El día antes de la elección se encuentran casualmente grupos de simpatizantes de diferentes fuerzas políticas. Todos con sus banderas partidarias cantan el himno nacional.
El Presidente de la República, Tabaré Vázquez, concurre a votar a primera hora, en el Club Arbolito de La Teja, el barrio popular de toda su vida y espera sentado su turno conversando con quienes lo preceden en la fila.
Desde el cierre del escrutinio hasta una hora posterior no se difunde ningún resultado ni se insinúan tendencias.
El resultado arroja escasísima diferencia de votos entre los dos candidatos participantes de la segunda vuelta electoral. Hay cautela en las declaraciones de las fuerzas políticas, de los periodistas y de los manifestantes.
A la medianoche, luego de los discursos de ambos candidatos y de su pedido a los manifestantes que se retiren a descansar, la población se desconcentra tranquila. Los resultados definitivos los dará la Corte Electoral entre jueves y viernes de la semana.
Estampas de una sociedad que vive su sistema republicano y democrático con notoria singularidad y acatamiento de los valores de la pluralidad y el respeto hacia la libertad de pensamiento.
Estas son estampas de una sociedad que vive su sistema republicano y democrático con notoria singularidad y acatamiento de los valores de la pluralidad y el respeto hacia la libertad de pensamiento.
Hubo también hechos distorsivos de esta realidad en horas anteriores a la veda, con altisonantes mensajes de intolerancia. Los analistas políticos discernirán si estas declaraciones influyeron en el resultado electoral.
Indudablemente, Uruguay ha creado una atmósfera cultural que le permite atravesar por circunstancias tan inusuales en los sistemas políticos sin que se alteren la convivencia pacífica ni el orden que toda convivencia democrática impone. Y en este clima las conductas de quienes dirigen desde la política, la comunicación y la militancia tienen la mesura que las democracias exigen para su real vigencia.
Uruguay una sociedad política que ha sabido imponer la paz de una convivencia organizada sobre la turbulencia de los enfrentamientos.
A treinta y cinco años de haber recuperado su sistema democrático luego de una cruenta dictadura militar, la continuidad constitucional, la alternancia de diferentes fuerzas políticas en el gobierno y la organización de la sociedad civil hacen de Uruguay una sociedad política que ha sabido imponer la paz de una convivencia organizada sobre la turbulencia de los enfrentamientos.Un ejemplo para la región y para el mundo.