—Le pido como introducción que explique al lector argentino, acostumbrado al bipartidismo o bialiancismo, la política de Brasil con múltiples partidos y cómo es usted y no Lula el rival electoral de Bolsonaro, y también cómo le ganó al candidato de Lula, Fernando Haddad, por mayor diferencia de votos cuando compitieron en San Pablo de la que obtuvo Bolsonaro en su triunfo sobre Hadad.
—Primero, un placer volver a hablar con usted. En 2016 tomé la decisión de competir en las elecciones para la capital de San Pablo. No tenía lazos políticos. Yo estaba en el sector privado, el de la comunicación, y decidí competir dentro del partido PSDB, al que estaba afiliado desde 2001, pero sin ninguna función política. Me presenté a las elecciones para alcalde de la capital de San Pablo, la ciudad con mayor electorado. Luché exactamente contra Fernando Haddad, que era entonces el alcalde de la capital de San Pablo, apoyado por el ex presidente Lula, quien no estaba en prisión en ese momento: el mismo Haddad que disputó las elecciones con Jair Bolsonaro en 2018. Ganamos en la primera vuelta por primera vez en 28 años desde que las elecciones se celebraron en dos vueltas en Brasil. Un año y medio más tarde, en respuesta a los llamamientos de los congresistas estatales y federales de San Pablo, disputé al gobierno del estado de San Pablo, una difícil decisión de dejar el mandato de alcalde para presentarme a gobernador del estado de San Pablo. Fue a todo o nada: si no ganaba las elecciones para el gobierno del estado perdería mi mandato para la ciudad de San Pablo, al que le faltaban años para concluir. Gané una vez más y me convertí en gobernador. Fueron dos elecciones, dos victorias en menos de tres años, siempre por el PSDB. Durante las elecciones presidenciales obviamente me posicioné contra el PT del ex presidente Lula, el PT de Fernando Haddad, a quien yo ya había derrotado. Y en ese momento apoyé al entonces candidato Jair Bolsonaro en la segunda vuelta. Voté en primera vuelta por Geraldo Alckmin, el candidato del PSDB que desafortunadamente no pasó a la segunda ronda. El 5 de junio, Bolsonaro fue elegido presidente de la República de Brasil. Tomamos posesión del cargo el 2 de enero de 2019 en nuestros respectivos mandatos. En apenas noventa días, menos de tres meses, vi que ese presidente electo no era el mismo que yo conocía como candidato a la presidencia, quien antes de asumir tenía un discurso liberal y en contra de la corrupción, pero no era ese candidato el que había asumido la presidencia de Brasil. El actual Jair Bolsonaro adoptó la política de la extrema derecha, es decir, pasamos de un gobierno de extrema izquierda a un gobierno de extrema derecha. Todo eso no lo necesitaba Brasil, y yo personalmente siempre he luchado defendiendo un gobierno de centro liberal, llamado centro democrático, capaz de dialogar tanto con la izquierda como con la derecha, pero alejado de los extremos. El resultado es que Brasil se ha sumido en un caos gigantesco en toda su vida pública. Hay un extremismo radical que utiliza incluso las redes sociales para atacar e intimidar a figuras públicas que no representa nuestra cultura, y son circunstancias nunca vistas aquí en Brasil; ni en el peor período del gobierno de extrema izquierda del PT se vio algo similar, con amenazas de muerte contra familias y personas que tenían y tienen posiciones de defender la democracia. Hoy en día tenemos incluso amenazas a la propia democracia brasileña, algo por lo que siempre he luchado duro. Mi padre, que era diputado federal, estuvo en el exilio durante diez años de su vida, dos de los cuales fueron en Argentina, en Mendoza, por haber luchado contra la dictadura militar aquí en Brasil. Es inconcebible imaginar nuevamente amenazas a la democracia brasileña. Para terminar esta introducción, resta decir que San Pablo, que es el estado más importante económicamente en Brasil, representa casi el 36% de toda la economía del país, tenemos 46 millones de habitantes y es el estado con la mayor densidad de población del país, tiene dos de los tres mayores aeropuertos, el mayor puerto, las mejores autopistas y es un estado amigo de Argentina. También quiero dejar claro que la Argentina es un socio comercial muy importante de la industria del agronegocio, el comercio y los servicios. San Pablo no ve colores políticos en su relación económica internacional. Respeto y amo a la Argentina, al pueblo argentino y a quienes lo representan.
“El gobierno autoritario de Jair Bolsonaro fue y sigue siendo una amenaza.”
