Se conocen hace más de 35 años. Y cada uno sabe a la perfección las cualidades y los defectos del otro. Algunas años estuvieron juntos, pero en las últimas dos décadas sus partidos polarizaron en las elecciones presidenciales: el socialdemócrata PSDB y el también socialdemócrata, pero más rojo, Partido de los Trabajadores. Los ex presidentes Fernando Henrique Cardoso y Luiz Inácio Lula da Silva siempre encontraban un espacio para dialogar, cuando el escenario político se volvía muy turbulento; pero habían cesado de comunicarse, después del impeachment de Dilma Rousseff y la prisión indebida de Lula.
Ahora, ambos líderes brasileños decidieron retomar su antigua amistad. La recomposición quedó sellada en un almuerzo que compartieron, la semana pasada, en la casa del jurista Nelson Jobim, que fue ministro tanto de uno como de otro gobernante. “El país estaba exigiendo esa aproximación” indicaron de la cercanía de Lula. Ven como políticamente “necesario” el reencuentro, para enderezar la “quebrada” situación institucional de Brasil. Claro que tardaron un año en llegar a la conclusión de que sólo a partir de un frente muy amplio entre las fuerzas democráticas, será posible desplazar por la vía electoral a un gobierno que ambos políticos juzgan “pésimo” y “genocida”.
Tal como describieron los comensales, la cita organizada por Jobim tuvo un menú especial: “Hubo mucha democracia” bromearon los lulistas. “Los presidentes tuvieron una larga conversación sobre Brasil, sobre nuestra democracia y la negligencia del gobierno de Bolsonaro frente al drama de la pandemia” indicaron los asesores de prensa del líder del PT.
La prensa brasileña no demoró en repercutir la buena onda creada entre ambos políticos. Fueron crónicas sutilmente elogiosas y esperanzadas. También Jair Bolsonaro se apresuró a dar su opinión: “Hablando de política, para el año que viene ya hay una fórmula: un presidente ladrón y un vice sinvergüenza”; en referencia casi directa a Lula y Fernando Henrique Cardoso.
No son ajenas a estos cambios las tendencias de las encuestas electorales. Vox Populi acaba de publicar una nueva investigación con resultados que confirman los obtenidos hace una semana por la consultora Datafolha. Lula da Silva vence a Bolsonaro en el primer turno con 43% de los votos válidos contra 24% del presidente adversario. Y en caso de ir a la segunda vuelta, hoy conseguiría un triunfo rotundo: 55% de las preferencias. Ninguno de los políticos de la “tercera vía”, es decir de los centristas, se aproxima a ese apoyo: Luciano Huyck, el mejor posicionado, alcanza 8%. Ciro Gomes, un político laborista, roza 5% . Los demás figuran con respaldos de 2 a 3 por ciento.
Lula ya reveló que piensa seguir el mismo script de 2002, cuando estrenó la consigna ˝Lulinha paz y amor”. Por entonces, convenció a tirios y troyanos sobre las ventajas de votarlo; y una vez electo, mostró que iba a cumplir con su compromiso al visitar a George W. Bush en la Casa Blanca. El almuerzo con Cardoso sigue la misma línea contemporizadora. Una vez definida su estrategia, el ex presidente (2003-2010) busca también atraer a las fuerzas de centro que hoy se inclinan por Bolsonaro. A comienzos de mayo, estuvo en Brasilia donde se encontró con los ex presidentes José Sarney; el ex titular de la Cámara de Diputados Rodribo Maia y con Gilberto Kassab, diputado y líder del Partido Social Democrático (PSD).
Cardoso aseguró que, si no se perfilaba otro candidato, “votaré a Lula”
En cuanto a Fernando Henrique, el sabe que su partido PSDB está muy debilitado. Y enfrenta ahora una división interna que no le permitirá definir candidato a no ser por elecciones previas. Su agrupación quedó casi extinta después de las elecciones de 2018, cuando el enfrentamiento final terminó entre Bolsonaro y Fernando Haddad del PT. Si se sostuvo fue, en gran medida, gracias al actual gobernador de San Pablo Joao Doria, quien tuvo ese año una indiscutible victoria en el estado paulista.
Como es de rigor en estos casos, Cardoso aseguró que, si no se perfilaba otro candidato, “votaré a Lula”. Lo dijo por radio y en entrevistas para diarios. Desde luego, su voz es representativa de lo que piensa buena parte del establishment paulista. Lula le agradeció el gesto y subrayó: “Siempre tuve una competencia civilizada” con FHC. Y añadió: “Estoy feliz de que haya dicho que me va a votar. Yo haría lo mismo con él”.
*Autora de Brasil 7 días. Desde San Pablo, Brasil.