Santiago Segura (50) recorre la noche de Purmamarca como todo turista: camina lento para no apunarse por los 3.300 metros de altura y se cubre del frío con el clásico gorro colla con pompones que penden de los laterales. Ingresa en una peña tradicional del pueblo y acepta el convite a bailar una chacarera, pero a la hora del alcohol, no admite lugar para el espíritu festivo norteño. Pide primero un agua y luego un té. “El primer día que llegué estábamos a siete grados bajo cero y dije: ‘Pues, ¿esto qué es?’. Que se pongan de acuerdo, o me calcinan o me congelan, porque las dos cosas no puedo resistir. Es un clima extremo”, confiesa el actor y director, acaso la cara más internacional de MediaSet de España y Tele Once de Uruguay, y que estará lista para ser exhibida en cada país en 2017.
Durante los catorce días de rodaje en las Salinas Grandes de Jujuy, esa inmensidad de color blanco con más de 50 mil hectáreas, Segura hizo bien los deberes, se protegía del sol con un paraguas y con lentes de sol negros. Y también para cuidar la peluca para caracterizar a un histriónico presentador de reality show. “La traje de España, hecha a medida”, dice, y revela que en las grabaciones en Río de Janeiro triunfó más que su trabajo artístico.
—¿Cuánto tiempo te lleva ponértela?
—Media hora entre las grampas y pegamentos. Cuando me la quitan lloro (risas). Se me empezó a caer el pelo a los 21 años y todos los días me preguntaba: “¿Por qué cada día tengo que revivir esto?”. Y de repente se asemeja a la vida misma que te da y te quita.
Un día Segura abrió su casilla de correos y encontró un mail de Daniel Burman, director de la serie y propulsor del proyecto, proponiéndole sumarlo al elenco. “De entrada me llamó la atención que se rodara en Brasil –recuerda– porque siempre me llaman para hacerlo en Madrid”, dice Segura, y halaga el cine de Burman. “Además, al leer el guión me pareció que el personaje que me ofrecía era divertido porque es un imbécil y me encantó crearlo”.
—Hoy los canales y producciones deben asociarse. En cine viene pasando hace tiempo pero el cambio de consumo televisivo lleva a que canales se unan en coproducción. ¿Cuál es tu mirada sobre la situación actual de la industria audiovisual?
—Creo que Globo se ha dado cuenta de que lleva siendo el número uno en Brasil durante años, son los genios de las telenovelas, tienen los Estudios Globo que son impresionantes, ni Cinecittà (estudios de cine y televisión de Roma), ni Estudios Spainwood (España), ni nada de eso se compara. Es una cosa muy brutal. Entonces, dijeron “¿por qué no intentamos conquistar el mercado hispanohablante?” Es lógico. Yo si fuera ellos rodaría series norteamericanas, haría un pacto con HBO. Me gusta, hablamos el mismo idioma y somos parecidos por idiosincrasia, y creo que no los aprovechamos. Yo no sé quién es el actor de moda en Venezuela, ni los directores colombianos. No sabemos lo que tenemos. No valoramos lo nuestro. Estados Unidos, la meca del cine, siempre ha salido a vender su star system y su idioma nos da igual porque les regalamos el nuestro, doblamos y aceptamos una película de ellos hablada en nuestro idioma. ¡Ellos jamás aceptarían una película doblada! Entonces Supermax es un experimento en manos de gente talentosa, de mezclar acentos de tal forma que no lo sientas, no te parezca algo tan ajeno. Busca esa unión. En España, por ejemplo, el año pasado se estrenó una sola película mexicana, eso es terrible, no viaja el cine, y en México es igual. Alejandro Camacho me lo dijo, y tampoco viaja allá el cine español. Llega lo de Almodóvar, sólo los éxitos. Nosotros del cine argentino sólo si está Ricardo Darín, el resto nada.
—Bajó el encendido a nivel mundial por el consumo streaming y mediante plataformas.
—En cuanto a las plataformas no sé si ya alguien ve televisión, a lo mejor Supermax si se emite los miércoles a las 10 de la noche lo verá la mitad del público total porque la otra mitad elige verlo en internet. Yo recuerdo que cuando era niño deseaba que llegaran los jueves a las 9 de la noche para ver Starsky y Hutch. Cada día tenías tu serie favorita. Ahora veo Juego de Tronos o House of Cards cuando quiero o cuando se descarga todo. Todo esto me inquieta, pero no tanto, porque lo que importa es el contenido, que se sigan produciendo contenidos, la gente quiere ver historias, historias divertidas, bien contadas, que la emocionen, y lo que me gusta de Supermax viene en este formato con contenido y calidad, y que no la tengas que buscar en Netflix sino que la veas en la televisión pública.
—¿Llevás tu rol de director a la actuación?
—Intento que no. Intento ser un tipo disciplinado porque no me gustaría que me lo hicieran, me cae pesado el actor que se pasa de listo y empieza a darte consejos como “yo mejor lo haría de esta manera”. Pero cuando el director es una persona tan inteligente como Burman, que acepta las colaboraciones, que es una esponja, que oye al equipo, y en ese clima de colaboración, por supuesto que doy todas las sugerencias que puedo, colaboraciones positivas.
—La actriz española Inma Cuesta dijo que le interesaba más seguir filmando en Argentina o Hispanoamérica en vez de llegar a Hollywood. ¿En tu carrera tomaste esa postura?
—No, no. Yo prefiero mil veces filmar en Hollywood, pero no me llaman. No te quiero engañar. La verdad es que mi español es mejor que mi inglés. Mi inglés es lamentable y mi español es sólo triste.
Segura es ácido y sarcástico cuando lo desea, y también reflexivo. El director, guionista, creador, actor, doblajista, presentador, dice que este trabajo televisivo sin fronteras no es para despegarse de su famoso Torrente sino que “estoy buscando pagar las facturas”. Niega una sexta entrega de Torrente. “Yo creo que ya acabé con Torrente. O sea, volverá como Rocky Balboa cuando sea viejo, a los 65 años o algo así”. ¿Si Torrente es un prototipo parecido al Argentino? Responde. “No. Es una burla y como no se debe ser. Sí puede haber muchos argentinos que pueden ser como Torrente, al igual que muchos españoles, algunos se identifican y otros no. A mí lo que me importa es que paguen la entrada”.
Vuelve a ponerse serio al consultarle sobre la renuncia de Messi a la Selección. “Estoy seguro de que Messi volverá. Volverá dentro de un año. No tengo dudas”, dice, y mantiene la postura analítica sin disparos al hablar de la actualidad política de España tras las últimas elecciones. “Los políticos en vez de hacer para lo que se les paga, que es pactar. Y quieren volver a llamar a elecciones que cuestan 160 millones de euros. Y la gente no va a cambiar su voto. España está igual que hace seis meses atrás y la verdad es que uno ya no sabe qué es lo que está pasando”.
—¿Sentís que en cierto punto Argentina y España son parecidas?
—Me cuentan cosas de Argentina y digo “joder, esto es como España”. Al principio parece la historia de un país surrealista por lo atípico, pero luego ves que no, que se reproduce, y pienso lo mal que va el mundo hasta que de pronto veo que Trump puede ganar las elecciones, y que todo puede ir peor. Estoy entre el miedo y la risa.