ESPECTACULOS
El año de Underground

Momento mágico para todas las ficciones Ortega

El universo de la productora logró sostener éxitos, tanto en Telefe con 100 días para enamorarse, en la TV Pública con El marginal 2, y en el cable con Un gallo para Esculapio que arranca ahora. También en cine con El Angel , la única película argentina que supera el millón de espectadores. Reportaje a Sebastián Ortega y a Bruno Stagnaro.

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Próspero. Sebastián Ortega, director general de Underground revirtió la escasa fortuna de Fanny, la fan y superó todo en televisión, cine y en el cable donde estrena la segunda de Un gallo para esculapio en TNT. | Aballay

El 2018 es el año de Underground. Por muchas razones, y la mayoría implican romper esquemas.Por ejemplo: después de su paso en Cannes (junto a sus socios de KyS y El Deseo, la productora de Pedro Almodóvar) y de San Sebastián siendo hasta ahora dueña del trono a la película nacional más vista del año, El Angel implicó el salto evolutivo de Luis Ortega como director y Sebastián Ortega como productor (después de ese éxito/génesis que había sido la miniserie  Historia de un clan en el 2017). El marginal 2 y 100 días para enamorarse, con Pablo Culell y Vanina Martorilli en la producción del día a día de sus series en la televisión, han dominado desde su primer episodios sus franjas horarias, sean emitidas, respectivamente, desde la TV Pública (incluso en sus repeticiones los domingos) o desde Telefe, sea un drama carcelario que cae perfecto en el árbol genealógico que el mismo Ortega inició con Tumberos (que hacía 20 puntos de rating en América donde el pico eran 3) o una comedia costumbrista que instaló temáticas trans en la tapa de Paparazzi y en feeds varios de Instagram (la otra grieta). No solo eso: series y películas se han convertido en fenómenos sociales, en #TrendingTopic, en noticia más allá de su convocatoria.

La clave del éxito. El marginal 2 mostraba la llegada de los Borges a la cárcel: una precuela. Aun así, logró que Diosito, Mario, Sapo, Patricio y más fueran sensación. 100 días para enamorarse ha logrado de lunes a jueves, a las 21:45 (al menos en la mayoría de sus episodios), y con guiones de Ernesto Korovsky y Silvina Frejdkes sobrevivir y reinar frente al estreno de ShowMatch. (Telefe acaba de modificar su prime time por la llegada de la versión local de La Voz, moviendo 100 días… a las 22.15 y El Trece le replicó moviendo ShowMatch). No solo eso: la historia de Juan, el personaje de Maite Lanata, es sin dudas el hecho en la ficción más relevante y con más rebote del 2018: allí están las portadas de revistas dando cuenta de ese liderazgo.

Underground le ha dicho este año jaque mate a varias formas de pensar el entretenimiento. ¿Qué fue lo que sucedió? Uno podría decir que desde 2006 y con El tiempo no para, Sebastián Ortega viene afinando el sensómetro que finalmente llegaría a este punto caramelo de 2018. ¿Ha Underground decodificado, la fórmula del éxito después de fracasos como Fanny, La Fan (que fue bajada del aire el año pasado y sus restantes capítulos en menos de un mes pasaron a la web) y éxitos como Graduados, Educando a Nina, Viudas e hijos del Rock & Roll, Los vecinos en guerra, Los exitosos Pells, Botineras, Lalola?

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Sebastián, director de Underground, responde en exclusiva: “Esa pregunta te la podría responder mejor empezando por otro lado: diciéndote que Argentina es un gran campo de prueba para experimentar con productos que quizás, no son tan frecuentes en la televisión a nivel mundial. Es un público más abierto, que en nuestro caso nos ha dejado probar un montón de otras cosas. Cosas que quizás en otros territorios nunca hubieran llegado al aire. No solamente el público, sino las personas que toman decisiones en los canales están más abiertos a retratar personajes y contar historias que quizás en otro países de Latinoamérica no veía pasando.”  

Pablo Culell, director de contenidos y producción de Underground agrega: “Intentamos tener un estilo propio. Siempre. Como productores y como comunicadores. Hacemos programas que a nosotros nos gustarían mirar. Y teniendo siempre la evolución del mercado y de los medios. Hace 6 años estamos juntos y Underground cumple 12 años.”

Ortega sostiene: “Cuando empezamos a producir televisión en el 2001 todavía estaba muy instalado el tema de la novela, todavía estaba muy vigente la TV de Romay. Creo que a través de las miniseries y de las tiras asumimos riesgos. En el 2004 corrimos un gran riesgo con un personaje como el que compuso Florencia de la V, que era el primer personaje de esas características en protagonizar una tira en prime time en Telefe, que era y es un canal de familia. Un público muy amplio. Claramente la aceptación del público nos permitió seguir en este camino y arriesgarnos a probar cosas diferentes.”  

