En una jornada cargada de simbología política y fervor ideológico, Córdoba se transformó este martes en el escenario central del universo libertario al recibir al evento conocido como La Derecha Fest. Sin embargo, el fervor del evento contrasta con una sociedad que, a medida que la situación económica se deteriora, comienza a perder la ilusión con el Gobierno, y con internas en el propio oficialismo que amenazan la unidad del espacio libertario.
En los salones del Quorum Hotel, cerca del Aeropuerto Internacional de la capital cordobesa, más de 2.500 asistentes se congregaron para escuchar a sus principales referentes y robustecer la estructura militante de La Libertad Avanza con vistas a las elecciones de octubre. Es una provincia donde Milei obtuvo un alto porcentaje en las elecciones presidenciales de 2023, y tendrá que ver si puede renovar ese triunfo.
Las entradas para participar rondaban los $35.000, lo cual marcó un incremento sobre el precio del evento en 2024, cuando la entrada estaba $10.000. Un aumento del precio claramente por encima de la inflación. Esto probablemente también marque la importancia que va tomando la derecha en la Argentina.
Sobre el cierre del evento, Javier Milei ingresó a la fiesta de la derecha rodeado de seguidores. Con su gestualidad habitual, saltó y gritó la letra de la canción “Panic Show”, de La Renga. Sus gestos parecían tener reminiscencias a sus continuas menciones a primates que en sentido despectivo dirige a periodistas y economistas.
El evento, presentado por sus organizadores como “el más anti-zurdo del mundo”, reunió a figuras nacionales y locales decididas a profundizar el despliegue de ideas libertarias y continuar con la batalla cultural. El eje y el tono de los paneles fue señalar “enemigos”, “traidores”, y el peligro de “volver a los kukas”.
Pero a diferencia de otras oportunidades, esta vez el evento se realiza en un contexto en el que el Gobierno enfrenta fuertes complicaciones. Una presión sobre el dólar que consume nuevamente las reservas del Banco Central, una derrota en el Senado, tras la aprobación de leyes como la emergencia en discapacidad y el aumento a los jubilados, y una feroz interna a dos frentes: por un lado, con la vicepresidenta Victoria Villarruel, y por el otro con Santiago Caputo y sus seguidores, quienes quedaron fuera de las listas en provincia de Buenos Aires.
Para colmo, los sondeos de opinión empiezan a marcar que las expectativas con el Gobierno comienzan a deteriorarse. Los datos del último domingo de la consultora Zuban Córdoba indican que el índice de desaprobación del Gobierno supera la mitad de la población, llegando al 56%, algo que no se daba en el contexto anterior.
Si bien la polarización en la opinión pública es una constante en la política Argentina, el Gobierno venía superando la mitad en sus niveles de aprobación, pero las dificultades de las últimas semanas marcaron una dinámica que deterioró las intenciones de voto y la aprobación, que marcan las distintas encuestas en distintas proporciones.
Mariel Fornoni, socia directora de la consultora de opinión Management & Fit, sostuvo con picardía en Modo Fontevecchia que, si en las elecciones legislativas el oficialismo obtiene el 38% de los votos, irán “corrigiendo” las encuestas hasta llegar a octubre. Es decir, es importante notar que los encuestadores siempre adecuan los resultados a lo que suponen que va a pasar y, mientras tanto, reflejan el deseo del comprador del sondeo.
Más allá de que la imagen positiva o negativa de un Gobierno pueda no reflejarse directamente en votos por múltiples razones, como los sondeos Zuban Córdoba son realizados de manera periódica, lo importante es la dinámica. En el caso de apoyo al Gobierno, es descendente.
Por otro lado, por primera vez desde que asumió Milei, el antimileismo supera al antikirchnerismo en los sondeos. Según la consultora cordobesa, el 45,2% de los encuestados se mostró en contra del kirchnerismo, mientras que el 53,6% se definió como opositor al gobierno libertario. Esto no habla bien del kirchnerismo. Solamente demuestra que están en ocaso.
La actitud “anti” tiene que ver con la posibilidad de hegemonía que puede cumplir un líder. No hay “anti” del socialismo que consigue el 4% de los votos en la Ciudad de Buenos Aires. Para que haya oposición, tiene que haber alguien lo suficiente fuerte. El kirchnerismo evidentemente está perdiendo fuerza y, por lo tanto, la antinomia también.
La condena a Cristina Kirchner impactó favorablemente en este índice para el kirchnerismo, mientras que el deterioro económico afectó al Gobierno. Entre otras de las razones de descontento con el oficialismo, muchos encuestados señalaron su rechazo a la destrucción del Estado y al discurso “cruel” del Gobierno.
