Son meses los que separan a la Selección Argentina de un nuevo debut en una Copa del Mundo y tanto el pueblo como el equipo albiceleste pide a gritos que llegue el 22 de noviembre. Un cambio abrupto en la imagen y confianza presenta a Argentina confiado de cara a Qatar, dejando atrás el Mundial de Rusia que quedó en la historia negra de nuestro fútbol.
16 de junio 2022, una fecha que recae en el recuerdo, luego de cuatro años, en el errático comienzo en la recorrida mundialista del equipo de Lionel Messi en Rusia 2018. A diferencia de la realidad en aquel entonces hoy Argentina, Messi y todo el pueblo argentino llegan cargados de ilusión y se sienten más ganadores que nunca y necesitan que comience la máxima cita en Qatar. Un abismo separa a las sensaciones que hay en estos tiempos respecto a lo que fue la presentación del equipo en ese entonces dirigido por Jorge Sampaoli en Rusia 2018.
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Para la Copa del Mundo en las tierras presididas por Vladimir Putin, en primera instancia, Argentina estuvo muy cerca de ver la competencia desde un televisor. Tuvo que sufrir hasta la última fecha de las Eliminatorias Sudamericanas donde se enfrentó a Ecuador con la obligación de ganar para evitar una catástrofe.
Fue Messi el que frotó la lámpara para darle el billete a la albiceleste. El astro rosarino se cargó el equipo al hombro y se despachó con un triplete para darle el triunfo a Argentina que había comenzado el encuentro perdiendo 1-0 a los pocos minutos comenzado el cotejo. Una noche en el Estadio Olímpico de Atahualpa que pudo haber generado un revuelo enorme si Argentina no lograba clasificar al Mundial. Pese a la clasificación la incertidumbre e insatisfacción estaban a la luz. El acceso, con lo justo y jugando mal al Mundial, fue la crónica de una muerte anunciada.
La presentación del Seleccionado argentino en el Mundial fue simplemente para participar. La Messi-dependencia estaba a flor de piel y en el caso de que el 10 argentino no realizara alguna genialidad, Argentina era un mar de dudas. Empate en 1 en el debut ante Islandia, un combinado menor en los papeles pero que complicó de entrada.
La segunda jornada el que apareció en el camino fue Croacia. Los entonces subcampeones del certamen borraron de la cancha al equipo de Sampaoli. Fue triunfo 3-0 para los capitaneados y autor de un golazo, Luka Modric. Así la última fecha dejaba aparecer a los fantasmas de las eliminatorias. Argentina debía ganarle sí o sí a Nigeria en la última jornada para soñar con la siguiente ronda del certamen.
¿Quién apareció? Messi. Abrió el marcador con una definición que llevó su firma. De todos modos, llegó el empate por parte de los nigerianos, sembró dudas y se pensaba que la despedida de Rusia sería temprana. A falta de pocos minutos y con la cabeza baja, para la sorpresa de propios y extraños apareció Marcos Rojo con una patriada para llenar la red de gol y darle el triunfo 2-1 al equipo de Jorge Sampaoli, DT con el cual la relación con el plantel ya se conocía como rota.
En octavos esperaba un peso pesado, Francia. El seleccionado galo, que después alzó el trofeo, se llevó la llave por 4-3 despidiendo así de manera temprana al seleccionado del certamen. De todos modos, de haber avanzado era un equipo que se aferraba a algún milagro y destello de Messi. De no ser así genuinamente las oportunidades y sobre todo sensaciones de ganar eran pocas.
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En 2019 arribó Lionel Scaloni, quien fue parte del cuerpo técnico en Rusia, al mando del primer equipo. Atado a muchas críticas en sus comienzos dejando en evidencia la poca paciencia y lo rápido que tomaba altas temperaturas el termómetro del hincha llegó la Copa América en Brasil.
Un torneo donde Argentina fue de menos a más que quedó eliminado de manera injusta ante los anfitriones en semifinales. A pesar de la caída allí quedo asentado un equipo y una idea que de a poco había que ir ajustando. Un equipo que con el correr del tiempo y las competencias se asentó.
¿Qué vino después? Una hazaña atrás de la otra. La Copa América 2021 en la misma sede tuvo como campeón a Messi y a Argentina, logrando sacarse una espina que arrastraba hace tiempo. Venció 1-0 en el Maracaná en una noche que quedará en la memoria de todo el pueblo argentino venciendo a Brasil, el verdugo de la pasada copa.
Justamente Brasil fue el último equipo que le pudo ganar al equipo de Scaloni que cosechó una cifra récord de 33 partidos sin perder. En el medio de partidos de eliminatorias y amistosos hubo otro campeonato, nada menos que ante Italia. Wembley se puso el traje de la Bombonera y Argentina fue más local que nunca en Inglaterra venciendo con contundencia 3-0 a Italia en la Finalissima, certamen que juntaba a los campeones de Sudamérica y Europa respectivamente. Así en el correr de pocos meses Argentina logró dos títulos, algo que se le negaba hace 29 años.
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Más allá de los triunfos del buen andar y el deslumbre de buen fútbol Scaloni encontró un equipo unido, un equipo de amigos, dentro y fuera de la cancha, con hambre de gloria y un dato no menor, un plantel que no depende de Messi sino un equipo que lo protege. Un capitán mimado por sus compañeros se ve más feliz que nunca y con ganas de ganar con la camiseta de Argentina.
Es una obviedad que Messi es indispensable, pero la dependencia sobre él quedó atrás en la historia. El rosarino sigue dirigiendo el circo, pero los demás protagonistas como Di María, De Paul, Paredes, Lo Celso, Romero, Dibu Martínez tienen un rol más que fundamental. Allí se nombro por lo menos un apellido por línea, síntoma de que Argentina es concretamente un equipo, con una idea y una misma ambición.
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En consecuencia, el seleccionado albiceleste llega clasificado con anticipación de fechas en eliminatorias, con dos medallas de campeón colgadas en el cuello y con caras nuevas a Qatar a diferencia de lo que fue hace cuatro años en Rusia. No solo caras nuevas en cuanto a nombres, sino caras nuevas en los rostros de algunos jugadores que venían cargados de frustraciones como los casos de Di María, Otamendi y Messi.
Hoy el equipo récord de Scaloni, el director de una orquesta que funciona de manera más que efectiva, emana confianza y hambre de gloria, dejando en evidencia que la cita mundialista en tierras qataríes puede dejar este equipo en lo más alto de la historia de este deporte en nuestro país.
GA PAR
