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MODO FONTEVECCHIA
Desafíos futuros

Osvaldo Giordano: "Sería bueno que el Gobierno convoque a Schiaretti y a la oposición para dialogar"

El economista cordobés advierte sobre los desafíos políticos y económicos que tendrá Argentina a partir de las elecciones de octubre. Señala que la estabilidad del país dependerá de la coordinación entre el presidente y los gobernadores para mantener el equilibrio fiscal y avanzar en las reformas pendientes.

Osvaldo Giordano, presidente del Instituto sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL)
Osvaldo Giordano, presidente del Instituto sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) | X (@GiordanoOsvaldo)

El economista cordobés Osvaldo Giordano señaló que la estabilidad de Argentina después de las elecciones legislativas en la provincia de Buenos Aires dependerá en gran parte del trabajo conjunto entre el presidente Javier Milei y los gobernadores provinciales. Añadió, en el programa Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (AM 1190): "Sería bueno que el Gobierno convoque al candidato a diputado Juan Schiaretti y otros referentes para dialogar y avanzar en acuerdos que mantengan el equilibrio fiscal y permitan implementar las reformas necesarias".

El economista cordobés Osvaldo Giordano preside desde 2024 el Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) de la Fundación Mediterránea, puesto en el que reemplazó a Carlos Melconian. Su paso por la administración nacional incluyó la dirección ejecutiva de la ANSES entre 2023 y 2024 y, antes, un rol técnico en el Ministerio de Economía durante el gobierno de Carlos Menem en los años noventa. A nivel provincial, fue ministro de Finanzas de Córdoba entre 2015 y 2023, período al que el oficialismo local definió como el “milagro del cordobesismo”.

La tercera vía, una alternativa razonable, Provincias Unidas, la cantidad de consensos existentes, independientemente de los disensos, y la forma de unirlos. Desde la perspectiva económica, el panorama es similar. La economía tiene un protagonismo central en estos días, por lo que me interesa tu opinión: ¿cómo crees que llegará a las elecciones todo este conflicto alrededor del dólar? Con la inestabilidad cambiaria y los datos de un trimestre completo en caída respecto del anterior, ¿cómo se percibe la situación económica en general?

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La recaudación descendió un 9%, lo que parece complicarse cada vez más. Allí, en nuestra publicación mensual de la Fundación Mediterránea planteábamos el tema como una etapa “Cuesta arriba”, reflejando lo difícil que resulta llegar a las elecciones. Esta situación está vinculada, porque más allá de la cuestión financiera y los errores del equipo económico en el manejo de la política bancaria y cambiaria, el problema central se encuentra en el terreno político.

Es difícil comprender que un país con equilibrio fiscal y con el esfuerzo significativo que realizó Argentina no logre, por ejemplo, reducir el riesgo país, un elemento clave para el futuro. Ninguna nación paga su deuda de manera integral; en general, se renueva gran parte de los vencimientos. En el caso argentino, esto parece imposible si el acceso al crédito sigue siendo limitado. Así, el año próximo se vislumbra como un precipicio sin salida.

La explicación no es económica, sino política: el gobierno no pudo acordar con parte de la oposición un conjunto de líneas directrices que sean consistentes con la protección de las cuentas públicas, la prevención del desequilibrio fiscal y el avance hacia una economía más organizada.

La falta de acuerdos explica la desconfianza general, más allá del historial negativo de Argentina, con récord mundial de defaults y serios incumplimientos. Se suman los antecedentes de incapacidad de acuerdos, lo que genera este contexto de desconfianza, aun cuando las cuentas públicas indicarían todo lo contrario. El país tiene capacidad de desenvolverse y no enfrentar dificultades. ¿Será posible?

A veces resulta inevitable un cierto pesimismo, considerando que Macri enfrentó 300 puntos de riesgo país en 2016 y 2017, con consecuencias extremas. Esto ocurrió porque se resolvió el problema restante de los bonos de la deuda externa. Entonces, los mercados financieros confiaron y el riesgo bajó a 300 puntos.

La compra y venta de bonos responde más a la especulación: se adquieren cuando están a 100 y se venden cuando suben a 300. Mi pregunta es: ¿hay alguna posibilidad de que Argentina pueda acceder al mercado voluntario de deuda con un riesgo país de 300? Si cualquier situación lo eleva a 1200, hay que decir que Macri no contaba con superávit fiscal, y hoy sí lo tiene. Ahora, el problema es político, antes era económico.

Una vez que se acumularon los antecedentes que tiene Argentina, el país se convierte en presa fácil de la especulación de quienes operan con bonos. El historial juega en contra, como ocurre con una empresa o una familia: si existen antecedentes negativos, nadie otorgará crédito o lo hará en condiciones desfavorables. Este es un hecho lamentable y muy dañino para la economía, no solo para el Estado, sino para la actividad general, porque la inversión en Argentina resulta más difícil debido al alto costo del crédito. Aun así, el enorme esfuerzo realizado para mantener equilibrio fiscal, que falló en el gobierno de Macri, se está desaprovechando por la incapacidad de demostrar que a futuro es sostenible.

¿Cómo se puede mostrar eso? Mostrando que parte de la oposición, que existe, como el caso de Randazzo y también del PRO, coincide con esta estrategia de equilibrio fiscal, aunque tenga diferencias en cuestiones secundarias que, en un contexto democrático, podrían resolverse con relativa facilidad. No digo que sea totalmente sencillo, pero sí posible.

