“Después del 7 de septiembre, la situación cambiaria y el riesgo país se agravaron. Hay algo de cierto en esto del “riesgo kuka” que dice el ministro de Economía, pero no sabemos cuánto”, advirtió Daniel Artana en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (AM 1190). El economista analizó la fragilidad del esquema cambiario, los compromisos incumplidos con el FMI y la incidencia del riesgo político sobre la estabilidad financiera. “Cuando decante la elección y sepamos cuántos porotos tiene cada uno, veremos desde qué posición de fuerza negocia el Gobierno”, explicó, al tiempo que advirtió que la confianza sigue siendo el factor más determinante: “La marca Argentina vale default la semana que viene”.
Daniel Artana es economista, conocido por su trabajo como jefe de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas. Es profesor universitario, trabajó como consultor para organismos como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo.
¿Qué implica que el JP Morgan haya quitado a la Argentina de la medición de riesgo en tiempo real?
No mucho. Te van a medir en otro índice, pero no afecta nada. De hecho, el índice de riesgo país ya no se conocía todos los días, en cada momento. No es que hace que algunos inversores no puedan invertir en la Argentina, hasta donde yo entiendo, así que no tiene una gran relevancia. JP Morgan dio una explicación por el tiempo de existencia de los bonos que se habían reestructurado en el año 2020. Básicamente, lo que hacen es avisar que lo van a poner en otro índice y no cambia gran cosa.
¿Estaría bien que el gobierno aceptase una paridad cambiaria distinta? ¿Sería beneficioso para su propio plan económico? ¿Qué consejo le darías al equipo económico respecto de su política monetaria?
Creo que hay algo que va a tener que cambiar, porque el gobierno se comprometió con el Fondo Monetario a comprar reservas, y esas reservas no se compraron en la magnitud que se esperaba. O sea, comprar reservas o colocar deuda. De hecho, hubo una dispensa por el incumplimiento de la meta de reservas. Además tenemos los vencimientos de deuda, y ahí está la pregunta de cuánto finalmente va a terminar aportando el Tesoro. Porque en realidad, en el programa estaba previsto que Argentina colocaba el año que viene 4.000 millones de dólares, y además tenías que comprar, a un ritmo de 1.000 millones de dólares de reservas por mes. O sea, eso te daba más o menos 16.000 millones para el año que viene, y el año siguiente un poquito más, porque se preveía una colocación de 5.000.
Ahora, esto puede cambiar, porque si el gobierno americano finalmente te ayuda con los vencimientos de deuda, te quedará la acumulación de reservas, que creo que es algo que en alguna medida hasta el propio gobierno ha reconocido que tiene una debilidad. Ahora, ¿eso puede tener un impacto en la política, en el nivel del tipo de cambio? No lo sabemos. Vos hoy tenés una situación donde el tipo de cambio se ha depreciado bastante, yendo hacia el techo de la banda. Eso no ha tenido un impacto tan importante en la inflación, con lo cual ha habido una depreciación del tipo de cambio real. Si ese tipo de cambio y las condiciones económicas te generan la oferta de dólares para satisfacer esta acumulación de reservas... no lo podemos saber, porque hay algo de riesgo político en lo que estamos viviendo en estos días.
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De hecho, la situación cambiaria, y en general de riesgo país se agravó, después del 7 de septiembre. Hay algo de cierto en esto del “riesgo kuka” que dice el ministro de Economía, pero no sabemos cuánto. Entonces, cuando decante la elección y sepamos cuántos porotos tiene cada uno, cualquier proyección hace que, aun cuando al gobierno le fuera muy bien o le fuera muy mal, no iba a tener mayoría en las cámaras, con lo cual iba a tener que negociar. Lo que yo creo que se dirimirá el 26 de octubre es desde qué posición de fuerza va a negociar el gobierno, y si hay una mayoría con gobernadores y otras fuerzas que tienden a estar más alineadas con las posiciones del gobierno o con las del kirchnerismo, como para avanzar. Y ahí veremos si ese tipo de cambio, una vez que decante y pase el riesgo político, y queden dos años hasta la siguiente elección, se alcanza o se requiere un tipo de cambio más depreciado.