—De su partido, el PSDB, Partido Social Demócrata de Brasil, surgió Fernando Henrique Cardoso, dos veces presidente; tras él en las elecciones presidenciales de 2006 el candidato del PSDB Geraldo Alckmin fue el segundo más votado, con 41%; en las elecciones presidenciales de 2010 también el candidato del PSDB, José Serra, fue el segundo más votado, y lo mismo en las elecciones presidenciales de 2014 con Aecio Neves. ¿Qué pasó que en las elecciones de 2018, cuando ganó Bolsonaro, el PSDB nuevamente con Alckmin obtuvo solo 4,8% de los votos? ¿Tiene que ver que un ex candidato presidencial del PSDB y otros miembros del partido fueron condenados por corrupción junto con miembros del PT durante el Lava Jato?
—Que no se haya logrado una mejor posición en las elecciones de 2018 no se debe necesariamente a que algunos de los parlamentarios y políticos del PSDB estuvieran involucrados en el Lava Jato. Fue una campaña errática con un principio muy equivocado y muy lejos de las expectativas del electorado brasileño. Geraldo Alckmin es un hombre de buenas cualidades, pero la campaña no fue buena. No basta con ser un buen candidato y tener una buena propuesta para ser un ganador. Tuvimos un buen candidato y una mala campaña, y Geraldo Alckmin no pasó a la segunda vuelta, que fue disputada por Bolsonaro y Fernando Haddad. También el PSDB a lo largo de los años se alejó un poco de los deseos de la población. Hay una cierta fatiga. Esto es parte de la política que debe ser renovada. Defiendo mucho en el PSDB la entrada de jóvenes y mujeres. Digo muy a menudo que el PSDB necesita ser poblado por jóvenes y por mujeres porque tienen una mejor sensibilidad social y vínculos con temas de educación y asistencia social que son factores importantes, especialmente en un país donde todavía hay mucha pobreza y mucha necesidad de programas de educación para rescatar a una enorme porción de la población hacia una vida mejor.
“A fin de año estaremos produciendo millones de vacunas contra el coronavirus, es la noticia del siglo.”
—Recuerdo que partidarios del PSDB, viendo que Geraldo Alckmin no mejoraba en las encuestas, proponían que usted fuera el candidato a presidente para competir con Bolsonaro. ¿Sería hoy Bolsonaro presidente si usted hubiera sido el candidato del PSDB?
—Esa es la pregunta del millón de dólares y que tampoco sé cómo responder. Apoyé a Geraldo Alckmin y voté por él en las elecciones. La vida nos lleva y las cosas terminan sucediendo en su propio tiempo. También aprendí a respetar los tiempos y las circunstancias en las que se tienen más o menos oportunidades dentro del sistema político. Cada cosa a su tiempo, no hay que apresurarse. No hay necesidad de tener ansiedad, y la ansiedad nunca es buena en la política ni fuera de ella.
“Ya hay más de cuarenta solicitudes de destitución de Bolsonaro registradas en el Congreso.”
—Interpreto entonces que su tiempo será ser candidato a presidente en 2022.
—Este no es el momento para esa discusión. Como gobernador tengo que estar muy concentrado en la lucha contra la pandemia ayudando a salvar vidas en San Pablo y a superar la muy seria crisis económica que la pandemia ha amplificado no solo en San Pablo sino en Brasil.
—En Argentina se asocia a Fernando Henrique Cardoso con Alfonsín; Alfonsín creó el Mercosur en los 80 junto con el presidente Sarney, y usted siendo muy joven fue funcionario de Sarney y dirigió Embrafilme. Para los argentinos el Partido Socialdemócrata es de centroizquierda. ¿Lo sigue siendo en Brasil?
