El país se encuentra especialmente decorado para la histórica ocasión. Banderas monegascas y sudafricanas y otras con el monograma del enlace (las iniciales de los novios entrelazadas bajo una corona), ondean desde hace días en los lugares más emblemáticos de esta ciudad-Estado, acompañadas por decoraciones florales que componen un decorado gigantesco. Turistas con banderitas pasean por la plaza del Palacio.
“Es un acontecimiento histórico, feliz. Es un nuevo capítulo que se abre, un matrimonio principesco en el siglo XXI”, insistió ayer el alcalde de Mónaco, Georges Marsan.
Para el ministro de Estado, Michel Roger, la Familia Real “tiene desde hace 700 años un vínculo muy estrecho con los ciudadanos”, y Alberto II quiso subrayar esta relación invitando a todos súbditos a compartir las fiestas.
“Todo el mundo se ha implicado como si los novios fueran de su propia familia”, añade el ministro de Estado, para quien los monegascos ven a su flamante princesa como alguien “sonriente, que se ocupa ya de actos caritativos, y que va a ser una gran embajadora”.
Doscientos actos culturales y detalles menores (como una cerveza rosa fabricada especialmente para la ocasión), o carísimo champán gratis en los comercios al término de la ceremonia religiosa, completan un programa de actividades que quiere acabar con los estereotipos del Principado.
“Es cierto que hay glamour, lujo y calidad, y estamos orgullosos de todo eso, pero queremos redondear esa imagen con una de apertura y amabilidad”, aseguró el delegado general de Turismo, Michel Bouquier, quien reconoció, en broma, que el champán parece ser en Mónaco “la bebida nacional”.
Se espera que en entre hoy y mañana cerca de 200.000 personas participen en las celebraciones, lo que ya activó a los servicios de seguridad ante cualquier “amenaza”, sobre todo ante la presencia de jefes de Estado extranjeros, como Nicolas Sarkozy.
Según André Muhlberger, director de Seguridad Pública, se han movilizado a los 521 agentes y, en colaboración con las autoridades francesas, se cerrará el espacio aéreo durante las ceremonias del sábado, las más importantes, a la que irán reyes, reinas, príncipes, cantantes y actores de todo el mundo. El Estado destinó 8 millones de euros para gastos del evento, que reúne este fin de semana a 1.200 periodistas de todo el mundo.
Anunciaron su presencia los presidentes de Alemania, Francia, Islandia, Irlanda, Líbano, Malta y Hungría, Jacques Rogge (presidente del Comité Olímpico Internacional) y celebridades de la talla de Demi Moore y su marido Ashton Kutcher, Roger Moore, Mel Gibson y Brooke Shields, ex novia del príncipe Alberto.
Los reyes de Bélgica y Suecia, Guillermo y Máxima de Holanda, príncipes provenientes de toda Europa (con excepción de España), de Marruecos, de Jordania, de Bahrein y de Tailandia, estarán el sábado en el patio del palacio, donde será la misa.
(*) Especial para Perfil.com