ESPECTACULOS
Renata Schussheim y Walter Soares

Transformismo y sofisticación

A poco de regresar con el grupo Caviar al Maipo Kabaret recuerdan a Jean François Casanovas, quien fuera pareja y maestro del transformista, y reivindican el arte sólo por amor y el glamour.

Juntos. Walter Soares, quien estrena con el grupo Caviar en el Maipo Kabaret Club Capo Cabana, y su amiga Renata Schussheim.
| GGiustozzi/Gza Duche Zarate
Jean François Casanovas nació en París en 1949, ancló su carrera en la Argentina y falleció el 29 de abril de 2015 en Buenos Aires. Pese a su partida física, su inconfundible estilo sigue vivo. La artista plástica Renata Schussheim lo tiene siempre presente en sus recuerdos: “Paso por tantos estados: angustia, amor, recuerdos gratificantes, incredulidad: no puedo creer que ya no esté”. Además, desde el 7 de enero, en el Maipo Kabaret (Esmeralda 443), de miércoles a sábados a las 21.30, regresa el grupo Caviar, creado y dirigido durante décadas por Casanovas. El nuevo espectáculo, Club Capo Cabana, estará dirigido por Walter Soares, quien fuera primera figura y asistente del francés, y así lo rememora: “Fue mi maestro de vida, fue mi pareja cuando éramos más jóvenes, fue la persona que me enseñó a ser, y artísticamente, por supuesto, soy gracias a él. Fue la única persona que yo he admirado”. En esta nota, cuyas imágenes se desarrollan entre el acervo de pelucas y vestuarios de Caviar, Schussheim y Soares comparten sus memorias y reflexionan sobre la época en la que Caviar fue precursor del transformismo.
—¿Cuál es la historia del grupo Caviar?
Soares: Jean François llegó desde París en los 80 con Cocktail show, un elenco de cuatro franceses y un alemán. Para ellos, lo que hacían no les parecía provocador, era algo normal. La escuela de Jean eran las primeras revistas del mundo, las alemanas, las americanas de los 20, los 30. Se dieron cuenta de que lo que hacían era provocador acá porque los echaron del país [la censura del gobierno militar los tachó de “inmorales”] y se tuvieron que ir a Uruguay. Luego, los volvieron a convocar pero les pidieron cambiarse el nombre, y así surgió el nombre de grupo Caviar.
—¿Cómo se plantea el nuevo espectáculo?
SOARES: Es algo completamente renovado, pero con la absoluta magia de Caviar. [En el escenario] el Club Capo Cabana estará dirigido por una señora grande, exuberante, y durante una hora y 20 minutos un elenco de hombres y mujeres deleitarán con diferentes escenas de cabarets del mundo, de diferentes décadas y estilos de música. No sé si es cabaret, music hall… esas clasificaciones nunca nos importaron mucho. Club Capo Cabana es un espectáculo con gran producción de trajes, colorido, puesta en escena
—¿Cómo concibe el transformismo el grupo Caviar?
SOARES: Cuando el grupo llegó acá, el transformismo se asoció con hombres vestidos de mujeres. Pero el transformismo es lo actoral. El actor se transforma en cualquier cosa: árbol, abeja, oso, hada, bruja, no sólo en mujeres. Más allá de transformismo, Caviar es una compañía de teatro. Hoy en día hay mucho transformismo, pero no compañías de teatro. Cuando llegó Caviar, los actores argentinos no se disfrazaban de mujer, ni se ponían pestañas, o tetas. Desde que llegó Caviar, muchos grupos empezaron a hacer personajes de mujer; Caviar modificó el teatro y la pantalla.
Schussheim: Cuando conocí el grupo, en los 80, era absolutamente sofisticado; no conozco otro grupo con esa coloratura. Es algo que va en contra de la masividad actual. Lo que se ve es más crudo. Es muy raro encontrar glamour y sofisticación