Hay que recordar una frase de una señora que le decía a su hijo que por lo mismo que se iba a enamorar, se iba a divorciar. Siempre son los mismos conceptos que son considerados virtudes, que se aplauden al campeón el primer año de ser presidente o los primeros años de ser presidente, que luego se convierten en defecto. Lo que era simpático pasa a ser antipático. No es que el personaje haya cambiado sus características, sino que el contexto económico, cuando no empieza a dar resultado, hace ver feo lo lindo.
Y lo que es todavía más preocupante para el oficialismo, cuando se le consultó a los encuestados por su voto en octubre, más de la mitad dijo que castigará al Gobierno.
De cualquier forma, si el 48% votara a favor del Gobierno, sería una gran elección para el oficialismo. Obviamente no quiere decir que los que no castigaran al Gobierno voten por el gobierno. Podrán votar por otras alternativas diferentes.
Claro que todavía para la elección falta bastante y habrá que ver cómo operan las dificultades de la oposición y el ausentismo en la votación, pero es sintomático que, al mismo tiempo que Milei y sus seguidores realizan un evento completamente polarizante, su base de adhesión comience a reducirse en la sociedad.
Recientemente entrevistamos al intendente de Chivilcoy, Guillermo Britos, y dijo : "La Libertad Avanza va a perder en la provincia de Buenos Aires en las elecciones de septiembre, todo lo contrario a lo que esperan”. El jefe comunal se animó a decir: "Mi pronóstico es exactamente opuesto. La Libertad Avanza va a perder las elecciones en la provincia de Buenos Aires en septiembre".
Y no sólo en los sondeos se refleja la tendencia de la baja de la imagen presidencial. Fuera del hotel, vecinos de Córdoba realizaron una convocatoria para rechazar a Milei. Con el clásico humor cordobés, convocaron bajo el nombre de Puebla Fest. “Milei, sos culiadazo”, gritaron a las afueras del evento.
En su ensayo "Infocracia: La digitalización y la crisis de la democracia", el filósofo surcoreano Byung-Chul Han reflexiona sobre cómo el poder ha cambiado en la era digital. A diferencia de las formas clásicas de dominación, como la dictadura o la vigilancia totalitaria de la que hablaba Michel Foucault, Han sostiene que hoy en día el poder se ejerce de forma más sutil mediante el control de la información. Este nuevo régimen, al que llama infocracia, no impone silencio, sino que satura al individuo con datos, generando confusión y debilitando la capacidad crítica.
Además, argumenta que las redes digitales, lejos de fortalecer el diálogo democrático, fomentan la polarización y la fragmentación social. Los usuarios quedan atrapados en burbujas informativas y cámaras de eco que refuerzan sus creencias, dificultando el consenso y la construcción de una voluntad común. En lugar de ciudadanos deliberativos, se producen comunidades enfrentadas que compiten por atención y visibilidad, lo que erosiona los principios básicos de una democracia funcional.
De alguna manera, la teoría de Han se relaciona con lo que Guy Debord anticipó en los setenta en “La sociedad del espectáculo”, donde planteó que todo aquello que podía ser representado se iba a convertir en una representación.
En la misma sintonía, el politólogo español Pablo Simón, especializado en sistemas de partidos políticos y sistemas electorales, explicó en el foro UNIR cómo el afán por el recorte para redes ha reforzado la espectacularización de la política, y cómo el ritmo de la comunicación va más rápido que las posibilidades del diálogo y debate democrático. “Estamos viendo una espectacularización de la política. Los políticos compiten por nuestra atención, lo que sublima las posiciones más extremas”, afirmó.
Esta lógica de polarización estuvo presente en cada uno de los paneles del evento libertario. El reportero español Javier Negre, de La Derecha Diario, junto con Alex Bruesewitz —exasesor digital de Trump— abordaron el panel “No odiamos suficiente a los periodistas”, donde volvieron a fomentar el odio a los medios tradicionales. Vale la pena decir que no dejaron entrar a los periodistas.
Más tarde, el cineasta Diego Recalde disertó en una charla con el título: “Peronismo: el káiser de la Argentina”. Daniel Parisini, “El Gordo Dan”, brindó la charla “El brazo armado”, donde reivindicó el peso de las redes sociales en la difusión de mensajes libertarios.
Agustín Laje, por su parte, disertó bajo el título de: “Malvados: anatomía moral de la izquierda”. En el clímax de su discurso, dijo: “La izquierda vive del sentimiento más desagradable que puede sentir el humano: la envidia. La izquierda no es solo una ideología política. Es un conjunto de ideas malvadas que atrae a personas malvadas". Esta idea se contrasta con la de “personas de bien”. La democracia es una manera de resolver civilizadamente las diferencias, y no podría haber nada más antidemocrático que considerar al otro un “malvado”. La idea del mal teológica es recurrente entre los libertarios, como cuando Milei llamó “maligno” al Papa.
