Con Carlos III convertido hace un mes en el nuevo rey de Gran Bretaña, la corte ya está enfrascada en los preparativos de su coronación. Sin embargo, conscientes de la longevidad del flamante monarca -73 años- los funcionarios también avanzan, aunque con mucha más discreción, en los planes de su funeral.
La muerte de la reina Isabel II el 8 de septiembre, a los 96, puso en marcha automáticamente los preparativos para sus funerales, encriptados bajo el nombre de "Operación London Bridge". La propia reina había intervenido en los detalles de su último adiós, que fueron planificados, ensayados y actualizados durante los últimos 60 años.
Ahora, mientras el duque de Norfolk está dedicado a organizar la coronación de Carlos III, los funcionarios del palacio de Buckingham trabajan silenciosamente en la actualización de la "Operación Menai Bridge", es decir, los planes para el funeral de Carlos, comenzados cuando era príncipe de Gales.
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Una de las personas que intervino en los preparativos para el entierro de Carlos es el teniente coronel retirado Anthony Mather, que durante la última década estuvo detrás de los arreglos para el funeral de la reina Isabel II en la abadía de Westminster y su entierro en el castillo de Windsor.
Aunque el duque de Norfolk es quien, como conde mariscal, organiza formalmente las coronaciones y los funerales reales, fue Mather quien elaboró "London Bridge" dirigiendo un equipo de 300 personas que se reunían al menos una vez al año para revisar los planes del funeral de la reina y coordinarse con los funcionarios del palacio y del gobierno.
Ex Granadero de la Guardia y miembro de la casa real durante unos 26 años, Mather ayudó con las ceremonias fúnebres de la reina madre y la princesa Margarita (ambas fallecidas en 2002) y el príncipe Felipe (2021), y dice que tuvo que escribir el plan del funeral de la princesa Diana en un "papel en blanco" en 48 horas.
El militar comenzó a planificar la "Operación London Bridge" en 1999, cuando la reina tenía 70 años, aunque nunca habló con ella directamente al respecto. "El primer borrador que escribí tenía, creo, 15 páginas", dijo. 'Mi copia final, de 2017, tiene aproximadamente 7 centímetros de grosor", dijo.
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Y explicó: "Si tienes un plan, tienes que mantenerlo actualizado. Un grupo bastante grande se reunía una vez al año, a fines de enero, y tuvimos una conferencia, la conferencia del conde mariscal, donde él tomó la presidencia y explicamos cualquier actualización de los planes".
Mather reveló ahora que los preparativos fueron tan minuciosos que se construyó una réplica de Westminster Hall -el espacio más grande y antiguo del palacio del Parlamento- en un hangar de aviones para los ensayos de la capilla ardiente de la reina.
La capilla ardiente de la reina (un ritual denominado "Lying-in-State") fue visitada por más de 350.000 personas hasta el día del funeral. Y las alfombras colocadas para el velatorio en Westminster Hall, según contó Mather, fueron probadas hasta su destrucción por un hombre que caminó sobre ellas hasta 100 veces con botas y tacones con punta de acero.
"Asistí un domingo por la mañana", dijo. "El catafalco [la estructura sobre la que se coloca el ataúd] había sido construido apresuradamente, pero obviamente de las dimensiones correctas. La construcción dio una oportunidad para que la televisión supiera cómo se vería la sala y para que solicitaran las posiciones de las cámaras".
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Mather contó, además, que los preparativos incluyeron la iluminación especial de un vagón de tren con ventanas de vidrio que permitiría a los británicos ver el ataúd de la reina por si era trasladado en el "Royal Train" a Londres. Dijo, incluso, que se le permitió la entrada a las residencias reales para tomar medidas de los pasillos y planificar, de esta forma, el movimiento del ataúd de la reina.
"He estado muchas veces investigando las residencias reales y las rutas para bajar el ataúd por las escaleras. Estuve a punto de ser atrapado", recordó, aunque aclaró que todas sus visitas de inspección -fuera a palacios, estaciones de trenes, aeropuertos o iglesias- eran tan discretas como los de un agente secreto. "La descripción de mi trabajo no existía", dijo.
Los planes fúnebres de la reina Isabel II incluyeron todas las posibilidades, incluida la muerte de la monarca en un barco en el mar, en la remota cabaña de Norfolk o durante una visita a Irlanda del Norte. El plan establecido para la muerte en Escocia ("Unicornio") finalmente se puso en marcha.
Las personas involucradas "juraron guardar el secreto, no lo discutieron, excepto con aquellas personas que necesitaban saberlo", relató Mather. La reina recibía informes sobre los preparativos y a veces respondía con notas manuscritas haciendo sus comentarios.
Los planes de "Menai Bridge" contemplan todas las eventualidades
El teniente coronel reveló que en los últimos años comenzó a mantener reuniones con altos funcionarios del palacio para preparar el funeral del príncipe Carlos, que ahora deberán actualizarse ya que es rey y su funeral será "de Estado". Los planes de "Menai Bridge" contemplan todas las eventualidades y escenarios, al igual que los de la reina.
Mather tiene la tarea de planificar el último adiós de Carlos III imaginando los mismos escenarios que contempló con Isabel II: si muere en el mar, en Londres, en su finca escocesa de Bikhall o en Clarence House, que hasta ahora era su residencia en Londres. Los planes incluyen una capilla ardiente y un funeral en Westminster con honras militares acordes a su nueva posición.
El militar espera que el funeral de Isabel II, el pasado 19 de septiembre, sirva para realizar pequeñas mejoras a "Menai Bridge", cuyos detalles no trascendieron todavía pero que comenzaron a revisarse al día siguiente, el 20 de septiembre. El ex oficial de defensa real Simon Morgan lo confirmó: "Desafortunadamente, la planificación seria para la operación Menai Bridge comienza mañana por la mañana".
ds
