INTERNACIONAL
El ejemplo del iraqu Muntadhar al-Zeidi

Le tiraron un zapato al premier chino en Cambridge

Wen Jiabao hablaba de economía en esa universidad, cuando un joven le gritó dictador y le arrojó su calzado. El video de la doctoral agresión. Galería de fotos

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| AFP

El tema de los zapatos voladores encierra un peligro latente para todos los políticos. Como los servicios de seguridad no pueden que periodistas (o en este caso, estudiantes) entren descalzos a eventos políticos, el original "lanzamiento" popularizado por el iraquí Muntadhar al-Zeidi, que a punto estuvo de pegarle en la cabeza a George W. Bush, tuvo eco en Londres.

Fue nada menos que en la señorial Universidad de Cambridge, donde un joven definido como "de aspecto occidental y cabello oscuro" le arrojó uno de sus zapatos al premier chino Wen Jiabao, mientras este pronunciaba un discurso sobre la economía mundial.

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Jiabao estaba llegando a la última parte de su discurso cuando el agresor se levantó y gritó: "¿Cómo puede esta universidad prostituirse con este dictador aquí? ¿Cómo se pueden escuchar estas mentiras? ". Acto seguido, le arrojó un zapato , sin alcanzarlo, pero generando un enorne revuelo entre los agentes de seguridad.

El manifestante, de alrededor de 20 años, arengó al resto de los asistentes a "levantarse y protestar", pero el silencio fue total mientras personal de seguridad lo sacaba de la sala a los empujones.

Visiblemente molesto, Jiabao reprendió al agresor, y luego señaló que "estos comportamientos despreciables no pueden estar en el camino de la amistad entre China y el Reino Unido".

Los dispositivos de seguridad habían hecho pasar a todos los asistentes por detectores de metales. Mientras tanto, la policía se ocupaba de mantener lejos del premier chino a un nutrido grupo de opositores a la política china en el Tibet y las violaciones de los derechos humanos del gigante comunista.

Luego del episodio, Wen Jiabao regresó a su país, cerrando un viaje que lo había llevado también al Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, a Alemania y la UE con sede en Bruselas.

 

Fuente: Diario The Times, Londres