Para Javier Milei, trasladar la embajada argentina en Israel a Jerusalén occidental —una de las definiciones territoriales más controvertidas y sensibles del sistema multilateral— es un imperativo "moral". Una pieza esencial de la política exterior libertaria, cuya certeza es el alineamiento con Estados Unidos e Israel, los custodios de los "valores occidentales" y líderes del club de países del "mundo libre" al que el Presidente quiere pertenecer a toda costa.
La decisión fue confirmada por el canciller Pablo Quirno y su homólogo israelí, Gideon Sa'ar ante un auditorio repleto de empresarios argentinos e israelíes durante el Foro Argentina–Israel, organizado por la Cámara de Comercio bilateral. Un espacio donde las charlas sobre la política del gobierno libertario y los negocios se fusionaron con la discusión geopolítica, constituyendo lo que ya no es solo un síntoma de época sino una constante en la conversación del empresariado local e internacional.
"Nuestros gobiernos son extremadamente cercanos", reconoció el enviado de Benjamin Netanyahu, luego de afirmar que el traslado de la embajada argentina podría concretarse entre abril y mayo de 2026. Según informó, ocurrirá dos meses después de la visita del canciller argentino, y con el Presidente viajando personalmente para inaugurar el gesto geopolítico más significativo de su giro en política exterior.

El anuncio se inserta en una etapa de alineamiento total con el gobierno de Netanyahu, justo cuando Israel atraviesa su momento diplomático más delicado por la condena internacional a su guerra en Gaza, con el primer ministro impedido de viajar al exterior por la orden de arresto internacional emitida por la Corte Penal Internacional, en el marco de la investigación de los crímenes de guerra y lesa humanidad.
Y ocurre, además, mientras Argentina sostiene una disputa territorial por Malvinas bajo la figura de colonialismo con la única carta disponible que tiene: la diplomacia y la defensa del derecho internacional. El contraste no pasó inadvertido: el país que exige apoyo internacional para recuperar un territorio usurpado decide, al mismo tiempo, adoptar una postura contraria a las resoluciones de la ONU que condenan el cambio de estatus jurídico de Jerusalén y la ocupación unilateral de la ciudad, en el marco del reconocimiento del conflicto israelí-palestino.
En tanto, la decisión de avanzar con el traslado —un tema históricamente sensible para la diplomacia argentina— forma parte de una narrativa que Milei sostiene desde la campaña y que su gobierno buscó consolidar en sus primeros meses en el poder. Para la gestión libertaria, el movimiento expresa una filosofía política más amplia: la idea de que Argentina debe alinearse de manera explícita con el poder occidental en detrimento de los equilibrios históricos que dominaron la política exterior desde la recuperación democrática. En ese esquema, para el Presidente Israel ocupa un lugar prioritario tanto por razones ideológicas como simbólicas. En paralelo, en los pasillos, un parlamentario del Mercosur de La Libertad Avanza lo sintetizó en un breve intercambio con PERFIL: "Para Milei, el traslado de la embajada tiene una dimensión moral. Es parte de su convicción personal".
El Gobierno confirmó ante Israel que trasladará la embajada argentina de Tel Aviv a Jerusalén
Ese es el marco en el que inevitablemente surge la pregunta que sobrevoló cada pasillo del foro económico: si el Gobierno ofrece un gesto geopolítico tan amplio —y con potencial costo diplomático— a un socio comercial menor (con un estimado en 525 millones de dólares en favor de Argentina según últimos registros oficiales), ¿existe un retorno económico real para la Argentina en el corto plazo?
El foro económico Argentina- Israel: del "costo" geopolítico a las promesas de inversión
En ese clima, la embajadora Yael Ravia Zadok, representante del área económica de la Cancillería israelí, planteó una lectura inequívoca del momento bilateral marcado por la alianza "estratégica" que combina el "talento argentino" con el "know how israelí". "Que hayan venido representantes del gobierno y del sector privado es una muestra del potencial que vemos en Argentina. Es un tiempo de oportunidad para hacer negocios en un nivel más acelerado. Nuestras economías son complementarias", afirmó en una charla con periodistas de la que participó PERFIL.
Sin embargo, el componente político-ideológico que une a La Libertad Avanza de Milei con el Likud de Netanyahu también estuvo presente. El tempo lo marcó el anuncio de la fecha para el traslado de la embajada argentina a Jerusalén, confirmado por ambos gobiernos para principios de 2026, una simbiosis que pondrá a Argentina en una lista de parias liderada por Estados Unidos luego de que Donald Trump concretara el traslado de su sede diplomática en 2017. La escueta lista de siete países la completan países como Honduras o recientemente Paraguay, pero también Kosovo, un Estado no reconocido por la ONU que recientemente envió tropas a Puerto Argentino para los ejercicios militares ilegales del Reino Unido.
Ese fue el marco en el que PERFIL planteó la pregunta que muchos evitaban formular en público: si existe tanta afinidad política y se prevé un gesto diplomático de alto impacto que podría tener un costo geopolítico alto para un país que depende de la ONU, sus resoluciones y comités para negociar con el Reino Unido. ¿Hay acuerdos concretos de inversión ya firmados?