—Es importante aclarar, sin faltarle el respeto a la historia de 32 años del PSDB y mucho menos a la figura del ex presidente de la república Fernando Henrique Cardoso, que sigue siendo el presidente honorario del PSDB, un gran intelectual, un hombre público de vida limpia y que tuvo dos brillantes períodos como presidente de la República de Brasil, que el PSDB hoy ya no es una socialdemocracia en la línea de la socialdemocracia europea –la más antigua y tradicional– sino un partido de liberalismo democrático, que valora la importancia del trabajo en la vida y sobre todo en los más pobres, los más humildes, rescatándolos, dándoles la oportunidad de empleo pero también de la asistencia mínima a través de la salud, la educación y el llamado ingreso mínimo para que puedan tener una vida digna siendo también un factor de desarrollo económico para el país. Obviamente nosotros, como Argentina y otros 214 países del mundo, estamos sufriendo los efectos de la pandemia de coronavirus. Pero en 2019, nuestro primer año en el cargo, invité a Henrique Meirelles, el ex ministro de Finanzas y ex presidente del Banco Central de Brasil, a ser el secretario del Tesoro en San Pablo, y ese estado tuvo un crecimiento del 2,9% en su producto bruto interno mientras Brasil creció cero punto algo. Menos del 1%, y San Pablo creció tres veces más durante nuestro primer año de gobierno con una política económica liberal y muy agresiva en la búsqueda de inversores internacionales en programas de desestatización, lo que dio como resultado un crecimiento sorprendente, situado muy por encima incluso de los países de América Latina, y tenemos la intención de repetirlo sobre todo en 2022; en 2021 todos tendremos todavía un sufrimiento residual de esta crisis de coronavirus, aunque con mejores perspectivas y esperanza también por contar con la vacuna. Aquí en San Pablo, en el Instituto Butantã, un instituto científico que tiene más de cien años y es el mayor productor de vacunas en América Latina, además cuarto productor de vacunas en el mundo, estamos desarrollando la vacuna CoronaVac junto con un laboratorio chino. El 20 de julio comenzó la tercera fase de pruebas con 9 mil voluntarios. Si todo va bien en esta fase de pruebas, muy probablemente en diciembre ya tengamos la vacuna contra el coronavirus. Además, en asociación con el laboratorio británico AstraZeneca también se producirá en Fiocruz, otra institución médica brasileña muy respetada cuya sede está en Río de Janeiro, una porción de la vacuna de Oxford. En Brasil produciremos dos vacunas contra el coronavirus este año y podremos abastecer a los millones de brasileños que serán vacunados, pero también tendremos la oportunidad de exportar esta vacuna a otros países de Latinoamérica. Diría que esa es la gran noticia del siglo después de la peor noticia del siglo, que fue lamentablemente la crisis de salud del coronavirus.
“Estaríamos en una posición mucho mejor si tuviéramos un líder que respetara la medicina y la ciencia.”
—Con el Lava Jato, además de políticos también fueron presos muchos empresarios importantes, ¿cómo cambiaron el mundo empresarial y la ética de los negocios de Brasil esas condenas?
—Fue un episodio muy importante en la vida democrática de Brasil bajo el liderazgo del juez Sérgio Moro, que fue ministro de Justicia del presidente Jair Bolsonaro pero luego dejó el ministerio y hoy es un antagonista de Bolsonaro. El juez Sérgio Moro junto con los fiscales ayudó a librar a Brasil de este estigma de corrupción a gran escala que fue un sello distintivo del gobierno de Lula y del de Dilma. Siento mucho tener que decir esto: nunca se ha robado tanto dinero público como en la época de Lula. No soy yo quien hizo esa declaración, fueron los jueces, el Supremo Tribunal de Justicia y el Ministerio Público quienes lo descubrieron y llevaron a la detención de decenas de políticos del Partido de los Trabajadores o de partidos asociados al PT.
—También del PSDB; el candidato presidencial de su partido en 2014, Aecio Neves, por ejemplo.
—Incluso más que eso, tuvimos el arresto de un ex gobernador del estado de Minas Gerais que ya no era del PSDB y que fue arrestado, Eduardo Azeredo, justamente porque era corrupto. Minas Gerais es un estado muy importante en Brasil. Apoyé al juez Sérgio Moro en el proceso del Lava Jato y continúo apoyándolo ahora que ya no es juez. Hoy Sergio Moro no puede volver como juez porque se retiró del Poder Judicial, pero puede volver como hombre público o principalmente como el ejemplo que representa para Brasil. El Lava Jato fue un hecho muy importante, de relevancia mundial, reconocido como un proceso que llevó a la cárcel a decenas de políticos corruptos en nuestro país y es un ejemplo para otros políticos saber que tarde o temprano si son corruptos, si roban dinero público, terminarán en prisión. El Lava Jato también llevó a la cárcel a muchos empresarios corruptos que pagaron sobornos a representantes públicos para obtener ventajas en sus empresas. Algunas de estas empresas brasileñas fueron condenadas incluso en otros países porque estaban corrompiendo en otros lugares de América Latina, algo muy triste para Brasil. Espero que también hayan aprendido la lección, porque no basta con que los hombres públicos tengan que ser honestos, que es un principio básico de la vida, sino también los que trabajan en el sector privado.
