Con una sonrisa en el rostro, Luis Lacalle Pou dio ayer sus primeros pasos como presidente electo de Uruguay, al reunirse con quien fuera su rival, Daniel Martínez, y con aliados de la “coalición multicolor” que lo acompañará en el gobierno, al tiempo que dejó sus primeras definiciones políticas, al asegurar que su triunfo se debió al descontento con la gestión de Tabaré Vázquez. Además, el líder del Partido Nacional declaró que en Venezuela hay “una dictadura”, alejándose de la política exterior de equidistancia y no intervención del Frente Amplio. Y, además, envió señales de pragmatismo a la región, lo que podría erigirlo en mediador en el Mercosur entre Argentina y Brasil.
“Creo que en una elección como la nuestra, que fue reñida, lo que hay es mayormente un descontento con el Gobierno nacional y surgió la capacidad de muchos partidos políticos, que esa es la gran novedad nacional, de ponerse de acuerdo y de hacer una coalición 'multicolor' para sustituir al Gobierno”, dijo en una entrevista con la emisora colombiana Blu Radio.
Como si aún estuviera en campaña, apuntó contra los “talones de Aquiles” de la izquierda: el estancamiento de la economía y el aumento de la inseguridad. Destacó que el déficit fiscal es el mayor en 30 años, llegando al 4,9% del Producto Bruto Interno (PBI), y cuestionó que el desempleo trepó al 9,5%. Además, aseguró que hay “un registro de homicidios importantes, delitos violentos y rapiñas”.
Política exterior. Lacalle no sólo se acercará al Grupo de Lima y a la Alianza del Pacífico, sino que podría erigirse como mediador entre Jair Bolsonaro y Alberto Fernández. Según El País de Uruguay, la nueva gestión buscará “mantener un contacto fluido y permanente al más alto nivel con Argentina y Brasil, independientemente del signo ideológico” de los respectivos mandatarios.
Lacalle Pou se refirió también al régimen del presidente Nicolás Maduro. “Hay que decirlo donde uno pueda y deba expresarse. Nosotros nos sentíamos muy avergonzados de la posición de nuestro país y tenemos que saldar esa deuda con el pueblo venezolano, tenemos que saldar esa deuda con el respeto integral a la democracia y los derechos humanos”, aseveró.
Uno de los temas medulares del nuevo gobierno será cómo funcionará la “coalición multicolor”, que integran el Partido Nacional, el Partido Colorado, Cabildo Abierto (la fuerza de extrema derecha comandada por el ex general Guido Manini Ríos), el Partido Independiente y el Partido de la Gente. “La coalición seguramente durará sin problemas tres años, y después se verá en función de los éxitos y fracasos de la gestión”, afirmó a PERFIL Oscar Botinelli, presidente de la consultora Factum. En Uruguay los mandatos presidenciales duran cinco años y no hay reelección, por lo que ese acuerdo, sellado tras la primera vuelta, tiene fecha de vencimiento: se rompería antes de la campaña de 2024, cuando los que aspiren a suceder a Lacalle se lancen por el poder. “La coalición solo puede funcionar si hay un diálogo permanente y acuerdos entre los líderes”, agregó Botinelli.
Lacalle Pou cedería tres ministerios a los colorados -entre ellos la Cancillería, que estaría a cargo de Ernesto Talvi-, dos a Cabildo Abierto, y uno al Partido Independiente. Manini Ríos, el aliado más incómodo del presidente electo, por sus críticas a los juicios a militares por violaciones a los derechos humanos en la dictadura, al aborto y al matrimonio gay, adelantó que no será ministro, sino que ocupará su banca de senador. Gerardo Caetano, historiador y politólogo de la Universidad de la República, calificó como “una apuesta muy riesgosa” la conformación de la coalición multicolor. “Se naturalizó la aceptación en la futura coalición de gobierno de un partido con posiciones extremistas y de derecha dura como Cabildo Abierto”, afirmó a este diario.
Además de recibir a Martínez, Lacalle se reunió con Pablo Mieres, líder del Partido Independiente, que, según la prensa uruguaya, sería el futuro ministro de Trabajo. Por la noche, llegó el momento más ansiado desde el domingo pasado, cuando el escrutinio sorprendió a propios y extraños: el festejo con los militantes del Partido Nacional en el centro de Montevideo.