Ahora, ¿no sería bueno finalmente, para juntar reservas, para mejorar la balanza comercial, para poder lograr, inclusive, que determinadas estructuras económicas que no son competitivas sean competitivas frente a las importaciones? ¿No le haría bien al plan de gobierno un dólar un poco más alto?
Eso yo lo creía cuando estábamos, hace tres meses atrás, con el tipo de cambio muy apreciado y con alguna señal de atraso cambiario. Hoy no es tan obvio eso. Pero, como el tipo de cambio flota dentro de una banda, y eventualmente si desaparecen las bandas, que es lo lógico en el programa de gobierno, porque la banda era un instrumento transitorio, ahí veremos, en un esquema de flotación, dónde tiene que aterrizar. Porque, por el otro lado, independientemente del ruido electoral, del ruido financiero, del lío con la tasa de interés, los aciertos y errores del gobierno, tenés una dinámica de exportaciones que está funcionando, en energía. Vos tuviste un superávit el último mes de 750 millones de dólares. Recordemos que en la época del kirchnerismo eso era un déficit. Has tenido un cambio en la matriz exportadora de Argentina, que afortunadamente está para quedarse.
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Y, si después del riesgo electoral se despejan o no los riesgos que ven los inversores mineros, eso va a ocurrir o no va a ocurrir. Hay minas que ya están avanzando. Obviamente, nadie va a hundir, por ejemplo, el proyecto más grande, de 15.000 millones de dólares, si piensa que vuelve el kirchnerismo, porque el kirchnerismo ha maltratado a los proyectos, ha incumplido con la ley minera en su momento, pisó los precios de los productos de hidrocarburos. Una vez que vos hundís ese capital, si te cubren el costo variable, por ahí seguís produciendo, pero te expropiaron. Entonces, creo que la gente va a estar mirando si por lo menos hay ciertos acuerdos básicos, que Argentina ni siquiera con ley cumple. La Argentina es un incumplidor serial, y eso te cuesta en términos de tratar de convencer a nuevos inversores que vengan a poner la plata.
Desde tu propia experiencia: para un país como la Argentina, ¿un dólar más alto termina siendo conveniente a todos los fines y los efectos secundarios que genera son menores que los beneficios que trae, o no?
Al principio de este gobierno, cuando bajan el crawl al dos, yo dije que para mí tenían que seguir al cuatro. Y cuando lo bajaron al uno, dije que tenía que seguir al dos. Porque a mí me parece que la apreciación tenía que haber tratado de ser más lenta. Porque vos, en alguna medida, le estás pidiendo a una parte de tu estructura productiva: pasa de un capitalismo prebendario, donde tu vida era conseguir la SIRA, después conseguir que te permitan pagar al exterior, y te daban un coto de caza con un mercado ultraprotegido, donde nos cobraban cualquier cosa. Y eso estaba mal.
Ha pasado ahora a un mercado abierto, donde encima te bajo aranceles por abajo de lo que está previsto en el Mercosur, y te saco un montón de restricciones. Entonces, yo creo que sacar las restricciones estaba bien, pero además hacer todo eso con un peso fuerte generaba un problema. Ahora ya llevamos dos años. En alguna medida, me parece que tratar de justificarlo para una transición. Aparte, yo creo que irá donde tenga que ir. Lo que yo sí creo es que viene una discusión que: suponete que se concretara todo el boom de exportaciones mineras, y que eso viene cuatro o cinco años, por ahí te llueven dólares. ¿Y qué hacés? ¿Lo dejás apreciar, o empezás a comprar como hace Noruega, o como hizo Chile en su momento, y armás un fondo, en este caso anticíclico? Porque justamente una de las lógicas que tiene ese fondo es evitar una apreciación del tipo de cambio que después tengas que revertir.
