ESPECTACULOS
Federico Salles Y Federico Bal

“Necesitamos empatía y ponernos en el lugar del otro”

Dos de los protagonistas del numeroso elenco de la comedia musical Kinky Boots analizan temas candentes como la discriminación y la homofobia. Inician la temporada en Villa Carlos Paz desde fines de diciembre y hablan de la cartelera actual.

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Unión. Los actores son parte de una nueva versión del clásico moderno del musical. Hará temporada en el teatro Luxor. | nestor grassi

La historia de Kinky Boots se inició en la pantalla de cine (2005), para luego transformarse en uno de los más exitosos musicales de Broadway desde el 2013. En Argentina se conoció la primera versión de este texto de Harvey Fierstein, con música y canciones de Cyndi Lauper con la dirección de Ricky Pashkus a principios del 2020. Obviamente debieron suspender las funciones que encaraban sus tres protagonistas de ese momento: Martín Bossi, Fernando Dente y Sofía Morandi. Luego pudieron volver siempre acompañados de éxito de público. Viajó Pashkus para dirigir la versión en Madrid y ahora lo hace por tercera vez pero para la temporada de Villa Carlos Paz. Desde el 28 de diciembre en el teatro Luxor se ve a Federico Bal sobre los tacos de Lola, Federico Salles como Charly y Laura Esquivel como Lauren. En total serán más de veinte intérpretes entre porteños y cordobeses sobre el escenario, más una orquesta en vivo con cuatro músicos. El diálogo es con Bal y Salles, quienes asumen este nuevo desafío en las tierras cordobesas. 

—¿Cuántas veces vieron Kinky Boots?

FEDERICO BAL: La vi primero junto a mi madre (N.d. R: Carmen Barbieri) en Broadway con Billy Porter en el papel de Lola, al poco tiempo de su estreno allí. Fue un suceso, ver una obra que hablara de la diversidad y la homosexualidad con tanta libertad. Nunca antes sentimos aplausos durante tantos minutos y emoción. Después la vi aquí. Ahora no me quiero contaminar, por eso no quise mirar la película. Quiero armar mi propia versión de Lola. 

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FEDERICO SALLES: A diferencia de Fede que la vio en todas partes, yo no la vi nunca. Desde los nueve años que estudio teatro, primero en El Círculo de Rosario, de donde soy y conozco casi todas las comedias musicales, pero ésta justo no. Creo que me sirve para tener una mirada más virgen sobre el espectáculo. No tengo el imaginario construido de quien la vio aquí, en los Estados Unidos o en Londres. Es un musical hermoso, con una historia preciosa y los temas que trata.

—¿Qué conocimiento anterior tenían del mundo de las y los drag queen?

S: Conozco a Omar Calicchio que se draguea hace mucho, así hay otros grandes actores de los musicales que lo hacen. Igualmente es algo nuevo para mí. Creo que como la gente me acerqué de una manera desprejuiciada. Y me parece muy importante que haya espectáculos teatrales que muestren este mundo drag queen. 

B: Sabía casi todo de ese mundo, porque nací en una casa muy libre. Mi madre me llevaba al camarín y predominaban los bailarines gays. Viví dentro de la revista y también cuando ella participaba de shows en boliches gay me cuidaban los mismos chicos con los que actuaba ahí. Desde muy pequeño tuve contacto con la comunidad homosexual y el transformismo. A mis cuatro años me disfrazaban con pelucas, recuerdo que mi Bove (N. del R.: la madre de Santiago Bal) decía: “hay que tener cuidado con este niño, va a salir así”. También la abuela Ana, la mamá de mi madre pensaba lo mismo. Eran otros tiempos. 

—¿Cuáles son hoy sus miedos? ¿Nuevos casos de covid o la economía?

B: Creo que los miedos hay que dejarlos en la casa. Entiendo que las entradas no son baratas, pero es porque la producción es muy grande. Tenemos una orquesta en vivo y somos muchos sobre el escenario. Con respecto a la pandemia, estamos preparados con los protocolos. La gente necesita más que nunca salir a divertirse.

S: El miedo al covid siempre está, sobre todo tenemos muy presentes los cuidados para evitar problemas. La pandemia nos afectó muchísimos a todos, pero fundamentalmente al teatro presencial. El tema de lo económico nos limita, pero los musicales encuentran cómo sobrevivir, adaptarse y hacer algo único con la adversidad.

—¿Cómo se salen de la zona de confort?

S: Cada trabajo te obliga a ello. Siento que cuando uno asume desafíos asume riesgos. Ahora con Kinky Boots me siento en una zona inestable, pero el proceso es muy placentero. Hacer dos funciones diarias, en una ciudad muy calurosa, y tener que rendir siempre igual es toda una prueba. El género musical te exige estar muy bien físicamente. Este ejercicio te mantiene vivo.

