ESPECTACULOS
'PAMPA ESCARLATA'

Ser y conocer

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Premiada. La obra ganó la convocatoria Óperas Primas del Centro Cultural Rojas. Es el primer trabajo del jovén creador de apenas 25 años. En el elenco están nombres como Lucía Adúriz, Pablo Bronstein y Carolina Llargues. Se vio apenas en 2019 y ahora volvió a las tablas. | prensa Caro Stegmayer

Pudimos estrenar Pampa escarlata, una obra que escribí y dirijo.

Pampa escarlata está inspirada en el universo de las novelas inglesas del siglo XIX —los textos de las hermanas Brontë, Jane Austen, Mary Shelley—, las cuales presentan un lenguaje que hoy resulta barroco, aunque reconocible. Por ejemplo: si bien en la actualidad nadie habla de institutrices ni de alcobas, palabras más, palabras menos, sabemos que esos términos refieren a una profesora particular cama adentro y a un dormitorio, respectivamente.

Más allá de la inteligencia de sus autoras, sospecho que estas historias persisten y salen a flote una y otra vez por su visceralidad y detallismo psicológico. Me atrevo a afirmar que Cumbres borrascosas es una de las obras más violentas de la literatura universal. La abundancia de primeras personas y la aparición del género epistolar son la ventana perfecta al corazón de estos personajes refrenados por sus circunstancias.

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Entonces, este desborde emocional y ese lenguaje tan excéntrico se me configuraron como ideales para un acontecimiento escénico. Pero ¿cómo se hace para actuar eso?

Un director de teatro bastante reconocido, con quien estaba tomando un seminario a mis 18 años, dijo que los mejores actores eran quienes más años tenían, porque al haber vivido más tiempo tendrían una mayor experiencia de vida que resultaría en una gran actuación. Tal afirmación me dejó perplejo. No solo por mi obvia prepotencia juvenil, sino porque aquella idea se asemejaba a un certificado de defunción. Sin embargo, lo peor de esa frase no era su desdén por lo que traen consigo los jóvenes, sino por situar como equivalentes el tiempo de vida transcurrido y la capacidad para desentrañar la existencia.

Los ancianos que he conocido no me resultan modelos a seguir. Mi abuela materna vivió acechada por el miedo. No son tantas las personas que me den la impresión de “tenerla clara” y de no modelar sus vidas en base al temor, el prejuicio o lo que su entorno les dicta. Es decir, hay algo que falla en esa ecuación enunciada por el maestro de actores. Como dice la canción: permanecer y transcurrir no siempre quiere sugerir honrar la vida.

Otra profesora repetía como mantra: Se actúa lo que se comprende. Cuanto mejor comprendamos aquello que debemos actuar, mayor hondura y espesor tendrá nuestro trabajo. Pero la comprensión no siempre está ligada a la experiencia directa. Puedo saber lo que es un unicornio aunque jamás haya visto uno. Quizás ese sea el propósito más noble de la interacción humana y de todas las artes: acercarnos a cosas que nuestro entorno no nos ofrece de primera mano. Qué ocasión más feliz para descubrir que algo existe. El mundo se vuelve más amplio sin desplazarnos ni un centímetro.

Lo más singular que portamos es nuestra imaginación. Es el espacio donde estamos libres de las ataduras y demandas de nuestro cotidiano, donde gozamos lo más parecido a una verdadera libertad. Para mí ahí reside lo mejor de los actores. En hacer de su cosmovisión, de su pensamiento, de su caudal asociativo algo visible para el público. A menudo se les pregunta “¿Cómo te sentiste?” a los estudiantes de actuación al momento de terminar una escena. Esa interrogación no es más que un mimo y supone un error de base. Lo importante no es lo que los actores sienten a la hora de actuar, sino la capacidad de hacer concreto algo tan indómito y peculiar como su mundo interior.

Armando Discépolo les pedía a los elencos que dirigía que actuaran el azul, el gris, el negro. ¿Cómo se establece quién conoce mejor los colores? ¿El niño que construye universos empuñando el crayón o el pintor de obra que a diario se enfrenta con el pigmento emergiendo del balde? Ante las carencias de nuestra biografía, siempre podremos acudir al poder de la mejor y más infalible compañera: nuestra imaginación.


*Dramaturgo, actor y director.
Estrenó Pampa Escarlata, con la actuación de Lucía Adúriz, Pablo Bronstein y Carolina Llargues Sábado a las 21 hs en Área 623 (Pasco 623, CABA).