No carga sobre su espalda el mismo peso que su hermano mayor, el príncipe Guillermo, en quien la corona inglesa parece haber depositado sus esperanzas de prolongar el afecto popular cuando su abuela, la reina Isabel, muera. Como su tío, el príncipe Andrés, Harry puede manejarse de otra manera en su vida privada.
La agencia de prensa de la corona siempre encuentra el tono adecuado para justificarlo o disculparlo cuando aparecen imágenes impropias para un integrante de la familia real. Así ocurrió cuando se colaron en los medios fotos de Harry vestido con un traje nazi en una fiesta de disfraces, y más recientemente aquellas que lo muestran participando de un striptease en un hotel de Las Vegas.
Esta vez, su accionar provocó una preocupación diferente. Esta semana se difundieron imágenes de la etapa final del curso que, como piloto de helicóptero de guerra, realizó en Afganistán. Las fotos lo muestran con su uniforme de fajina, revisando armas y elementos de ataque de la nave que voló, además de otras en las que se ve muy entusiasmado jugando a la PlayStation con sus compañeros.
Pero fueron sus declaraciones a medios británicos las que generaron controversia: el príncipe Harry admitió que durante el entrenamiento dejaron "fuera de juego" a insurgentes, es decir, talibanes. Y su respuesta fue más explícita al decir que "todos les disparamos a varios". Esto hizo que, en especial, los medios de su país analizaran los efectos colaterales de esa frase.
Por un lado, ex miembros del Servicio Británico de Inteligencia y del ejército coincidieron, según detalla The Telegraph, en que ahora Harry aumentó su “valor como objetivo terrorista”.
También señalaron que es la primera vez que un miembro de la corona inglesa admite que durante un entrenamiento de guerra mató. No lo hizo siquiera su tío Andrés, quien voló a Malvinas durante el conflicto que tuvo con Argentina.