La contundente victoria electoral de José Antonio Kast en Chile generó reacciones de todo el arco internacional. Mandatarios de distintos países —con afinidades ideológicas diversas— enviaron sus felicitaciones al presidente electo, en un gesto habitual tras una elección presidencial. Sin embargo, desde Colombia llegó una respuesta muy distinta, que derivó en un cruce diplomático entre ambos países.
El presidente colombiano, Gustavo Petro, publicó una serie de mensajes en la red social X con un tono altamente confrontativo, en los que cuestionó duramente el resultado de los comicios chilenos y lanzó advertencias de fuerte carga simbólica. En uno de esos posteos, habló de “vientos de muerte” que avanzarían desde distintos puntos de la región, convocando a una supuesta resistencia política y cultural.
Mientras en Santiago se desarrollaban los gestos institucionales propios del cambio de mando —con la candidata derrotada reconociendo el resultado y el presidente Gabriel Boric comunicándose con Kast para iniciar la transición—, las expresiones del mandatario colombiano generaron incomodidad tanto en el equipo del presidente electo como en el propio Ejecutivo chileno.
El malestar quedó rápidamente en evidencia. El ministro del Interior, Álvaro Elizalde, salió a responder públicamente y remarcó que Chile cuenta con una democracia sólida, sustentada en instituciones fuertes y en el respeto irrestricto a la voluntad popular expresada en las urnas. En ese sentido, subrayó que el sistema democrático chileno es un patrimonio colectivo que debe ser resguardado más allá de las diferencias ideológicas.
Tras la reunión entre Boric y Kast en el Palacio de La Moneda, enmarcada en el inicio formal del proceso de transición presidencial, Elizalde recordó que desde el retorno a la democracia en 1990 existe una tradición política clara: quien pierde la elección reconoce el resultado y se garantiza un traspaso de mando ordenado, en función del interés del país.
El ministro también confirmó que el gobierno chileno decidió elevar una nota de protesta formal al presidente Petro. Según explicó, el objetivo es dejar sentada la posición de Chile respecto de la defensa de su democracia y del respeto a las decisiones soberanas de su ciudadanía. “El pueblo de Chile decide y ese resultado debe ser respetado por todos”, enfatizó.
La controversia abrió un nuevo foco de tensión regional y dejó en evidencia cómo las redes sociales pueden amplificar conflictos diplomáticos, incluso en contextos donde los procesos institucionales avanzan con normalidad. Mientras tanto, en Chile, el gobierno saliente y el presidente electo continúan con los pasos previstos para el recambio presidencial del próximo 11 de marzo.
LB / EM