“El mal ejemplo del presidente de Brasil, que pocos presidentes del mundo han dado, estimuló a más personas a infectarse y ciertamente más personas han sido víctimas del coronavirus.”
—A los partidarios del PSDB se les dice “tucanos” por el color azul y amarillo que adoptó el partido, que coincide con los colores del tucán. Azul y amarillo son también los colores del equipo de fútbol Boca Juniors en Argentina, del cual Mauricio Macri fue presidente antes de ser presidente del país. Usted fue empresario, igual que Macri, fue también primero alcalde de la principal ciudad del país y algunos los asocian ideológicamente. ¿Cuál es su evaluación del gobierno de Macri?
—No me cabe como brasileño hacer un análisis sobre la política argentina o los políticos argentinos. Pero quiero dar mi testimonio personal sobre el ex presidente Macri, con quien he mantenido buenas relaciones. Tengo una buena impresión de él, a quien también califico como un gran alcalde de Buenos Aires e hizo un buen mandato como presidente de la República, aunque no tuvo el éxito que hubiera deseado y que también merecía Argentina con un presidente bien evaluado. Pero la vida política también tiene sus contratiempos. Horacio Rodríguez Larreta continúa como alcalde de Buenos Aires; tenía relaciones muy estrechas con él cuando era alcalde de la ciudad de San Pablo. Yo soy un liberal y defiendo el liberalismo económico con una visión más equilibrada, de centro, con mucho diálogo. No veo la política sin diálogo. No concibo la buena política a través de la imposición de ideas y el extremismo, que nunca produce buenos resultados. El extremismo siempre trae consigo grandes heridas. Y les deseo a quienes practican esa política, como el presidente Macri o quien ejerce en la Ciudad de Buenos Aires, el alcalde Horacio Rodriguez Larreta, que puedan tener éxito, como también al nuevo presidente de Argentina, a quien ya le deseé éxito, al contrario de lo que hizo el presidente Bolsonaro, condenándolo durante las elecciones en Argentina. Nunca lo haría porque entiendo que hay que respetar el voto popular, independientemente de si se elige a alguien que a uno le gusta o no.
—Trump en Estados Unidos, Piñera en Chile, Mario Abdo Benítez en Paraguay y varios casos más en el continente, con distinta suerte, son presidentes que fueron empresarios, ¿qué tiene para aportar un presidente empresario?
—El hecho de que se sea un buen hombre de negocios no garantiza el éxito como hombre público. Tal vez da una proyección, pero no necesariamente la de ser un buen gobernante. Yo he sido un buen hombre de negocios, y por algunos ejemplos que usted mismo ha citado he sido especialmente cuidadoso por mi condición de empresario. No empecé mi vida rico, empecé mi pobre vida trabajando a la edad de 14 años hasta que acumulé suficientes bienes como para no depender absolutamente en nada de la política. Desde que fui elegido alcalde de la ciudad de San Pablo doné mis salarios a las instituciones del tercer sector. Por benevolencia hacia los más pobres, trabajo por nada y me encargué de dar este ejemplo porque puedo hacerlo, no porque recomiende que todos los líderes públicos no reciban sus salarios. Sigo practicando y cada día digo mis oraciones, soy católico y le pido a Dios que mantenga mi humildad y mi equilibrio para que no crea que tengo más fuerza y más poder que cualquier otra persona para ser capaz de escuchar ideas diferentes más que imponer las mías. Tener consideración y humildad es muy importante en cualquier actividad, ya sea a nivel privado o público. Normalmente no funcionan bien en la vida política las personas que imaginan que por haber tenido éxito en el ámbito privado tendrán necesariamente éxito en el ámbito público y pueden imponer sus ideas. Se construyen trayectorias de una manera más positiva cuando se sabe escuchar.
—En las elecciones en las que triunfó Bolsonaro se mencionó la posibilidad de que el presentador de la Globo Luciano Huck fuera candidato cuando Alckmin no mejoraba en las encuestas. Usted condujo en Brasil el mismo programa que Trump en Estados Unidos, “El aprendiz”. ¿La televisión permite obtener una visibilidad que luego facilita el éxito electoral en la política?
—Ayuda, pero no es esencial. En mi caso me ayudó. Durante dos años conduje en Brasil el programa O aprendiz, pero también conduje otros programas de televisión que había estado haciendo durante más de 12 años. He vivido durante 14 años en la televisión y la radio y tengo que decir que realmente ayudó, pero no es una condición necesaria y esencial para que una persona tenga proyección y sea elegida. Tomemos el ejemplo del actual presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, que nunca fue presentador de televisión, tampoco Fernando Henrique Cardoso ni el ex presidente Lula, y todos fueron elegidos.