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Entonces, lo vas tratando de acolchonar. Si el país tiene que ser más caro en dólares, será. Pero tratá de evitar que, si te viene la avalancha, se te vuelva muy caro en dólares, y después resulta que bajó el precio del petróleo, del cobre o del oro, de lo que fuere, y ahí necesitás un tipo de cambio. La volatilidad que hemos tenido, por ejemplo, en países como Trinidad y Tobago, está bien documentada. A mí me tocó trabajar ahí mirando justamente el fondo este, así que por eso conozco bastante la literatura. Entonces, tiene una lógica.
Ahora, eso es dentro de unos años. Las exportaciones del complejo energético y minero suben tres mil millones de dólares durante dos o tres años más, y después empiezan saltos de ocho mil por año. Eso puede concretarse, y ahí empezás a tener un movimiento que se suma a lo que te pueden aportar otros sectores como el campo, la economía del conocimiento, la industria.
O sea, una Argentina sin restricciones y sin falta de dólares sería algo distinto en los últimos 50 años.
Sería una economía distinta. Creo que acá hay que mirar varias cosas. Podés tener un crecimiento de exportaciones con un tipo de cambio fuerte. Bueno, Uruguay lo ha tenido. Si vos mirás, en los últimos 20 años, Uruguay y Argentina: las monedas se apreciaron más o menos igual. Ahora, Argentina pegó un poquito la vuelta. Lo que tenés es un desempeño de exportaciones muy diferente porque ese es el costo del populismo. Mientras Uruguay aprovechaba la oportunidad de las papeleras, aprovechaba la oportunidad de la carne, es decir, no hacía las burradas que hemos hecho acá supuestamente para “defender la mesa de los argentinos”, acá hacíamos esas macanas.
Entonces, si nosotros hubiéramos seguido el desempeño de exportaciones de Uruguay, hoy estaríamos vendiendo 100.000 millones de dólares al exterior. Es decir: el populismo nos costó 20.000 millones de dólares de exportaciones. A ver, ¿por qué está el “riesgo Kuka”? Porque después de ganar la elección aparece por los medios Kicillof y, en realidad, ¿en materia de política económica qué novedades te trajo? Ninguna. Defendió su intervención en YPF, y defendió que tiene que haber déficit fiscal. Entonces digo: “Bueno, pará, ¿cuánto aprendiste?”. No mucho. Entonces, es natural que alguien, si ve venir un riesgo de Kicillof 2027, diga: “¿Para qué voy a invertir?”. Hay algo de cierto en eso, más allá de que el gobierno ha cometido muchos errores.
Ahora me pregunto: un país que tenga resuelta su restricción de dólares, ¿no cambia culturalmente incluso al populismo su cabeza? Es decir, ¿el populismo no es consecuencia de algo?
Claro, pero el problema es que vos tuviste un momento donde la Argentina tuvo precios excepcionales y no tenías restricción externa. Recordá que la soja llegó a tocar 600 más o menos, que a valor de hoy deben ser como 800. Lo que hiciste fue aumentar el gasto corriente en el Estado. Entonces, cuando empezaste a tener algún problema, en lugar de corregir, metiste cepo. Y eso te los pinta de cuerpo entero. En el año 2011, ni siquiera tenías un problema: tenías que hacer una corrección fiscal. A ver, naturalmente en la campaña, en la salida de la crisis del 2009, era natural que hicieras déficit. El problema es que después tenías que recomponer el superávit.
El gobierno estaba debilitado después de la 125, y decide no corregir. Bueno, fallece Néstor Kirchner, Cristina gana con el margen que ganó la elección, tenías todo el poder político, y en lugar de corregir, pusiste el cepo. Entonces yo digo: la miopía en materia económica de ese gobierno es increíble. Porque si hubieran corregido en ese momento, capaz que no hubiéramos tenido a Milei. Hubieran seguido siendo gobierno, porque en realidad era una corrección menor. Ahora, si ante un evento menor no corregiste y no me mostraste que aprendiste de tu error, no hiciste el mea culpa, “sí, me equivoqué”, yo digo: ¿qué podés esperar? No lo sé. Capaz que cambian...
