ESPECTACULOS
‘Porteñas’

“Lo más importante es el amor y el respeto”

Las cinco intérpretes, Julia Calvo, Cecilia Milone, Andrea Politti, Romina Richi y Micaela Riera, cuentan cómo es esta nueva versión de aquel éxito del 2003. Las actrices decidieron quedarse en Buenos Aires para hacer temporada teatral.

2023_01_07_portenas_julia_calvo_cecilia_milone_andrea_politti_romina_richi_micaela_riera_gzaprensaraquelflotta_g
Búsqueda. La obra narra desde la comedia y desde el drama diferentes instantes de nuestra historia desde la mujer. | GZA. PRENSA RAQUEL FLOTTA

Como en el tango, veinte años no es nada. Será por eso que vuelve al escenario el espectáculo Porteñas ahora con nuevo elenco. Desde el 5 de enero se lo podrá ver en el Astral con Julia Calvo, Cecilia Milone, Andrea Politti, Romina Richi y Micaela Riera, siempre con dirección de Manuel González Gil y música de Martín Bianchedi, se sumará la escenografía de Fernando Díaz, la iluminación de Hernán Tejeiro y el vestuario de Calandra Hock. Las funciones serán los jueves y domingos a las 19, más viernes y sábados a las 20 horas, con entradas a $12.000. 

—¿Qué las hizo aceptar este proyecto?

ROMINA RICHI: Primero leí el guión y me tentó de arranque todo lo que conlleva, la dirección, el teatro y el elenco. Fueron varias cosas las que me tentaron.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

JULIA CALVO: La vi hace muchísimos años y me había encantado. Es un espectáculo emblemático, que si alguna vez lo viste te queda marcado. Estaba grabando Margarita en Montevideo y apareció esta propuesta, con estas actrices y con Manuel (González Gil) con el que ya había trabajado. Fue como una invitación al baile. Ni lo dudé.

ANDREA POLITTI: Me tentó muchísimo el recorrido que tiene la obra, que es muy interesante. Atraviesa las décadas. Estas mujeres son muy diferentes entre sí, se unen en momentos muy difíciles, demostrando que se pueden solidarizar a pesar de sus diferencias. Si bien la acción transcurre en Buenos Aires, de ahí el título de “porteñas” transmite todo lo que sucede en una casa donde nos reunimos por décadas, aunque nuestros personajes nunca envejecen.

CECILIA MILONE: La había visto muy cerca de su estreno y me quedé impactada. El material me parece muy noble y creo que es un buen momento en nuestro país para ver colores tan distintos de vida, con la intención de unirse y formar un equipo. Es algo que también nos está haciendo falta. Y sí fue definitivo ir viendo el tipo de intérpretes que se elegían, genuinamente actrices, gente interesante y admirada. Entonces me terminó de cerrar, ni hablar que Manuel es un director con el que me siento muy cómoda, me conoce como artista y como persona.

MICAELA RIERA: Es como una joyita dentro de todas las obras, porque es un texto hermoso que toca un montón de emociones, pasa por la comedia y por el drama, es nuestra historia y nuestro ADN. Será difícil no emocionarse con el espectáculo. Fui la última en incorporarme y cuando me nombraron a mis compañeras dije: “quiero estar”.

—La obra se inicia en 1909 y finaliza con el retorno democrático en 1983: ¿con qué período se identifican o conmueven más?

R.R: La verdad es que es muy conmovedora en todos los momentos. En cada uno de ellos sucede algo que fue importante en la historia. Si bien es una comedia está atravesada por mucha emoción. Mi protagonista pasa por una contradicción grande sobre su necesidad o no de casamiento, ya que es feminista. 

J.C: Logra transformar en risa y en emoción, entonces me identifico con todos los períodos. Me traspasan por algún lugar y me interpelan. Creo que la escena de la década del ochenta es muy fuerte para nosotros. El recuerdo de 1983 es movilizante. Con un guiño a todas las épocas, porque algunas transitan por el mandato previo por nuestros abuelos, otras por las desapariciones y la vuelta a la democracia. Está la aparición del feminismo y el primer voto.