“Bolsonaro puso la economía por delante de la salud como estrategia electoral.”
—Leí en un reportaje que le hizo el diario “El País” de España que usted dijo: “San Pablo será un bastión de resistencia para preservar la democracia en Brasil. ¿La democracia está amenazada por algunas actitudes del presidente Bolsonaro?
—La democracia ya fue amenazada por esta actitud de nuestro presidente. Fue amenazada en diversos momentos, llegó a amenazar el Supremo Tribunal, equivalente a la Corte Suprema de Justicia, llegó a amenazar al Congreso. Ahora el presidente está un poco más tranquilo, pero hubo ministros que dijeron textualmente que cerrarían el Congreso y el Supremo Tribunal de Brasil. Quien propone eso quiere abrazar la dictadura, imponer el autoritarismo en el país y no valorar ni respetar la democracia. Y un ministro del presidente dijo eso. El propio Bolsonaro participó en muchas manifestaciones en Brasilia frente al Palacio del Planalto donde se colocaron pancartas ante él e incluso aplaudió las pancartas que decían Abajo el Congreso Nacional, “Abajo la Corte Suprema”, “Viva la dictadura. ¡Con Jair Bolsonaro presente! El gobierno autoritario de Jair Bolsonaro fue y sigue siendo una amenaza. Debemos ser muy cuidadosos en este sentido, dije y repito que en San Pablo seré un bastión en la defensa de la democracia. Lo aprendí por mi padre en su exilio, que se mantuvo alejado de Brasil durante diez años debido a un acto de dictadura militar en Brasil. Aprendí en casa a respetar la democracia, a respetar los derechos humanos, a respetar la libertad de prensa, a respetar la libertad intelectual, a disentir. El desacuerdo es parte de la democracia. No hay democracia sin lo contradictorio. Esto no existe solo en el pensamiento de aquellos que tienen una vocación autoritaria. Y espero que las amenazas que hasta hace poco se hacían en Brasilia ya no ocurran. Yo como gobernador de San Pablo me opondré a ellas de frente.
—Este tipo de actitudes generaron pedidos de juicio político. ¿Bolsonaro podría terminar su mandato anticipadamente por un impeachment?
—Ya hay más de 40 solicitudes de destitución del presidente Bolsonaro registradas en el Congreso. Pero en este momento el Congreso Nacional no está en sesión. Está funcionando de forma virtual debido al coronavirus. Probablemente volverá en agosto o a más tardar en septiembre para tener sus sesiones en la Cámara de Diputados y el Senado. A partir de entonces, será decisión del Congreso Nacional evaluar o no la conveniencia de llevar a cabo una votación de impeachment, que siempre es una situación muy difícil para la vida democrática de un país. No apoyo el mal de nadie, ni aún con el mal que ha traído el presidente Bolsonaro. Apoyo el bien de mi país por el bien del pueblo brasileño, y espero que así sea. Quién sabe después de esta grave crisis del coronavirus tengamos un poco de paz, un poco de comprensión y compasión también para el pueblo, porque los que más sufren, aun antes de la pandemia, son los más pobres; ellos tienen el mayor sufrimiento en el país y por ellos debemos luchar. Y estoy seguro de que no habrá mejor lucha que la obediencia democrática en Brasil.
“Son las personas más sencillas y no las más ricas quienes siguen aplaudiendo a Bolsonaro.”
—La semana pasada entrevisté al ex ministro de Salud de Brasil Luiz Henrique Mandetta, despedido por Bolsonaro por promover las cuarentenas que usted sí aplicó en San Pablo. Mencionó que la ciudad de San Pablo con sus 23 millones de habitantes fue la capital más poblada del mundo donde ingreso el coronavirus y aun así no se dejó de atender a ningún enfermo, como sí sucedió en algunas ciudades de países desarrollados.
