Donald Trump visitó ayer Florida, uno de los estados más castigados por el coronavirus, que viene batiendo récord de casos en los últimos días, en un nuevo desafío a los riesgos de contagio por sus apariciones públicas en el marco de la campaña para las elecciones de noviembre.
El jefe de la Casa Blanca comenzó su visita en el Comando Sur de las Fuerzas Armadas, donde recibió un informe sobre el combate al narcotráfico. Luego participó de un encuentro con representantes del exilio venezolano y después asistiría a un evento para recaudar fondos.
El presidente desembarcó del Air Force One poco después del mediodía local en el aeropuerto internacional de Miami, sin utilizar barbijo, pese a que el alcalde del condado de Miami-Dade, donde se encuentra la terminal aérea, el republicano Carlos Giménez, decretó que es obligatorio llevar uno en público.
Trump fue recibido por Giménez, acompañado de otros dos altos funcionarios del condado, José Pepe Díaz y Esteban Steve Bovo. Ninguno de los tres, que llevaban barbijos, estrechó la mano del presidente, que viajó junto al representante Mario Diaz-Balart, el primer miembro del Congreso en dar positivo al Covid-19, que tampoco llevaba máscara.
“A nosotros nos hicieron pruebas antes de ver al presidente y dieron negativas”, dijo Díaz, que agregó que aun así llevaron barbijo “por respeto” al mandatario.
Clave. Trump, que necesita ganar Florida para ser reelecto, llegó al Estado del Sol cuando el virus se ha cobrado allí más de 4.000 vidas y en los últimos días ha visto una avalancha de casos positivos, hospitalizaciones y decesos.
“Ciertamente, Florida creo que se fue un poco de control”, dijo el jueves Anthony Fauci, el principal funcionario de enfermedades infecciosas del país. Pero el problema va más allá de Florida, cuyo gobernador republicano Ron DeSantis minimizó el brote al principio aunque se ha visto obligado a pausar la reapertura económica.
Fauci afirmó que, en comparación con otros países, a Estados Unidos no le está yendo bien con el combate al virus, un problema que atribuyó en parte a la polarización política que impidió “un enfoque más coordinado”, lo que fue rechazado de inmediato por Trump.
Fauci “es un buen hombre, pero ha cometido muchos errores”, dijo el presidente. “Muchos dijeron ‘no usen tapabocas, no usen tapabocas’”, señaló. “Ahora dicen ‘usen tapabocas’. Se cometieron muchos errores, muchos errores”, agregó.
El 67% de los estadounidenses desaprueba la respuesta de Trump al coronavirus, según una encuesta revelada el jueves. El presidente, sin embargo, mantiene su estrategia de intensificar los eventos públicos para complacer a su base y asegurarse votos.
Y Florida, un estado pendular, es clave para ganar las presidenciales: allí confía en obtener el favor no sólo del exilio cubano, que lleva seis décadas luchando contra el gobierno comunista de la isla, sino también de la diáspora venezolana en Miami, que, cada vez más cubanizada, busca la salida del poder de Nicolás Maduro.
En su encuentro con representantes del exilio venezolano, Trump criticó los esfuerzos del ex presidente Barack Obama por levantar las sanciones contra Cuba, firme aliado del régimen de Maduro, y sostuvo que su rival en noviembre, el demócrata Joe Biden, haría lo mismo de llegar a la Casa Blanca, e inclusive impulsará una política “socialista”.
“Los republicanos son el partido de la libertad, y los demócratas son el partido del socialismo y lo peor” afirmó.