INTERNACIONAL
“LA FORTALEZA DE EEUU”

Así es Cheyenne Mountain Complex, el búnker en el que Trump podría protegerse ante una Tercera Guerra Mundial

Excavado en una montaña de Colorado, resiste ataques nucleares y alberga el mando de NORAD. Construido en la Guerra Fría, podría servir como refugio presidencial en un conflicto global, con capacidad para operar indefinidamente bajo 732 metros de granito sólido.

Cheyenne Mountain Complex, el búnker en el que Trump podría protegerse ante una Tercera Guerra Mundial
Cheyenne Mountain Complex, el búnker en el que Trump podría protegerse ante una Tercera Guerra Mundial | AFP

El Cheyenne Mountain Complex, enclavado en las escarpadas montañas de Colorado Springs, representa la cúspide de la ingeniería defensiva estadounidense. Este vasto complejo subterráneo, conocido como "la fortaleza de América", no solo vigila los cielos norteamericanos en busca de amenazas aéreas y espaciales, sino que también encarna la doctrina de supervivencia gubernamental en escenarios de catástrofe nuclear.

En un contexto de tensiones geopolíticas crecientes —desde las pruebas balísticas de Corea del Norte hasta las ambigüedades nucleares de Irán y Rusia—, instalaciones como esta adquieren una relevancia renovada. Aunque no está diseñado exclusivamente para un presidente en particular, su rol en la continuidad del gobierno lo posiciona como un posible refugio para figuras como Donald Trump en el hipotético estallido de una Tercera Guerra Mundial.

Cheyenne Mountain Complex, el búnker en el que Trump podría protegerse ante una Tercera Guerra Mundial
Interior del búnker

El Cheyenne Mountain Complex, una respuesta al terror nuclear en la Guerra Fría

La construcción del Cheyenne Mountain Complex se inició en 1961, en el apogeo de la confrontación este-oeste, cuando el temor a un ataque soviético con bombarderos nucleares impulsó a Estados Unidos a invertir 142,4 millones de dólares (equivalentes a más de 1.300 millones actuales) en una red de búnkeres impenetrables.

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Completado en 1967, el sitio fue concebido como el corazón del Comando de Defensa Aeroespacial de Norteamérica (NORAD, por sus siglas en inglés), una entidad binacional entre Estados Unidos y Canadá encargada de detectar y responder a invasiones aéreas. "Fue construido para defenderse de bombarderos soviéticos durante la Guerra Fría", explica Steven Rose, subdirector de la Estación de la Fuerza Aérea de Cheyenne Mountain, en una rara visita periodística concedida a CNN en 2018.

El complejo surgió de la necesidad de un centro de mando inquebrantable, capaz de operar incluso si la superficie fuera devastada por explosiones nucleares. Inspirado en lecciones de la Segunda Guerra Mundial y la era atómica, su diseño prioriza la redundancia y la autosuficiencia. Hoy, bajo la gestión de la Delta 1 de la Base Espacial de Peterson y la Fuerza Espacial de EEUU, sirve como centro de operaciones alternativo para NORAD, habiendo transitado en 2008 de su rol principal a uno de respaldo ante emergencias.

Una ciudad oculta bajo la roca

Ubicado a unos 16 kilómetros al sur de Colorado Springs, el complejo se extiende bajo 732 metros de granito sólido, accesible mediante un túnel de entrada de casi un kilómetro de longitud flanqueado por puertas antibombas de tres pies de espesor. Sus 15 edificios, que ocupan unos 20.600 m2, reposan sobre 1.300 resortes gigantescos que actúan como amortiguadores sísmicos, permitiendo que las estructuras "reboten" ante impactos nucleares o terremotos.

Estos edificios forman una metrópolis autosuficiente: cuenta con su propia planta de energía, sistemas de calefacción y refrigeración, lagos subterráneos para agua potable y reservas de alimentos suficientes para "un período muy prolongado", según detalles clasificados revelados parcialmente en visitas guiadas.

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Entre sus amenidades cotidianas destaca un restaurante Subway, simbolizando la normalidad en un entorno de extrema contingencia. "Tenemos comida, agua, alcantarillado, energía: todo lo necesario para sobrevivir por un tiempo extendido", afirmó el coronel Robert Moose, supervisor de operaciones de soporte en el complejo, en una entrevista con Fox News en 2018.

La seguridad se refuerza con dos puertas de 25 toneladas cada una, selladas solo una vez en su historia —el 11 de septiembre de 2001— para proteger contra pulsos electromagnéticos, ataques biológicos o químicos.

Cheyenne Mountain Complex, el búnker en el que Trump podría protegerse ante una Tercera Guerra Mundial

Resistencia a lo inimaginable

Lo que distingue al Cheyenne Mountain Complex es su robustez ante amenazas nucleares. Funcionarios militares aseguran que puede soportar una explosión de múltiples megatones —mil veces más potente que la bomba de Hiroshima— a solo 2,4 kilómetros de distancia.

Diseñado para ataques nucleares, radiológicos, biológicos y cibernéticos, el búnker integra radares avanzados que detectan lanzamientos de misiles en segundos desde cualquier punto del globo. "Es la instalación más segura del mundo", declaró Rose, subrayando su rol en la evaluación de amenazas nucleares.

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En operaciones diarias, un equipo de aproximadamente 30 personas monitorea el espacio aéreo de EEUU y Canadá, así como movimientos submarinos chinos o rusos. Recibe tres o cuatro informes de inteligencia sobre programas nucleares como el de Corea del Norte cada día, enfocándose en "movimientos duros de capacidades" —despliegues de misiles, submarinos y bombarderos— en lugar de retórica política.

El coronel Travis Morehen, director del centro de mando NORAD y del Comando Norte de EEUU, enfatiza: "Nuestro trabajo se mide en minutos y segundos. Nos preocupan los pedazos de metal volando por el espacio hacia Norteamérica". En caso de alerta, el sitio pasa a modo de aislamiento total, coordinando respuestas con Washington y Ottawa.

De la Guerra Fría a las amenazas modernas

Aunque NORAD trasladó sus operaciones primarias a la cercana Base de la Fuerza Aérea de Peterson en 2006, el Cheyenne Mountain permanece en alerta perpetua, listo para activarse ante ciberataques, globos espía chinos o incursiones rusas.

Cheyenne Mountain Complex, el búnker en el que Trump podría protegerse ante una Tercera Guerra Mundial

En una visita exclusiva de NewsNation en octubre de 2025, el general Gregory Guillot, comandante de NORAD y del Comando Norte, describió el "mazo de batalla" —el centro de mando subterráneo— como la "última línea de defensa" de la nación. "No me preocupo. Tenemos a los mejores miembros militares operándolo. Estamos listos", afirmó Guillot, aludiendo a su valor perdurable: "Valió cada centavo que se pagó en los años 60, y lo usamos hoy como lo hicieron entonces".

En el marco de la continuidad gubernamental, el complejo podría albergar a altos funcionarios, incluido el presidente, para mantener el mando durante una crisis nuclear. Aunque no hay designaciones específicas para Donald Trump —quien ha invocado escenarios de "guerra total" en discursos recientes—, su estructura lo hace ideal para tal propósito. Moose lo resume: "Si ocurriera lo peor en la historia de América, los aviadores en servicio están listos para reaccionar en un segundo y proteger a la nación".

BGD/ML