SAN PABLO- Recién ayer por la noche se confirmó el encuentro bilateral y presencial entre los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva y Donald Trump. La cita se concretó en Kuala Lumpur y, según reveló el gobernante brasileño a través de un posteo en la Plataforma X, fue “excelente”. En principio, se suponía que la conversación entre ambos sería en soledad, pero finalmente, los dos mandatarios estuvieron acompañados por sus ministros más próximos. Al Jefe de la Casa Blanca lo asistieron Marco Rubio, secretario de Estado, y Jamieson Greer, del USTR (Representante Comercial de los Estados Unidos). Con Lula estuvieron su canciller Mauro Vieira y el secretario ejecutivo del Ministerio de Industria y Comercio, Márcio Elias Rosa.
Lula da Silva busca recomponer la relación con Trump durante la cumbre de la ASEAN en Malasia
En las redes sociales, luego de la cita, Lula reveló entusiasmo. Confió, entre otras cosas, en la rápida resolución del conflicto por el arancel de 50%, impuesto por Trump al ingreso de bienes brasileños al mercado estadounidense. De tal suerte, lo que había comenzado como una aproximación “soft”, durante la Asamblea Anual de las Naciones Unidas a fines de septiembre, terminó con momentos de “complicidad” entre las dos figuras, al decir de diplomáticos que escucharon la conversación de los presidentes.
Según el ministro Vieira, “Trump dijo que admiraba el perfil de la carrera política de Lula, dado que ya había sido dos veces presidente y luego fue perseguido en Brasil. Reconoció que se había recuperado tras probar su inocencia y que por eso conquistó el tercer mandato”. Vieira añadió que la charla se desarrolló “en forma que definiría como hasta alegre”.
Tal como contemplaba la agenda oficial de Lula, el líder brasileño participó de un encuentro posterior entre empresarios brasileños y de Malasia. Aprovechó la oportunidad para señalar que junto con Trump, ambos habían conseguido “algo que parecía imposible”. Lo cierto es que tanto el americano como el brasileño lograron imprimir, en el Centro de Convenciones de esa capital, una gran velocidad al acercamiento, durante los 45 minutos que compartieron. “Fue un diálogo óptimo en la tarde de este domingo en Malasia. Discutimos en forma franca y constructiva la agenda comercial y económica bilateral. Concordamos que nuestros equipos se irán a reunir inmediatamente para avanzar en la búsqueda de soluciones, tanto para los aranceles de 50% como para cancelar las sanciones contra autoridades brasileñas (suspensión de la visa)” declaró Lula. Trump, a su vez, admitió que “vamos a discutir por un tiempo y probablemente llegaremos rápido a una conclusión”.
Por supuesto, entre los temas que estuvieron en la mesa se destacó la prisión decretada contra Jair Bolsonaro. El presidente de Brasil dijo que había pruebas “robustas” de la independencia de la Corte Suprema para juzgar el caso del Golpe de Estado fallido, del 8 de enero de 2023. Lula le entregó a su colega una carpeta roja, con el símbolo de la Presidencia brasileña, donde se explicó el punto de vista de su gobierno acerca de la crisis política y comercial que se había embutido entre las dos naciones. En ese documento se habla también de la disposición brasileña para intermediar en el conflicto entre EE.UU y Venezuela. De acuerdo con la diplomacia brasileña, los norteamericanos reaccionaron en forma “positiva” a la oferta.
Lula no parece haber cedido a presiones americanas de moderar sus relaciones con la gran potencia asiática. “No queremos una disputa que nos obligue a elegir entre China y Estados Unidos. Queremos quedarnos del lado de China, de EE.UU., de Malasia y de todos los demás países”, sostuvo.
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