“La política se hace con argumentos, contraposición de ideas y, sobre todo, respeto a la Constitución. En nuestra democracia no hay espacio para coacciones autoritarias armadas”. Con esa definición, uno de los veteranos de la Corte Suprema, el juez Gilmar Mendes, puso un límite infranqueable a los militares que respaldan al presidente Jair Bolsonaro, en su intento de forzar el retorno al voto impreso para las elecciones de octubre de 2022.
El proyecto de ley enviado al Congreso por el Palacio del Planalto, y que ahora está en estudio en una comisión especial, prevé añadir una impresora a cada urna electrónica, de modo de registrar en papel el voto ciudadano. Como esa propuesta debe pasar primero por la Cámara de Diputados, y se sabe del rechazo masivo que provoca entre los legisladores, las chances de prosperar de la iniciativa oficial son casi nulas. Eso explicaría la reacción pública de Bolsonaro y sus ministros militares, que decidieron apretar a los líderes parlamentarios con una amenaza de interrumpir el ciclo presidencial brasileño si no dan cabida a la reforma del sistema. “Sin voto impreso no habrá elecciones en octubre de 2022” advirtió el Jefe de Estado el 6 de mayo. Fue entonces que Bolsonaro advirtió por primera vez su desconfianza en los resultados de 2022, que a su juicio podrían ser adulterados en su contra; esa versión la iría a repetir el 8 de julio pasado.
Bolsonaro advirtió por primera vez su desconfianza en los resultados de 2022, que a su juicio podrían ser adulterados en su contra; esa versión la iría a repetir el 8 de julio pasado.
Ese mismo día, el ministro de Defensa general Walter Braga Netto, le había reclamado presidente de la Cámara Baja Arthur Lira que el Congreso apurara la aprobación de la ley de reforma del sistema electoral. Según explicó el senador Renan Calheiros (del partido de centroderecha Movimiento Democrático de Brasil): “Braga Netto mostró su verdadera dimensión. Fue colocado en el Ministerio de Defensa para amenazar a las instituciones democráticas. Él debería ser removido inmediatamente del puesto que ocupa en el gabinete nacional”.
Publicado ayer por el diario Estados de Sao Paulo, el episodio produjo una reacción de jueces y parlamentarios, como también de organizaciones partidarias inclusive oficialistas. Las demandas del presidente y sus ministros, a favor de modificar el sistema electoral que a juicio de ellos es propicio para el fraude, contrasta con las cinco últimas elecciones presidenciales realizadas por medios electrónicos: en ninguna de ellas hubo quejas de los candidatos derrotados acerca de un presunto fraude.
Contra Lula
Desde luego, las presiones sobre el Congreso no atañen solo al ministro de Defensa. Los comandantes de las tres fuerzas aparecen alineados con Braga Netto y con el jefe de Estado. Un integrante de la cúpula del Ejército señaló al diario Folha de Sao Paulo. “Queremos electores con resultados justos y verificables. Si eso no ocurre, habrá mucha confusión que va a recaer en nosotros”. Pero en verdad, hay un problema más: se llama Luiz Inácio Lula da Silva. “El sentimiento de los militares –dijo esa fuente a Folha—es de no querer que Lula suba la rampa del Palacio del Planalto (la casa de Gobierno)”.
Para el diputado Lira, la situación “es gravísima”. En términos parecidos se expresó el presidente del Senado, Rodrigo Pacheco (DEM-MG). El legislador indicó que tanto la forma de financiar las campañas electorales como el voto impreso son temas que están en discusión, pero las elecciones tendrán lugar aun sin la aprobación de esas medidas. “Eso es innegociable. Van a ser realizadas porque esa es la expresión de la más pura soberanía del pueblo. Sin ellas no hay democracia, y el país no admite retrocesos”.
Joao Doria, gobernador de San Pablo que comanda el primer distrito electoral del país, sintetizó: “Las amenazas golpistas y autoritarias no vencerán la democracia. Tendremos elecciones en 2022"
Joao Doria, gobernador de San Pablo que comanda el primer distrito electoral del país, sintetizó: “Las amenazas golpistas y autoritarias no vencerán la democracia. Tendremos elecciones en 2022”. El propio partido de la Socialdemocracia (PSDB) se expidió en forma contundente, al decir que el país goza de “instituciones y de un pueblo capaz de mantener el equilibrio democrático”.
La nueva crisis tuvo sus reflejos en los medios internacionales. El NYT publicó un artículo donde que cuestiona al gobierno de Bolsonaro: “El presidente de Brasil está estimulando una ruptura institucional de la segunda mayor democracia del continente americano” declaró Gaspard Estrada, director de Sciences Po, en esa columna. Y advirtió: “El problema es que, en Brasil, a diferencia de Estados Unidos, los escalones superiores de las Fuerzas Armadas lograron mantener un papel central”.
Tan fuerte como esta opinión fue la que expresó el ex ministro de Salud de Bolsonaro y candidato para las presidenciales de 2022. Dijo que el recado de Braga Netto al diputado Lira “es un delito organizado y premeditado”.
*Autora de Brasil 7 días. Desde San Pablo, Brasil.