Uno de los momentos más intensos del evento lo protagonizó el propio Milei, quien no escatimó en ataques y repitió la frase “Roma no paga traidores”. El periodista Juan Luis González recuerda en sus libros que Milei cree que fue un gladiador importante en el Imperio Romano.
La reminiscencia con Roma probablemente tenga que ver con lo que el cree que fueron sus vidas anteriores. Ese lema lo repitió apuntando directamente a su vicepresidenta, Victoria Villarruel, a quien tildó de “bruta traidora” por haber atentado contra el déficit fiscal. Incluso, en un momento proyectaron un video para abuchear a la vicepresidenta, a quien calificaron como “kukarruel traidora”
¿Cómo se vuelve? Porque existen experiencias de presidentes que han disentido con su vicepresidente, que no se han hablado con su vicepresidente o han cortado todo diálogo. El ejemplo de Cobos y Cristina es uno bastante reciente. Pero directamente llamar “traidora” a la vicepresidenta es casi cruel. Es asignarla a la oposición y al mal, a la idea de que hay algo malvado impide cualquier posibilidad de reconciliación o, por lo menos, de pacto.
Además, el Presidente arremetió con dureza contra “la casta política chorra, parasitaria e inútil, los periodistas ensobrados, los sindigarcas y los empresaurios prebendarios”. Es una especie de lenguaje del mileísmo. Desde su tribuna, insistió en que su cruzada libertaria se libra en tres frentes: la gestión pública, el ámbito institucional y, sobre todo, el campo cultural.
“No estamos en una democracia normal. Estamos enfrentando enemigos que nos encerraron, que promueven el aborto como genocidio, que veranean prostibularmente. No se puede dialogar con estos sajones”, afirmó el biógrafo presidencial Nicolás Márquez, encendiendo al auditorio. No está claro si entendía algo de lo que estaba diciendo.
Al cerrar su intervención, el Presidente dejó en claro que ve a su militancia como el núcleo de una transformación más profunda: “Ustedes son los soldados que van a dar la batalla cultural, que es la que le va a dar sostenibilidad en el tiempo a este camino de gloria que estamos iniciando desde que llegamos al gobierno”.
El mandatario también arengó contra el kirchnerismo y llamó a cantar “saquen al pingüino del cajón”. Pedir que saquen a un muerto del cajón para demostrar que los “pibes” no están con el kirchnerismo es una idea de pésimo gusto. Independientemente de la cuestión ética y la desagrabilidad de actuar sobre una persona fallecida, la actitud es exactamente igual a la del kirchnerismo: un conjunto de “pibes” que gritan y creen que ese es el mundo, y que no merece haber más que ese mundo como única alternativa. Uno de los candidatos a las elecciones bonaerenses incluso dijo que el mileísmo combate al kirchnerismo con más kirchnerismo.
En definitiva, La Derecha Fest no solo funcionó como un acto partidario, sino como un dispositivo de reafirmación ideológica en un momento delicado para el oficialismo. Quienes estaban allí creen que La Libertad Avanza va a arrasar en las elecciones de septiembre en la provincia de Buenos Aires, por ejemplo. En ningún momento dudan del futuro. La elección de Córdoba, un bastión clave del voto anti-kirchnerista, no fue casual: Milei y sus aliados buscaron blindarse simbólicamente ante un contexto que puede comenzar a volverse más adverso, apelando al fervor de sus bases más convencidas, tratando de que se contagien.
Las consignas repetidas durante toda la jornada —la traición, la pureza ideológica, la batalla cultural— revelan un Gobierno que, lejos de promover el diálogo y la construcción, se encierra cada vez más en una lógica de polarización. Pero lejos de consolidarse, las críticas a la vicepresidenta Villarruel y las internas expuestas públicamente confirman que el oficialismo atraviesa tensiones profundas y divisiones que erosionan su cohesión.
La caída en la aprobación de su gestión, el crecimiento del anti-mileísmo y la disposición a “castigar” al Gobierno en las urnas son señales claras de que el capital político de Milei empieza a desgastarse. El contraste entre el entusiasmo dentro del evento y el descontento en las calles cordobesas —materializado en la Puebla Fest— grafica la desconexión entre el núcleo duro libertario y una sociedad que comienza a exigir resultados concretos por sobre los gestos simbólicos.
La pregunta que queda flotando es cuánto más podrá sostenerse una estrategia basada en atacar a enemigos, traidores y malignos, sin generar una ruptura aún más profunda en el contrato democrático. Y al mismo tiempo, si no logran resultados, cuándo la espectacularización será una herramienta gastada.
Producción de texto e imágenes: Facundo Maceira
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