"La amistad y la solidaridad están porque el corazón está en el lugar indicado. A nosotros nos guía la justicia; sabemos quién está bien y quién está mal. Valoramos el apoyo del presidente Milei, y le aseguramos al gobierno argentino nuestra solidaridad con sus desafíos", respondió la enviada de Netanyahu, sin hacer referencia explícita a la Cuestión Malvinas. "Estamos buscando resultados rápidos y estoy segura de que en un año veremos acuerdos comerciales, inversiones y colaboraciones en nuevas oportunidades y mayores volúmenes", indicó, sin dar mayores precisiones.
Rodeada por empresarios, diplomáticos y asesores, la funcionaria israelí elogió la política económica del gobierno libertario la "amistad y solidaridad" del presidente argentino en un "momento de oscuridad" de los últimos dos años según definió su jefe, el canciller Sa'ar. Y agregó un punto que repetirían otros funcionarios israelíes a lo largo del día: Israel no mira solo el vínculo bilateral, sino la posibilidad de que Argentina funcione como plataforma de acceso a Iberoamérica, una maniobra que potencias como EE.UU o China juegan en otros órdenes, como el militar o el ciberespacial. "Cuando uno mira a Argentina, no solo vemos el potencial del comercio bilateral sino al país como una puerta de entrada al mercado de la región", sostuvo.
Por su parte, el presidente de la Unión de Manufactureros de Israel -el equivalente a la UIA-, Ron Tomer, acompañó a la delegación israelí y, en ese punto geopolítico sensible, opinó: "No hay costo en hacer las cosas bien. Puede haber un pequeño precio, pero Argentina se va a beneficiar de estar alineada, como hicieron Estados Unidos o Alemania". Sin embargo, al ser advertido por este medio de la diferencia con el caso argentino—esos países no padecen un conflicto colonial sino que, en muchos casos, son potencias que ejercen influencia— el dirigente industrial israelí volvió a girar el debate hacia su expertise. "El resultado no viene por una decisión de un gobierno, sino por las empresas que decidan invertir. Esa es la visión de su presidente: que Argentina sea atractiva para inversores y no que reciba donaciones".
La mirada del empresariado local
La narrativa pro israelí es uno de los puntos de coincidencia entre Milei y el círculo rojo que todavía está a la expectativa de las reformas prometidas por Milei que se sumen a otras como el RIGI. La mirada coincidió un reconocido dirigente industrial presente en el foro bilateral, quien se alineó con la política exterior "ideológica" y disruptiva de Milei pro EE.UU. "Siempre sirve ser amigo de un poderoso", resumió en off. "Pero esto no implica que se meta con lo comercial. Milei no va a firmar normativas que prohíban el comercio con China. A eso le llamo pragmatismo", agregó.
El contraste también aparece en el intercambio comercial. Aunque el Gobierno presenta la relación como una "alianza estratégica", lo cierto es que el comercio bilateral retrocedió en los últimos años y hoy se sostiene mayormente en nichos tradicionales (fertilizantes, productos agrícolas, tecnología de riego en Mendoza). Importadores argentinos advierten que las trabas a las transferencias del Banco Central, sumadas a la incertidumbre cambiaria, complicaron aún más la operatoria.
La paradoja quedó planteada a lo largo de toda la jornada del foro, realizado el martes 25 en el CCK / Palacio Libertad bajo un fuerte operativo de seguridad. Mientras Milei apuesta a profundizar una alianza ideológica que coloca a Israel en un lugar prioritario de su mapa político -y moral-, las señales económicas se mantienen en terreno potencial. El Gobierno sostiene que el traslado de la embajada expresa un compromiso de valores; el empresariado, en cambio, sigue mirando las variables domésticas antes que los gestos diplomáticos.

El contraste entre la épica geopolítica y la cautela económica quedó sintetizado por Mario Montoto, uno de los anfitriones del foro: "El empresario primero mira los números del país". Aunque destacó que la Cámara Argentino-Israelí viene creciendo "promedio 30% en cantidad de socios" y que "hay un clima de negocios respaldado por los buenos resultados que se están viendo en la economía argentina", también dejó claro que el interés inversor no se define por afinidades políticas sino por condiciones económicas concretas.
A esa prudencia se sumó la lectura israelí: la enviada Ravia Zadok habló de un "tiempo de oportunidad" y afirmó que "en un año veremos acuerdos comerciales, inversiones y nuevas colaboraciones", sin ofrecer compromisos inmediatos más que un webinar bilateral. En ese punto —entre la convicción moral del Presidente, el cálculo empresarial y la ausencia de anuncios concretos— se mueve hoy la relación con Israel. Una relación que Milei busca elevar al plano estratégico, aun cuando los beneficios materiales de ese acercamiento todavía están lejos de manifestarse.