En lugares tan distintos como Chile, Nueva York, Berlín o Rosario pasó algo que sorprendió a todos los analistas políticos: listas de izquierda lograron imponerse en sus internas o directamente ganar las elecciones. Estos espacios políticos tienen mayoritariamente una táctica ambigua con los partidos tradicionales de poder. por momentos juegan por dentro y por otros por afuera, tienen propuestas claras y si bien están dirigidos por candidatos que llevan años en la militancia, representan una oxigenación de la política.
¿Puede Juan Grabois, quien ya anunció que competirá con la lista oficial del peronismo bonaerense en octubre, o sea, por fuera de ella, representar estos procesos de respuesta por izquierda al ascenso mundial de la ultraderecha? ¿Es acertada esta táctica de ir por afuera del frente peronista en las elecciones legislativas nacionales? Vamos a tomarnos la columna de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3) para analizar la táctica de Grabois, intentar responder estas preguntas y comparar su fenómeno a otros internacionales.
Ofelia Fernández, exlegisladora porteña y dirigente de Patria Grande, la organización de Grabois, en la Ciudad de Buenos Aires, y una de sus manos derechas, dijo la semana pasada: “Creo humildemente que no es lo mejor para el peronismo ir unidos a las elecciones de octubre”. En el canal de streaming Gelatina, agregó que no va a militar “ a uno solo de los candidatos de Fuerza Patria” porque están en “la étapa más frívola y desorientada”.
El libro “La Contrademocracia" (2006), del historiador y politólogo francés Pierre Rosanvallon propone un giro fundamental en la comprensión de la legitimidad política contemporánea. A su juicio, no vivimos sólo en regímenes democráticos, sino en regímenes de desconfianza democrática. La representación institucional ya no agota el deseo de participación ciudadana ni alcanza a contener las múltiples formas de vigilancia, control y resistencia que surgen desde abajo. Rosanvallon llama a esta nueva dimensión “contrademocracia”: no es el reverso de la democracia, sino su contraparte crítica. Es el conjunto de formas de poder negativo que vigilan, impugnan y limitan al poder instituido: movimientos sociales, ONGs, redes de denuncia y organismos autogestivos.
Se derrumba la imagen de Villarruel y Karina Milei está por debajo de Grabois: quién gana en octubre
En este marco se vuelve especialmente interesante la figura del político que navega entre ambas aguas. El que se mueve dentro de las instituciones, pero que también se presenta como parte del campo crítico, fiscalizador o antisistema. Este político juega con la legitimidad y la impugnación al mismo tiempo. Juan Grabois es exactamente este caso. Por eso, cuando juega por dentro o por fuera del PJ, también está planteando jugar por dentro y por fuera de las instituciones tradicionales de la política.
Grabois, que viene de los movimientos sociales, nunca ocupó un cargo político, ni siquiera uno legislativo. Sin embargo, oficia como jefe político de Natalia Zaracho, Itahí Hagman y Ofelia Fernández, que sí ocuparon cargos legislativos, y obviamente tuvo incidencia en el Ministerio de Desarrollo Social con la designación de militantes de su espacio, como Fernanda Miño, en áreas claves. Sin embargo, organizó importantes movilizaciones al Ministerio, inclusive en alianza con organizaciones totalmente opositoras como el Polo Obrero. Este es el juego de Grabois, por dentro y por fuera. Ahora, ¿este juego le dio resultados?

En este gráfico de Synopsis Consultores se comparó a Grabois con otros dirigentes. Todos los dirigentes peronistas se encuentran debajo de todas las figuras del oficialismo. En el caso del dirigente social, él se encuentra apenas por encima de Karina Milei. Grabois obtuvo una imagen muy buena de 17 puntos, mientras que la de la secretaria General de la Presidencia es de 10. Pero la muy mala de Grabois alcanzó el 53, y la de Karina el 45.
La imagen muy mala de todos los dirigentes tiene que ver con la cantidad de años que llevan siendo figuras públicas. Los más nuevos no tienen una imagen mala muy alta porque no tienen historia por la cual las personas podrían enojarse. Por el contrario, todos aquellos que tienen historia tienden a tener una imagen muy mala. Es posible decir que la valoración muy negativa es casi proporcional a la cantidad de años de protagonismo público. Por eso es que los presidentes son los que mayor imagen negativa tienen. En ese sentido, el caso de Grabois es paradójico porque es joven, pero lleva más de 20 años en la política. Podríamos decir que es un joven viejo.
En relación a sus competidores del peronismo, Grabois tiene mayor imagen muy buena que Máximo Kirchner y Sergio Massa, aunque por debajo de Cristina Kirchner y de Axel Kicillof. Todos parten de imágenes muy malas muy altas, de más de 50 puntos.