2018, divino tesoro. El Angel ha llegado a los 1.300.167 espectadores a la hora de escribirse esta nota. Y es la película argentina elegida para seguir en carrera por una nominación a Mejor Película en Idioma Extranjero en los próximos Oscar y también en los Premios Goya. Ya en su primer día la adaptación de la vida de Robledo Puch había logrado 45.183 espectadores, dando así real comienzo al invierno del cine argentino, un respiro de entradas vendidas que fue ayudado por una promoción a la hora de venta de entradas del Incaa. ¿Qué implicó El Angel para Ortega? “La fusión creativa entre Luis Ortega y yo y el profesionalismo de KyS como productora internacional de cine: fue el deseo (no la productora de Almodóvar, aunque sí) que permitió que hagamos Historia de un clan, una miniserie de la que estamos los dos muy orgullosos. Ahí nos reencontramos. Veníamos llevando caminos paralelos: nosotros haciendo productos populares como nos requiere la TV mainstream y él haciendo cine más para otro público. Cuando revisábamos el material nos dimos cuenta de que estaba bueno.”

El Angel es la revancha de Ortega: había intentado adaptar la vida de Gilda al cine sin suerte en 2001 y la de Ringo Bonavena en 2008. ¿Qué pasó? Según él: justo apareció “un ángel caído del cielo”. El actor Lorenzo Ferro, el hijo de Rafael que debutó en la pantalla en este protagónico.

La televisión y yo. Ortega dice algo clave a la hora de referirse a las escaleras y toboganes que define la vida de Underground en el prime time: “Creo que soy un buen televidente. Sé lo que me gusta ver. Sé lo que me sorprende. Le he tomado el pulso a la gente.” Ese, sostiene es su valor. Ese y “nunca quedarse estancado. En el ‘listo la pegamos, vamos por este camino y abramos un kiosquito’. Eso es para los cobardes. Las personas audaces tenemos que ir en búsquedas de cosas nuevas por más que sepamos que nos puede ir mal.” Se sabe a quién le habla. Sin dudas. Pero, por ejemplo, el estreno el 17 de julio en la TV Pública (y Cine.ar, la plataforma) de El marginal 2 era una victoria: fueron ocho episodios estrenados con un promedio de 9.43 puntos de rating que ganaban o empatando en su franja horaria con El Trece o Telefe. Pero el primer El marginal, hoy de culto y gracias al streaming, podría haber sido un fracaso.

¿Cómo ganar confianza frente a éxitos y fracasos?  "Yo confío en lo que me dice el estómago. Cuando terminamos de grabar El marginal hablé con Horacio Levín que acababa de entrar a la Televisión Pública y empezamos a hablar un poco de cómo y dónde programar la serie, ya que se hizo con el gobierno anterior y la hereda este gobierno. Yo me puse intenso con la serie. Se la estaba programando con día, hora y fecha. Levín con mucha altura me dio esta respuesta: ‘Sebastián, hace 50 años que soy productor de televisión y nunca alguien me habló con la seguridad que hablás vos. Nadie puede tener seguridad que algo pueda funcionar tan bien como para que me digas cómo tengo que hacer mi trabajo.

¿Qué te da tanta seguridad? ” Es una seguridad que tengo en el estómago. Y la tengo en el estómago desde que empecé a producir. Sé cuándo tengo algo entre manos, cuándo se puede generar un fenómeno y el tiempo me va dando cada vez más seguridad.”

"Así es como me la crucé a Martina Gusmán y hablamos de El marginal 3. Y no tenemos guión y nada”. Pero la pizarra de Underground da cuenta de casi siete shows en preparación. Algunos que serán sensación. ¿Y la presión? “Tiene que ver con respetar las sensaciones y no dejarte invadir tanto por las tendencias de lo que está funcionando del lado de enfrente. Yo vivo con presiones y vivo presionado. Pero al mismo tiempo vivo con una gran libertad: nadie me impuso esta carrera, la elegí. Esas horas en la productora de mi viejo en Miami. Se quedaba Pappo, Susana, todos han pasado por ahí. Tenía cierta intriga por ese universo, pero no sabía que me iba a dedicar a la producción”.

¿Y 100 días para enamorarse, la tira donde Nancy Dupláa, Carla Peterson, Luciano Castro y Juan Minujín creaban una forma moderna de amor y que hizo de Maite Lanata la sensación del 2018? Ortega sonríe: “Los vengo arrastrando”. Se refiera a que “Se reúnen personajes, anécdotas y situaciones de amigos y colaboradores, como padres y como hijos, cosas que viven. Lo ve todo el mundo: chicos de 9 años y gente más grande. Eso nos pone felices”.

¿Vencer en el prime time es una felicidad distinta? “Hoy no te digo que estoy empalagado de esa sensación, de triunfar con algo distinto, pero casi. En un punto genera más presión y responsabilidad a lo que viene.”

