine reuniendo más de 36 cortos en competencia (con juradas prestigiosas como Cecilia Roth, la productora Lita Stantic, las directoras Andrea Testa y Victoria Carreras y la directora del Festival de Cine de Mar del Plata, Cecilia Barrionuevo), seis works in progress que competirán para ganar premios realmente muy interesantes que permitan a las realizadoras terminar sus películas, y una sección de Panorama con ocho films estrenados en 2020; todo siempre realizado por mujeres.
Las mujeres siguen filmando. Cada vez son más. Cada vez son mejores. ¡Bienvenidas!
*Presidenta de la Asociación La Mujer y el Cine y directora del festival.