En los últimos tres meses, la imagen pública de Juan Grabois mostró una leve mejoría tras un segundo semestre del año pasado de desgaste sostenido, que coincidió con el momento en el que Milei logró sus picos al sorprender a todos con logros que hicieron crecer su imagen al mismo nivel de lo que había obtenido en votos que consiguió en el balotaje. Se podría decir que había una X entre el crecimiento de la imagen de Milei y el decrecimiento de la de Grabois.
Según los relevamientos más recientes, la imagen positiva del referente de Patria Grande osciló entre el 29% y el 39%, mientras que la negativa se mantuvo estable entre el 55% y el 60%. Estos datos provienen de encuestas de Synopsis y Total News Agency, realizadas en julio de 2025, que marcan un pequeño repunte en comparación con enero, cuando su imagen positiva cayó al 24% y la negativa alcanzó el 63,6 %, según un estudio de Giacobbe & Asociados. Vale decir que el repunte que puede tener Grabois puede ser paralelo a la caída que fue teniendo progresivamente Milei en la mayoría de los sondeos.
El deterioro de Grabois comenzó después de un pico relativo a mediados de 2024, cuando algunas consultoras le daban una imagen positiva de hasta el 46%. Sin embargo, hacia fin de año, el saldo volvió a tornarse negativo: su nivel de rechazo creció y su capacidad de atraer nuevas simpatías se estancó. Los sondeos de El Cronista en noviembre de 2024 y Giacobbe en enero de 2025 mostraron ese retroceso, producto del desgaste interno de la última etapa del Frente de Todos, su perfil confrontativo y la ambigüedad de su vínculo con el oficialismo.
En resumen, Grabois siendo un político distinto, que como dice el libro “La Contrademocracia”, habita los mundos de las instituciones formales de la política y la calle, los movimientos sociales y de impugnación, no escapa a la general de todos los políticos de tener un saldo negativo mayor en su imagen pública. Esto también es un fenómeno del proceso de fragmentación en el que las personas viven en burbujas y hay una imagen negativa de un espacio pequeño, y una positiva de todo lo demás.
Por otro lado, Grabois se encuentra bien posicionado dentro de su espacio como el tercer o cuarto dirigente con mejor imagen, aunque esto luego tiene que trasladarse a voluntad de voto y capacidad de mostrar un programa de Gobierno. Los otros ejemplos que citamos al principio de la columna, lograron el difícil equilibrio de mostrarse con capacidad de gobierno y a la vez con renovación.
Un caso es el de Jenette Jara, actual candidata del oficialismo en Chile del Partido Comunista, con muchas chances de ganar. “Muy poca gente se siente representada por un partido político. De hecho, menos del 3% está inscrita. La gente necesita trabajo, y esas personas no tienen color político. A esa gente me interesa representar”, sostuvo la semana pasada durante su campaña.

Por su parte, el candidato a alcalde de Nueva York, Zohran Mamdani, se defendió de las acusaciones de los republicanos de que es comunista hace un mes y dijo: “No soy comunista, soy socialdemócrata. Eso tiene que ver con una mejor distribución de la riqueza. Nueva York es la ciudad más rica del país, y hay 500 mil niños que se van a la cama hambrientos cada noche”.
Mamdani se presenta como socialdemócrata como una diferencia del tradicional esquema de demócrata y republicanos en Estados Unidos. La socialdemocracia es una construcción europea que no tiene expresión en el mundo anglosajón. Es decir, de esa manera él encuentra como diferenciarse de otros demócratas.
Ya que nos fuimos hasta Estados Unidos, es preciso afirmar que lo que se juega en estas elecciones y particularmente en 2027 es muy importante para Donald Trump. El presidente estadounidense tiene solo un aliado de los países grandes en la región, que es la Argentina de Javier Milei. Luego, Chile, Brasil, Colombia y México están en manos de presidentes progresistas o hasta hostiles de la hegemonía norteamericana.
En este sentido, el trumpismo, en su afán de apoyar a Javier Milei puede generar el efecto contrario. Algo similar a lo que sucedió en Canadá, cuando luego de las palabras de Trump relativas a anexionar este país como el Estado 51, generó una remontada del candidato liberal de izquierda que tenía la elección totalmente perdida, pero luego repuntó.
Hace apenas algunos días, Peter Lamelas, el candidato a embajador estadounidense para Argentina, hizo un conjunto de declaraciones injerencistas que el peronismo salió a responder rápidamente y Cristina Kirchner, inteligente como siempre, aprovechó la oportunidad de meterse en la agenda y las sintetizó en la consigna “Lamelas o Argentina”, haciendo referencia a la frase “Braden o Perón” de la primera campaña peronista de 1945.
Si sucede lo mismo que Canadá con el embajador norteamericano, ¿Grabois podrá subirse a una ola antitrumpista o su zigzagueo entre la calle y el palacio, por así decirlo, terminará desgastándolo antes de tiempo?
Tal vez, el problema de Grabois es que quiere expresar exactamente lo que expresó Milei, pero por izquierda. Esto le da una ventaja frente a algunos adversarios del peronismo, porque lo muestran fresco y espontáneo. Sin embargo, esto es solo una cualidad frente a los votantes de este espacio, quienes se cansan del estilo confrontativo de Milei, probablemente no quieran saber nada con modos combativos en un candidato de la oposición.
Por otro lado, el piquete como método de reclamo tiene muy mala prensa. Grabois quedó demasiado asociado a este método. Quizás, una muestra de su trabajo solidario, que indudablemente lo tiene, haga ver el perfil más humano de su movimiento social, que en tiempos de ajuste de Milei, seguramente será más valorado.
Con sus aciertos y errores, Grabois sin duda es un político con valores y fuertes convicciones. Si bien tiene cada vez mayores niveles de sano pragmatismo, sigue siendo el extremo izquierdo del sistema político y aún es alguien que resiste archivo, como se decía anteriormente en televisión.
Producción de texto e imágenes: Matías Rodríguez Ghrimoldi
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