B: Quiero que se hable de mi trabajo y no de mi vida privada. Creo que esta propuesta me permite enfrentarme a un desafío, mi Lola me ayudará a que no me reconozcan. Me pasa a mí cuando me veo frente al espejo. 

—¿Cómo enfrentan las agresiones desde las redes?

S: Tengo redes, pero no participo mucho, no me es tan natural. Veo que es un lugar donde la gente, desde su anonimato, se expresa de una manera que no lo haría frente a frente. El tema es la violencia y está en todos lados. Con qué derecho descalificás al otro. No hago lo que no me gusta que me hagan a mí.

B: El único comentario que vi fue un cuestionamiento de por qué no llamaban a un drag queen y no a un actor. Me parece ridículo, es como que para hacer Drácula convocaran a alguien que bebiera sangre. No pueden criticar si aún no debutamos. Tal vez piensen que haré una caricatura y no la haré. Asumí mi papel con respeto y sensibilidad. Las redes no me molestan, creo que si estás activo estás ahí. El caos me encanta, forma parte de mi profesión y de mi país. 

—¿Hay mayor homofobia y discriminación?

S: No sé si hay más, tal vez se visibiliza que no estamos tan avanzados como sociedades en el mundo. Se está jugando un mundial en un país donde las mujeres casi no tienen derechos y si sos homosexual corrés riesgo de vida. Si hay que reprimir quién sos para ver un partido, me parece mal. Políticamente no debería pasar. Hay odio, o hacer que no se ve esa realidad donde no se respetan los derechos humanos. No da todo igual. El mundo puede ir para cualquier lado. No quiero guerras, ni que te discriminen o que alguien se sienta con derecho para violentarte. Hay que buscar empatía y ponernos en el lugar del otro. 

B: Hay muchas campañas, marchas del orgullo gay, pero siento a veces que es sólo una pose. Detrás de todo hay bastante homofobia. Incluso entre alguno de mis conocidos que se burlaron y ya no debería ser un chiste. No me causa gracia. Hay muchos jóvenes que se criaron con miedo por demostrar lo que sentían frente a sus padres. Debemos frenar cualquier comentario homofóbico o antisemita, porque tenemos que tener memoria de lo que pasó en la historia. 

—¿Creen que el musical Kinky Boots ayuda?

S: Si es un espejo, no acusa a nadie, pero se muestra la celebración de ser quien sos. Aunque el teatro no busca señalar lo que está bien y lo que está mal, siento que desde lo sensorial pasa a la platea este mensaje. 

B: Me parece que como artistas debemos levantar esta bandera de abrazar al distinto. Mientras no molestes al de al lado tenés que hacer lo que sientas. En nuestra sociedad hay agresión, debemos deconstruir estas actitudes de cancha de fútbol, que hieren. Creo que nuestro aporte desde este espectáculo es mostrar cómo el amor salva y hace bien.

 

Anticipos 2023 para las pantallas

Tanto a Federico Bal como a Federico Salles se los podrá ver en las pantallas. Salles recuerda: “Pude grabar la segunda temporada de El presidente de Armando Bo, para Prime Video. También filmé para HBO Max una comedia hermosa, aún sin título definitivo, iba a ser Felices los 6. Grabé junto a Nicolás Furtado, Delfina Chávez, Juan Sorini, Malena Sánchez, Elisa Carricajo, Laura Cymer y Romina Ricci, entre otros, con dirección de Diego Kaplan. Las plataformas vienen a ocupar el espacio vacío que nos dejó la televisión abierta con respecto a las ficciones. Se extrañan los unitarios, novelas y tiras. No muchas veces pasa de poder contar una historia de época con toda esa producción como fue Argentina Tierra de amor y venganza. Fue un regalo para todos”, asegura quien encarnó a Gabriel Morel, uno de los malos de la tira de ElTrece durante el 2019. 

Mientras que Federico Bal anticipa que lo espera una nueva temporada del programa Resto del mundo. Dirá: “Me da mucha alegría hacerlo, descubrí ciudades, gente y culturas. Viajé como nunca lo había hecho en toda mi vida. El proyecto es continuar durante el 2023, cuando se cumplirán 20 del programa. Tanto el canal como los productores están muy felices con el rating. En este 2022 recorrimos muchísimo la Argentina. Descubrí que en el norte de nuestro país se celebra el Día de los muertos de una manera muy fuerte. Cuando fui a Palestina, estuve en Belén y pude escuchar la problemática del otro lado. Me impresionó y me movilizó mucho escuchar la voz de un palestino. Al tener mis raíces judías conocí la otra mirada. Siento que siempre hay un público que quiere ver este tipo de programas”.