¿Cuántas de las condiciones de posibilidad construyen las ideas políticas? Hay ideas políticas que no son sustentables, y cuando no son sustentables, finalmente la realidad las termina apagando.
Cuando vos tenés una bonanza increíble, vos tenías muchas opciones. Primero: bajar los impuestos distorsivos o peores que se habían puesto en la crisis del 2001-2002, impuesto al cheque, las retenciones, si querés arreglar con las provincias que habían duplicado la carga de ingresos brutos (pasó de dos a cuatro puntos del PIB). En materia de gasto público, tenías la opción de hacer un boom de inversión pública, o regalar jubilaciones, y en las provincias y municipios nombrar empleados públicos y dar subsidios a la energía, al transporte, al gobierno nacional. Fuiste por esa opción. O sea: miopía sobre miopía. Nunca mirar el mediano plazo. Entonces, ¿qué pasa cuando te falta la plata? Bueno, no le podés sacar la jubilación a alguien que se la diste, y los subsidios son complicados. Entonces preferiste meter cepo. Nunca hubo una visión estratégica. El resto es saraza electoral.
Entonces, ¿cómo imaginás que sería el contexto de posibilidad de la Argentina a fin de 2027?
Yo creo que vos tenés una secuencia, donde vos primero tenés la fase de inversión, que sea con aportes de capital o deuda, o la mezcla de los dos, que es lo que seguramente va a ser. Tenés una entrada de capitales importante. Después, hay que tener en cuenta que cuando maduran los proyectos, tenés la fase de salida de capitales. Entonces, esto te da un espacio: primero con la inversión, después con las exportaciones, y después, a medida que vas empezando a producir, vas a empezar a tener que parte de las exportaciones se te van por dividendos y por pago de intereses de los proyectos. Ojo, porque no es que todo es efecto neto.
Pero dicho eso, si vos te vas ordenando, mantenés la disciplina fiscal, seguís bajando la inflación y vas acumulando reservas, yo creo que Argentina puede acceder al crédito internacional. Porque hoy vos mirás los indicadores de Argentina y mirás los vencimientos que tiene Argentina: vos ponés acá esos datos, tenés ahí a los 100 inversores más sofisticados del mundo y no les decís qué país es, y te dicen “investment grade”. Ahora yo les digo: “Ahora, esos datos son de Argentina”. Y default la semana que viene, eso es lo que vale la marca Argentina. Cuando vos mirás los números fríos, decís: “Nos estamos ahogando con un vaso de agua”.
Ahora, cuando vos mirás la división que tiene Argentina sobre políticas estructurales, que deberíamos tener al menos ciertos consensos, que en otros países de la región ocurren, cuando vos mirás algunos errores que ha cometido el gobierno, el grado de primitivismo de las propuestas económicas que tiene la oposición, y bueno, entendés todo esto. Y mirás el track record de Argentina: ante el primer inconveniente nosotros defaulteamos. El gran daño que le generó a la Argentina la reestructuración del 2020 que era una reestructuración totalmente innecesaria, y te lo digo por qué: Guzmán, cuando presenta su PowerPoint, tiene un slide de la sostenibilidad de la deuda y te muestra: “Se necesita un superávit primario de tres y medio del PBI”. Ese slide tenía un error, o una trampita, no lo sé. Estaba exagerada la deuda, por lo tanto estaban mal contados los intereses. Y se olvidaban de que el dólar tiene inflación.
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Cuando corregías ambas cosas, te daba un número mucho más bajo. Y así como me di cuenta yo, se dieron cuenta los tipos que tenían bonos, y dijeron: “Estos tipos no es que no tienen posibilidad de pagar. No quieren pagar”. De hecho, la reestructuración fue tan mala que, años después de la reestructuración, nunca pudimos acceder a los mercados de capitales. Mirá la reestructuración de Uruguay en el 2002: pocos años después estaba colocando deuda. Hoy Uruguay tiene un riesgo país de 100 puntos básicos. Nosotros, mil y pico. Entonces digo: cuando uno comete horrores, el país los paga. Como el tema de YPF, si querés poner. A ver, no era tan difícil el estatuto, no era tan difícil.