El gobierno se enfrenta a todos y se aísla, incluso perdiendo votos propios por una posición rígida, está demostrando que este equilibrio fiscal no es sostenible. Por eso no resulta irracional pensar que las finanzas de Argentina se complicarán; aunque hoy exista superávit, en el Congreso el oficialismo viene perdiendo ampliamente.

¿Cuánto tiempo más se podrá sostener esta situación de derrotas sistemáticas hasta que empiece a afectar las cuentas públicas y lo que hoy es superávit se transforme en déficit? Los mercados ya descuentan esa posibilidad: si el gobierno no logra convencer a parte de la oposición para alinear las líneas directrices y flexibilizar posiciones para sumar apoyos políticos, la situación se complicará. Y lo grave es que esto no se resuelve con dinero. Argentina es inmune a anuncios potentes, incluso de Estados Unidos, porque no existe capital que solucione este problema. Se trata de un conflicto de naturaleza política interna, y aunque se aporte dinero, si prevalecen ideas contrarias al equilibrio fiscal, no hay forma.

Por lo tanto, creo que esto también explica esta rareza: el país puede tener equilibrio fiscal y un enorme respaldo externo, y aun así generar desconfianza. La razón es clara: hasta ahora no se demostró la capacidad de sostener políticamente una estrategia correcta, mientras que parte de la oposición busca revertirla.

En abril, el gobierno debió acudir al Fondo Monetario Internacional, mientras que el Legislativo aún no había tomado decisiones. Los últimos dos meses muestran que gran parte de la dificultad se concentra en ese ámbito. Pedir a una persona elegida con un perfil confrontativo que busque consensos resulta contradictorio y, desde el inicio, era evidente que no funcionaría. En varios casos, lo que ocurrió fue especulación con los bonos, con subas y bajas de los valores para generar ganancias dentro del capitalismo financiero.

Si analizamos lo sucedido y lo combinamos con la participación de los gobernadores, queda evidente que esta estrategia demanda que ciertas provincias respalden la propuesta. Al inicio funcionó: el PRO contó incluso con adhesión parcial del peronismo y de algunos partidos regionales. Sin embargo, el trato sistemático debilitó la posibilidad de diálogo, y hoy el aislamiento es completo. Toda iniciativa enfrenta obstáculos y el oficialismo acumula derrotas constantes.

A esto se suma un déficit de gestión en el Estado, por ejemplo, las denuncias en el ANDIS y auditorías mal realizadas, que generaron maltrato hacia personas con discapacidad. Todo esto conforma un conjunto de factores que profundiza el aislamiento. Hasta que no se rompa, será necesario sumar más apoyos, no a todos, pero sí a la directriz fundamental: “Por primera vez en la historia, la Argentina cumplirá; no gastará más de lo que tiene y mostrará disposición a sostener sus compromisos". Cumplir esto permitiría reducir el riesgo país y renovar parte de la deuda.

En la medida en que el aislamiento se profundice, un gobierno que asumió con limitaciones políticas —poco apoyo en diputados, menos en senadores y ningún respaldo de gobernadores— enfrenta su mayor desafío: sumar a la oposición. Al principio se logró. Otros problemas, como los errores en el desarme de las LEFI, el empeño en bajar el dólar sin necesidad y la intención de controlar la inflación mediante la devaluación, contribuyen a la complejidad actual.

Lo más importante, después del respaldo recibido de Estados Unidos, es que este apoyo externo no puede resolver lo esencial: que el gobierno recapacite y logre sumar voluntades, matices y enfoques distintos, especialmente de los gobernadores dentro del nuevo nucleamiento. Esto es clave no solo durante la elección, sino también después, para que el país mantenga buenas políticas y un manejo responsable de las finanzas públicas en el futuro.

Si se logra que ese grupo se sume, creo que podremos tener una mayor tranquilidad. ¿Cómo imaginas el 10 de diciembre, con el Congreso Nacional teniendo como diputado a un exitoso dos veces exgobernador como Schiaretti? No debe existir otro caso en los más de 40 años de democracia de un gobernador que haya alcanzado entre 70 y 80% de aprobación tras gobernar dos períodos y haber sido vicegobernador otros dos.

Creo que depende mucho de lo que pase después de las elecciones. Probablemente será una elección mediocre para el gobierno y no se ha despejado la idea de un triunfo contundente. Si se hace una lectura correcta, será una elección intermedia y habrá una convocatoria a la oposición para buscar acuerdos, especialmente en materia fiscal, sostener el equilibrio de las cuentas públicas, evitar decisiones irracionales y lograr que Argentina cumpla con su compromiso.

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Si no se hace esto, no se puede continuar con el sistema tributario actual ni con el desorden del sistema previsional. Es necesario abordar la coparticipación federal y mejorar aspectos de la legislación laboral. Si el gobierno interpreta que, más allá del resultado electoral, convocar a la oposición es posible, Schiaretti y este grupo de gobernadores pueden cumplir un rol crucial: comenzar a instrumentar reformas, tranquilizar la situación financiera y avanzar en las medidas necesarias. Luego, en 2027, se verá quién da continuidad al proceso.