—Por eso fue despedido el doctor Mandetta del gobierno de Bolsonaro, porque defendía el aislamiento social y la cuarentena. El presidente fue en contra de la prescripción médica y se hizo fanático de la hidroxicloroquina. Por el contrario, Mandetta abogó por el uso del barbijo como protección, por el aislamiento social. Es un médico respetable. Tengo mucha admiración por lo que hizo Luiz Henrique Mandetta, por el médico, por el hombre público y por el ciudadano Mandetta, y le agradezco las referencias elogiosas que hizo sobre nosotros aquí. El 26 de febrero, cuando tuvimos el primer caso de coronavirus aquí en San Pablo, fue un Miércoles de Ceniza, el primer día después del carnaval, que es la mayor fiesta popular de Brasil. Ese mismo día creamos un comité de contingencia de salud formado por médicos y científicos. Y desde entonces todas las iniciativas que tomamos aquí en San Pablo para luchar contra el coronavirus fueron apoyadas por este comité. En este momento tiene 19 miembros, y todas nuestras acciones han sido validadas por la ciencia. No resultaron de la política, no fueron producto de la presión de tal o cual alcalde o siguiendo la voluntad de un gobernante. Me sometí a la ciencia como lo sigo haciendo hoy en día, y no cometimos errores. San Pablo fue el epicentro de esta gravísima pandemia. Hoy estamos en la meseta, en una situación controlada que todavía exige mucha atención. No hemos superado la grave crisis del coronavirus, pero la estamos controlando mejor y no hemos tenido ningún colapso del sistema de atención médica incluso atendiendo a todos los brasileños. Ahora estamos abriendo gradualmente la economía de una manera muy cuidadosa, paso a paso, y también sabiendo cómo dar un paso atrás. Ya lo tuvimos que hacer en San Pablo, avanzando donde era posible y retrocediendo donde era necesario, pero siempre obedeciendo a la ciencia y la medicina.
“Y son los más humildes quienes lo votaron, los que pagan la factura de este negacionismo.”
—En San Pablo las camas de terapia intensiva están ocupadas en el 85% y ya estuvieron al 92%, siempre con más ocupación en centros públicos que privados.
—Hoy nuestro promedio es de 65% de ocupación de camas públicas y también privadas. Ya alcanzamos el 85%, pero hemos hecho un gran esfuerzo para preparar equipos de fisioterapeutas y enfermeras así como la adquisición de respiradores, que son el equipo de la UTI para la red de hospitales públicos. Y en casos ocasionales cuando una ciudad llega al 80%, 85%, inmediatamente ponemos un grupo de trabajo para ayudarla a bajar ese promedio a menos del 70%. Por eso no tuvimos ningún colapso durante la crisis del coronavirus en San Pablo, pero lamentablemente tuvimos varias regiones del país y varias ciudades donde se alcanzó el 100% de ocupación de camas en la UTI, al igual que lamentablemente ocurrió en Italia y España, donde los médicos tuvieron que elegir quién vivía y quién no.
—Independientemente de San Pablo en particular, Brasil en general es el segundo país con el mayor número de víctimas de coronavirus. ¿Cómo cree que afectará eso la imagen mundial de Brasil y el comercio internacional del país?
—Ya afectó la imagen de Brasil la postura de las negaciones del presidente Jair Bolsonaro que dijo, y sigue diciendo, que el coronavirus es una gripe pequeña y un resfriado y no una pandemia ni un virus muy grave. Brasil ha sido muy perjudicado por estas declaraciones del presidente junto con otra posición muy equivocada de respeto al medio ambiente, no solo en la región del Amazonas sino en otras regiones del país. Hoy en día, Brasil tiene grandes dificultades de aceptación y de imagen en Europa, en los Estados Unidos y en Asia, hasta el punto de que incluso a los brasileños se les prohíbe la entrada por los aeropuertos a los países europeos y también a los Estados Unidos. Es una situación muy deprimente para los brasileños vivir en una circunstancia como esta, estaríamos en una posición mucho mejor en todo el país si tuviéramos un líder que respetara la medicina y la ciencia de la salud. Que por nuestra televisión no dijera que el Covid-19 es una gripe, un resfriado, alguien que guiara a la gente para quedarse en sus casas y protegerse, y si tuvieran que salir que lo hicieran con barbijos para que la población actuara de manera correcta, pero eso no fue lo que pasó. El mal ejemplo del presidente, que pocos presidentes del mundo han dado, lamentablemente estimuló a más personas a infectarse y más personas han sido víctimas del coronavirus. Lo siento mucho por Brasil, y esto está sucediendo en mi país. Amo a Brasil, y es lo que me motiva a estar en la vida pública. Me gustaría mucho que hoy se estuviera alabando a nuestro presidente y no reconociendo los errores que ha cometido y los que sigue cometiendo y, por tanto, perjudicando la imagen internacional del país.
“Es también muy peligroso porque todavía estamos enfrentando la pandemia.”