Definiciones. ¿Cómo resumir entonces un 2018 que ahora cierra –si no hay nominación a los Oscar como premio– con el estreno de la segunda temporada de Un Gallo para Esculapio 2 (por TNT a las 23 el 16 de octubre y la plataforma flow?

Culell: “Es la constancia del trabajo y la tradición de un estilo que el público terminó de comprar. Creo que el público respeta eso: no hacer cualquier cosa para generar rating. Nos hemos equivocado y hemos aprendido. Los errores también se hicieron con pasión. No creemos que todo lo que gusta es lo que le va a gustar al público. Pero entendemos que la coherencia, los elencos, la gente talentosa que está bajo la línea creadora de Sebastián generaron algo en la gente. Ir un poco más allá de lo tradicional, nos ha ayudado a que nos vaya tan bien este año, pese a la coyuntura económica y política del país.”

Ortega: “¡Uff! El mejor resultado de muchos años de trabajo, de búsqueda, de insistencias,  de resignar un montón de cosas. Agotado, pero la sensación no te la quita nadie. Hubieron muchas puertas de salida fácil. De decir, por acá podemos ganar un montón de guita. Sentimos que tenemos un montón de cosas para aprender, pero estamos viviendo un presente soñado. Salía de mi oficina de reunirme con Caetano, caminar y cruzarme a metros con Bruno Stagnaro e ir a la isla de edición y compartir tiempo con mi hermano. Estoy tan cómodo acá como en mi casa. Aunque acá me divierto un poco más.”

 

Bruno Stagnaro. “La intensidad no decae”

Un gallo para Esculapio 2 estrena el 16 de octubre a las 23 x TNT y Cablevisión Flow. Pero más allá del dato, Un gallo para Esculapio permitió ver en su primera temporada a un Peter Lanzani que encontraba en Luis Brandoni su perfecto espejo. Así, afiebrada y nocturna, mostrando que Bruno Stagnaro, maneja ese universo marginal que caracteriza a Underground y que Ortega define: “No tenemos el mundo de la calle dominado. Pero nos gusta la calle.  Como le gustan a Caetano, como le gustan a Bruno, como le gustan a Luis, y como me gusta a mí. Convivimos con ellos. Tenemos amigos, no tenemos como leí por ahí ‘amigos delincuentes’. No, tenemos amigos conocidos que viven otras realidades y otras circunstancias. Por ahí vamos a tomar una cerveza y jugar un pool. Tenemos la posibilidad de no perder eso y es lo que sostiene este realismo dentro de los contenidos.”

Pero Bruno Stagnaro mismo, anticipando el estreno, es quien entiende a su bestia: “Es la antiserie. Es muy complicada en cuanto al esquema de producción. La TV trata de concentrar la mayor cantidad de escenas en unidad de tiempo y espacio. Esto es todo lo contrario: todo el tiempo estás yendo hacía afuera y de noche. Fue más complicada que la primera temporada. Pero hace a la identidad de la serie. Y está bueno tener un productor que lo entiende así. Es un desgaste a todo nivel. En lo físico y en lo económico.”

—¿Dónde estuvo el gran acierto de Un gallo...?

—Yo siento que no hubo un gran acierto. Hubo una sumatoria de pequeñas decisiones que fueron convergiendo en que el producto esté bien, que sea algo que esté construido sólidamente. Me parece que hay unos cuantos elementos que fueron perfilando esa sensación. Entre ellos la elección de los actores: la química que se dio entre Brandoni y Lanzani, eso ayudó mucho. Nos apoyamos en una estructura de relato que sentimos que avanzaba, que despertaba interés. Y un valor distintivo, atípico del esquema de producción, era que respiraba mucha noche y mucho exterior.

—¿Cómo es trabajar con Sebastián en producción?

—Siento que nos retroalimentamos muy bien. Somos de las personas que podemos trabajar juntos: él entiende muy bien el rol de productor y tiene un mirada que suma. Le agradezco mucho la libertad que te da y el apoyo. Es un tipo que en los momentos apretados de la producción, cuando tenés que dirimir si apretás el acelerador o el freno, él se la jugó y apretó el acelerador.

—¿ Y trabajar con Peter en esta segunda temporada?

—El vínculo con Peter desde el día uno solo fue progresando y fuimos ganando confianza. Esta temporada fue trabajar con un amigo. Con alguien que tira para el mismo lado que tirás vos y te facilita mucho el laburo. Como autores, las escenas con Peter son un placer.

— ¿Cuál es la identidad hoy?

—Es una serie que transita el mundo del policial clásico contado del punto de vista de los ladrones, y creo que por ahí si tiene un distintivo son los espacios donde transcurre la serie, muy arraigados al Camino de Cintura y el Oeste. Queremos contar historias conocidas, pero desde la particularidad del personaje.