En el hermético mundo de la política norcoreana, donde las dinastías se forjan en el secretismo y la lealtad absoluta, Kim Yo Jong emerge como una de las figuras más enigmáticas y potentes. Nacida alrededor de 1987 o 1988, esta mujer de porte elegante y mirada penetrante es la única hermana del supremo líder Kim Jong Un y, según analistas internacionales, la mujer más influyente en el régimen de Corea del Norte.
El ascenso de Yo Jong no solo representa un raro ejemplo de empoderamiento femenino en un sistema patriarcal, sino que también aviva debates sobre el futuro de la dinastía Kim: ¿podría ella, con su astucia diplomática y control ideológico, convertirse en la primera mujer al mando de Pyongyang? Las especulaciones, alimentadas por su proximidad al poder y las vulnerabilidades de salud de su hermano, revivieron en 2025, aunque sombras de incertidumbre se proyectan desde la creciente visibilidad de la hija de Kim Jong Un.
Kim Yo Jong, orígenes en la sombra
Kim creció en el epicentro del poder norcoreano, como una de los cinco hijos de Kim Jong Il, el difunto líder que gobernó desde 1994 hasta su muerte en 2011. Junto a su hermano Jong Un, pasó parte de su juventud en Berna, Suiza, donde ambos asistieron a escuelas locales bajo identidades falsas para evitar escrutinios internacionales.

Esta experiencia en el extranjero, inusual para la élite norcoreana, les permitió absorber influencias occidentales mientras se forjaba su lealtad al régimen. De regreso en Pyongyang, Yo Jong completó sus estudios en la prestigiosa Universidad Kim Il Sung, un bastión de la ideología juche.
Su entrada pública al escenario político data de diciembre de 2011, durante el funeral de su padre, donde apareció como una de las pocas figuras de luto que no derramó lágrimas —un gesto interpretado por observadores como signo de su temple de acero. Desde entonces, escaló posiciones clave en el Partido de los Trabajadores de Corea.
En 2014, Yo Jong asumió el cargo de vicedirectora del Departamento de Propaganda y Agitación, responsable de moldear la narrativa oficial del régimen, desde la glorificación de los misiles nucleares hasta la demonización de enemigos externos. En 2021, fue nombrada miembro de la Comisión de Asuntos Estatales, el órgano supremo de toma de decisiones, consolidando su estatus como confidente indispensable de su hermano.
La mano invisible del poder: la influencia y las controversias de la hermana de Kim Jong Un
El rol de Kim Yo Jong trasciende la burocracia; es la arquitecta de la retórica beligerante que define la diplomacia norcoreana. Redactó numerosos comunicados oficiales que insultan a líderes mundiales, consolidando su reputación como la "voz" de Pyongyang.
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En 2017, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos la incluyó en su lista de sanciones por su presunta implicación en violaciones a los derechos humanos, un reconocimiento tácito de su peso. Durante los Juegos Olímpicos de Invierno de 2018 en Pyeongchang, lideró la delegación norcoreana, sonriendo en fotos con el presidente surcoreano Moon Jae-in mientras negociaba en las sombras.
En 2025, su influencia se manifestó en respuestas agresivas a provocaciones externas. En agosto, rechazó categóricamente cualquier diálogo con Corea del Sur, declarando que Pyongyang "nunca verá a Seúl como un socio diplomático", en un comunicado que subraya la hostilidad renovada del régimen.

Días después, amenazó con un "precio atroz y precioso" en represalia por globos propagandísticos enviados desde el Sur, intensificando las tensiones en la península. Sus ataques verbales no discriminan: calificó al presidente Joe Biden como "un viejo sin futuro" y al exmandatario surcoreano Yoon Suk Yeol como "un perro hambriento ladrando de alegría por un hueso".
Acompañando a su hermano en más de 100 apariciones públicas anuales —incluyendo pruebas de armas nucleares y cumbres con aliados como Rusia y China—, Yo Jong actúa como su escudo y consejera. Informes de inteligencia surcoreana la describen como la "mano derecha" de Kim Jong Un, especialmente durante periodos de ausencia del líder, como en 2014, cuando supuestamente asumió funciones interinas durante su convalecencia.
Su matrimonio, presuntamente con un alto funcionario del partido y con dos hijos, permanece como un secreto de estado, reforzando su imagen de devoción absoluta al régimen.
Especulaciones en torno a la sucesión: de favorita a posible líder interina
La pregunta central sobre Kim Yo Jong siempre ha girado en torno a la sucesión. En un régimen donde el poder se hereda por sangre —de Kim Il Sung a su hijo Jong Il, y luego a Jong Un—, su proximidad familiar la posicionaba como candidata natural.

Thae Yong-ho, exdiplomático norcoreano desertor, argumenta que, en caso de muerte repentina de Jong Un, el sistema solo permitiría un liderazgo interino a la "número dos": ella misma. Esta visión se fortaleció por los problemas de salud de su hermano —obesidad, hipertensión y diabetes—, que generaron rumores de inestabilidad desde 2020.
Sin embargo, las especulaciones de 2025 dieron un giro drástico. La hija de Kim Jong Un, Kim Ju Ae, de unos 12 o 13 años, eclipsó a su tía con apariciones internacionales, como su debut en Beijing en septiembre durante el desfile militar de la victoria china, un evento que analistas interpretan como señal de su designación como heredera.
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La Agencia de Inteligencia Nacional surcoreana afirmó que Jong Un está "solidificando el estatus de su hija como sucesora probable", citando su protección equivalente a la del líder y su rol en eventos de alto perfil. Cheong Seong-chang, experto del Instituto Sejong, señala que, al llevarla a China, Jong Un envía "una señal fuerte al mundo de que ella será su sucesora".
Esta dinámica deja a Yo Jong en una posición ambigua: aún poderosa, pero relegada en la línea sucesoria. La revista estadounidense Newsweek destacó que, aunque ella fue vista como "fuerte candidata" para romper el techo de cristal patriarcal, la preferencia por Ju Ae —con honoríficos como "hija más amada" y "estrella matutina general"— indica un giro hacia la cuarta generación Kim. No obstante, su rol como regente permanece viable, especialmente si Jong Un muere prematuramente, evitando un vacío de poder que podría desestabilizar el régimen.
Un futuro incierto para la eterna dinastía Kim
Corea del Norte, con su culto a la personalidad y arsenal nuclear, no tolera transiciones caóticas. Kim Yo Jong encarna la continuidad: su control sobre la propaganda asegura la cohesión ideológica, mientras su red de lealtades —forjada en Suiza y templada en Pyongyang— la posiciona como guardiana del legado familiar. Aunque las luces ahora iluminan a Ju Ae, la hermana mayor no desapareció; al contrario, su silencio calculado sugiere preparación para cualquier escenario.
En un 2025 marcado por alianzas con Moscú y Beijing, y tensiones crecientes con Washington y Seúl, el destino de Yo Jong podría redefinir no solo Corea del Norte, sino el equilibrio geopolítico en Asia Oriental. ¿Sería aceptada como líder suprema en una sociedad confuciana? ¿O se convertirá en la arquitecta del trono de su sobrina? Solo el tiempo, y los decretos de Pyongyang, lo dirán. Por ahora, su poder —discreto pero inexorable— recuerda que en la dinastía Kim, las mujeres no solo sobreviven: dominan.
(ds)