—El ex ministro de Salud Mandetta explicó que desde el primer día le dio toda la información a Bolsonaro sobre la gravedad que tendría el coronavirus y las centenas de miles de muertos que podía producir sin medidas que lo combatan. Y que el presidente nunca estuvo mal informado sino que fue una estrategia electoral que apostaba a que cuando los ciudadanos tuvieran que votar por su reelección en 2022 y el coronavirus hubiera sido superado preocupara más la crisis económica que la salud y él pudiera echarles la culpa a los gobernadores como usted de haber agravado la economía con cuarentenas.
Bolsonaro puso la economía por delante de la salud como estrategia electoral, pero me gustaría añadir que también por ignorancia. Cualquiera que tenga la capacidad de pensar y razonar no antepone su interés personal o político al interés de su pueblo. Cualquiera lo haría con compasión, un mínimo de sentido común y equilibrio, y priorizaría a su pueblo, que fue quien lo eligió: no se convirtió en presidente de la república por un acto instantáneo o por la fuerza de un milagro. Fueron las elecciones las que lo llevaron a ser presidente. Debería tener compasión por su pueblo, especialmente por los más pobres y humildes, que son los que más sufren en este momento. Son los más infectados y las mayores víctimas también en la muerte. Son las personas más humildes y sencillas y no las más ricas de la clase media o los empresarios quienes siguen adulando y aplaudiendo al presidente Bolsonaro, y son los más humildes los que pagan la factura de este negacionismo. Estas actitudes erróneas del presidente, repito, entristecen mucho. Ojalá se hubiera comportado de otra manera y dirigiera Brasil en lugar de condenarlo a esta triste situación, el segundo país del mundo en número de infectados y muertos por el coronavirus. Es una clasificación triste y lamentable. Es también muy peligroso porque todavía estamos enfrentando la pandemia. Solo terminará con la vacuna que estamos desarrollando aquí. Repito, en San Pablo junto con los socios chinos que han sido condenados por el mismo negacionismo diciendo que China no tenía la capacidad de producir ninguna vacuna contra el coronavirus. China cuenta hoy con tres vacunas desarrolladas con alta tecnología y a escala para satisfacer la demanda mundial de quienes hoy, lamentablemente, son víctimas infectadas por el coronavirus. Además de la vacuna inglesa también se están desarrollando otras en Suiza, en los Estados Unidos y en Francia. Pero estamos viviendo un momento muy triste en la historia del Brasil. Sé que usted acompaña nuestra historia, que ha estado aquí tantas veces y tiene amigos, por lo que tiene un corazón argentino pero con trazos brasileños y que también es triste para ustedes, que les gustaría tener un país vecino más fuerte y más cercano a los argentinos y sobre todo en el camino correcto. Lo que Bolsonaro le dijo a Mandetta que quería no es lo correcto, es una estrategia de palacio, una estrategia equivocada. Yo me ocuparé de la economía en el futuro tal como la he hecho antes del coronavirus sin esperar siquiera que pase la pandemia generando una agenda económica de crecimiento.
“También es triste para ustedes, pues les gustaría tener un país vecino más fuerte.”
—Entonces es optimista respecto de la economía de 2022.
—Soy un optimista que siempre he construido mi vida profesional, personal, y también en la política con optimismo, alegría y con oraciones y un buen sentimiento. Tengo la esperanza de que podamos superar esta pandemia con la llegada de la vacuna y recuperar la economía brasileña. Brasil tiene una economía diversificada y fortalecida, predominantemente privada, y es posible recuperarse. Paulo Guedes, que es el ministro de Economía de Brasil, es una persona experta. Lo conozco desde hace 35 años, cuando estaba en el sector privado y yo estaba allí. Hoy tenemos un mal momento, pero es posible recuperar la economía brasileña. Aquí en San Pablo contamos como secretario de Hacienda con quien fue ministro de Hacienda del presidente Michel Temer y también presidente del Banco Central (de Lula): Henrique Meirelles es un hombre de reputación internacional muy conocido en Argentina. Desde San Pablo potenciaremos la economía de Brasil, vamos a ayudar a la economía brasileña para reanudar su crecimiento, y espero que el actual ministro Paulo Guedes siga esta línea y pueda utilizar la experiencia de su vida precedente como un hombre liberal para recomponer la economía. Y todos tenemos que ayudar. Primero tendremos que tener políticas públicas correctas a nivel ambiental, tendremos que recuperar los sectores económicos, especialmente los micro y pequeños empresarios, que fueron los más afectados por la crisis del coronavirus, y tener una