Entonces, lo que vos imaginás es que se va a llegar a 2027, en el momento de las elecciones, con una economía argentina estable y en crecimiento...
En crecimiento moderado.
Una situación, desde el punto de vista electoral, rara. Porque no ha sido la situación electoral, excepto la de 2007, o sea, cuando es electa Cristina Kirchner por primera vez; y, si vos querés, 2011 también, porque venías de casi 10% en 2010 y, fundamentalmente, por el efecto viuda. Salvo esas dos elecciones, la última de Cristina Kirchner era una necesidad; una economía que tenía baja. La de Mauricio Macri, lo mismo. La de Alberto Fernández, lo mismo. Y era una situación, en 20 años, podríamos decir novedosa, en la que se votaría no por economía, ¿ese es el punto?
Bueno, eso no lo sé. También yo creo que la gente tiene un reclamo natural que tiene que ver un poquito con... A ver, cuando te dice la gente: “No llego a fin de mes”, y vos mirás, los salarios han rebotado en forma en V corta. Sí, ahora se pararon un poco. Pero, ¿qué es lo que pasa? Tomá el salario medio del sector privado formal, que hoy es más o menos un millón y medio de pesos, redondeando. Bueno, ese salario ajustado por inflación, al final de Cristina, o en algún momento de Macri, estaba en dos millones. Es una diferencia abismal. Después recuperaste, pero te quedaste acá. Entonces, la gente es natural que sienta que no llega a fin de mes. Porque por ahí le costaba con dos millones; imaginate con un millón y medio. Y ahora ya no ve que la cosa va subiendo. Ahora la cosa se frenó, va muy poquitito por mes. Entonces, la pregunta es: ¿y la gente va a poder sentir una mejora después, si esto se calma después de la elección? Es que la mejora va a ser lenta. Porque no tenés mágicamente la posibilidad de subir los salarios 33%, que es de un millón y medio a dos.
Eso es un tema para la política. Porque si la gente tiene expectativas de que con la baja de la inflación iba a recuperar lo que alguna vez tuvo. En el año 2020, estamos hablando de hace seis o siete años atrás, donde pasó la falta de criterio económico de Alberto Fernández. Bueno, pasó el final con una inflación de 12%, Milei se complicó. Bueno, pero ahora quiero volver a lo que tenía. Bueno, eso no está disponible en dos años. Entonces, ahí hay un tema que yo no sé cómo juega para la política.
Se parece, en algún sentido, a la elección del 99. Es decir: Argentina vota en el 99 con un país en equilibrio, pero la gente empezaba a reclamar otras cosas.
Había un desempleo muy grande, y había un agotamiento de muchos años del menemismo. Había cuestiones no económicas, o mucha gente que estaba muy enojada igual, de todas maneras, por lo que fuere, pero Menem, más allá de que no le dio, hizo una buena elección en 2003, para lo que la gente veía después del default.
Entonces digo: ¿es posible imaginar que en 2027 empiecen las demandas de segundo grado? O sea: ya no de estabilidad, sino de distribución, de crecimiento.
Eso puede ser. Ha pasado en países que han tenido un éxito económico muy importante, como Chile, si querés. A pesar de tener un éxito económico increíble, de haber bajado la pobreza como bajó Chile, hay cierta necesidad de corrección de algunas políticas que a Chile le permitieron tener el éxito económico que fue en los 80 y en los 90. Es decir, en algún momento hay una demanda de la sociedad que a veces el liderazgo no interpreta. Y que no es solamente estar mejor. Porque vos fijate que vos sacaste un montón de gente de la pobreza, que la gente está mejor. Pero bueno, se mira en términos relativos, que ese es el tema distributivo, o mira otras cuestiones que puede ser que por ahí ni siquiera le tocan de cerca, como puede ser el tema de la universidad en Chile, o un montón de cuestiones que tienen que ver con cuestiones sociales, que son significantes de muchas otras.