A.P: Me interesó mucho esta ficción donde pasan hechos históricos. Es como refrescar parte de la historia argentina y por el otro lado emocionarse muchísimo por momentos, porque nos va a tocar la fibra más íntima. Me atrajo estar hablando de cosas nuestras, porque la mayoría de las obras son como ajenas. Si bien son personajes imaginarios al mismo tiempo son reales porque estoy segura, que todos pasaron por lo mismo. Creo que el público se va a sentir de alguna forma identificado. También puede ser que invite a googlear, como cuando citamos al primer asesinato en el Congreso de la Nación, que fue al senador Bordabehere en 1935. 

C.M: Voy atravesando emociones distintas, porque hay hechos que me han relatado mis abuelos o mis padres. Pero indiscutiblemente las últimas dos décadas – 70 y 80- que viví son muy especiales. Ese renacimiento con la democracia tiene una contundencia dramática para el público y muy especial para quienes lo vivimos. Son mis primeros recuerdos con lo que surgía políticamente y mis primeros miedos hasta llegar a poder votar en 1983.

M.R: Creo que lo que más me conmueve obviamente es la dictadura militar porque es algo que estudié bastante y lo tengo bastante fresco en mi cerebro. Es importante reconocerlo y recordarlo.

—¿Cuál creen de todos los momentos el que se acerca más a nuestra actualidad?

R.R: Creo que está todo el espectáculo atravesado con la actualidad que hará reflexionar. Sobre todo sobre las diferencias que puede haber entre una manera de pensar y otra. Finalmente también se unen, se comprende y se puede entender el porqué de cada pensamiento. 

J.C: Creo que estamos necesitando un manual del recuerdo para poder seguir adelante, sin olvidar y con esperanza. Siento que las cinco mujeres que aparecen son tan diferentes, por cunas e ideologías, pero conviven y plantean sus diferencias, animándose a aceptarlas. Lo más importante es el amor y el respeto. Parece que fue un visionario González Gil y Daniel Botti al escribirla hace veinte años. Hoy va resonar muchísimo en cada uno de los momentos.

A.P: Creo que los ochenta cuando se habla de la apertura democrática, incluso hay menciones directamente a aquellos discursos.  

C.M: En la mezcla de todo y lamentablemente en la repetición un poco de estar tan divididos como país.

M.R: Me parece que cuando contamos la vuelta a la democracia es algo que lo reconozco como propio. Espero que sea por mucho tiempo más.

—¿Está presente el feminismo? ¿Cuál es la postura de ustedes?

R.R: Mi personaje es la feminista. Es la que les quiere hacer entender qué es el feminismo a las otras. Justamente cita mucho a Simone de Beauvoir diciendo que todas las mujeres somos feministas si tenemos el sexo femenino. A veces no se conoce correctamente el término, es una falta de estudio o de entendimiento de la historia o el concepto. La gente se queda con lo que escucha o con lo que te dijo alguien o con los medios de comunicación.

J.C: Hay un texto muy hermoso que dice Mica: “el feminismo no es estar en contra del hombre, sino lograr derechos”. Sabemos que no en todos lados existen, más aún es posible que en muchos se estén reprimiendo por pedirlos. Por ejemplo, mi personaje pide poder bailar tango en los salones. Eso pasaba en la década del treinta.

A.P: Se ve en la obra la evolución de la mujer durante las décadas, en todos los hechos históricos y cómo va ganando su terreno. Todavía estamos en un camino que nos va a acercar cada vez más a la igualdad y eso me parece que es interesante verlo.

C.M: Me paro en el lugar, por supuesto que nos queda mucho a las mujeres por equilibrar, aunque parezca mentira. Todavía el temperamento de una mujer es un ataque y eso a veces se ha naturalizado. No es lo mismo – lamentablemente - enfrentarte al mundo siendo mujer.

M.R: El texto muestra mujeres empoderándose y creciendo, gracias al feminismo. Siento que es bastante necesario para poder liberarnos, tener voz y voto dentro de la política, de los trabajos y en todos los ambientes. Sigue siendo necesario. Hay que encontrar un equilibrio con el hombre, porque nuestra historia nos ubica a las mujeres en un lugar bastante triste.