política internacional muy agresiva para traer capitales a Brasil sin discriminar ni el capital de la industria, ni del sector de servicios ni el de agronegocios, sea de Argentina, de los Estados Unidos, de China, de Corea del Sur, de Europa, de donde fuera posible traer inversiones y aumentar las exportaciones brasileñas. La economía no tiene ideología, como sí la tiene la política; su ideología es la eficiencia, la transparencia y la capacidad. En San Pablo lanzaremos el programa Retomada 21-22, que presentaremos ahora en octubre y a partir de enero del próximo año comenzamos fuertemente. El primer paso se dará en el Foro Económico en Davos, en Suiza, donde presentaremos los proyectos de desestatización de San Pablo y los programas de inversiones en agronegocios, industria, comercio, el sector de servicios y el sector de ciencia y tecnología, más allá del agronegocio, que representa una parte considerable de la economía de San Pablo. Allí haremos nuestro lanzamiento del año 2021. Hemos abierto dos oficinas de San Pablo en el extranjero, una en Shanghai, en China, que ya ha sido acosada por el gobierno de Bolsonaro. Nosotros queremos a China como socio. Ya es el mayor socio comercial de San Pablo y también del país. Queremos hacer más negocios con China vendiendo más, no solo productos de agroindustria de San Pablo sino también productos manufacturados. Queremos la inversión china aquí en San Pablo en carreteras y ferrocarriles, puertos, aeropuertos y otros sectores de nuestra economía, como también queremos la de otros países. Hemos abierto una oficina en Dubai para hablar más directamente con Oriente Medio y los grandes fondos soberanos internacionales que están en el Este y el resultado ha sido el crecimiento de las inversiones de estos fondos aquí. En junio del próximo año ya estamos planeando abrir la Oficina Comercial de San Pablo en Munich, Alemania, para fortalecer los lazos con los inversores alemanes y europeos. El mundo será mucho más competitivo a partir de enero del próximo año, vencido el Covid-19, porque estoy seguro de que en enero ya tendremos la vacuna distribuida y aplicada en todo el mundo. Tendremos los cuidados necesarios con la salud de nuestro pueblo pero también una visión liberal de la economía. Repito, con esperanza y con capacidad para la recuperación económica del Estado de San Pablo, y con ello esperamos ayudar también a nuestro país.
—Última pregunta sobre el Mercosur y las diferentes opiniones de sus miembros respecto del acuerdo con la Unión Europea y otros países. ¿Cuál es su posición?
—Estoy a favor del Mercosur, pero entiendo que hay que modernizar estas relaciones primero armonizando los países que lo conforman. Con todo respeto, no tiene sentido que Venezuela participe en el Mercosur. Un país que tiene un régimen dictatorial y extremista. Después, organizar las relaciones de los países que componen el Mercosur para establecer nuevos acuerdos bilaterales, sobre todo con el continente europeo, e intentar también con Estados Unidos, aunque sea un gobierno difícil y que está en vísperas de elecciones presidenciales. Tal vez tengamos un nuevo gobierno norteamericano el año que viene, con una visión menos autoritaria en el principal mercado económico mundial. Y al mismo tiempo el Mercosur puede y debe, en mi opinión, acercarse a China para fortalecer las relaciones económicas bilaterales entre los países que conforman el Mercosur y ese gran mercado de consumo que es China, así como India, y los demás países que representan potencias económicas, en una relación de unidad bilateral. Pero también necesitamos tener una relación fluida entre los países que forman el Mercosur. Brasil debe respetar a la Argentina y las condiciones de un importante socio comercial como es Argentina para el Brasil, tanto como lo es Brasil para la Argentina. Será necesario que después de la pandemia se recupere un enfoque bien definido y se restablezcan los acuerdos bilaterales.
“La ideología de la economía es la eficiencia, la transparencia y la capacidad.”
—Muchas gracias, suerte para San Pablo y para Brasil en la lucha contra el coronavirus. Nos veremos en San Pablo o en Argentina.
—Muchas gracias. Tengo un especial aprecio por Editorial Perfil en Brasil y mucho cariño por Argentina, donde viví junto a mi padre en Mendoza cuando estuvo en el exilio durante la dictadura militar en Brasil en 1974. Argentina fue fundamental para rescatar la autoestima de mi padre por aquellos años en que pudo trabajar en la industria vitivinícola, le dieron una oportunidad en el momento más difícil de su vida, lo que le permitió regresar a Brasil en condiciones económicas mínimas pero suficientes para reiniciar su vida. Además de agradecimiento tengo respeto por los argentinos.