El director de cine, Jorge Leandro Colás, resaltó que, en su momento, los habitantes de Viedma sentían orgullo por haber sido elegidos para ser la capital. “La gente se sorprende porque ve en la película todo lo que se avanzó con este proyecto”, afirmó en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9).
Estas continuas manifestaciones de los gobernadores criticando la macrocefalia de Buenos aires, ¿creés que hacen que tu documental tenga una difusión que superó las expectativas, y que el proyecto de Alfonsín pueda ser reivindicado en el futuro?
En estos cuarenta años de democracia, este proyecto de cambiar el lugar de la capital, quizás fue uno de los proyectos políticos más drásticos, intentar cambiar el eje del país. Repensar la geopolítica de Argentina.
Me parece que es interesante cuando lo mencionan los políticos. Esperemos que eso llame a la curiosidad de ver la película, todo lo que sucedió con ese gobierno, y que la gente acompañe la película (“Viedma, la capital que no fue”) en el cine, en estas primeras semanas, que son las más importantes.
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¿Cómo vive Viedma el centralismo porteño? Tengo entendido que, en su momento, el proyecto se vivió con entusiasmo, hubo compras de propiedades porque allí se iba a construir algún ministerio o secretaría, entre otras cosas. ¿Hoy se comporta distinto Viedma con respecto a la mirada crítica a los porteños que se percibe en otras partes de la Argentina?
Sí. Viedma, patagones, y toda la parte que iba a estar involucrada en este nuevo distrito federal, sigue con esa cuestión del “centralismo porteño”. Que para hacer un viaje haya que ir a Buenos Aires, o para hacer algunos trámites.
Todavía incluso hoy es impresionante que haya que hacer ciertas cosas en Buenos aires, y eso se vive con bastante molestia desde el Interior. Esa posibilidad de haber sido la capital y finalmente no ser dejó un halo de tristeza, de nostalgia en lo que fue.
Hicimos un preestreno en Viedma, y había mucha gente muy conmovida por lo que fueron aquellos primeros años de la democracia, por esos sueños que se pensaban que se iban a poder cumplir, y, al pasar el tiempo, sigue estando esta frustración. Es raro, porque es un hito de algo que no sucedió.
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¿Creés que la repercusión que tiene tu documental es un síntoma de algo? ¿Del aniversario de la democracia, o de que el tema de la macrocefalia volvió a emerger? ¿Le asignás algún otro significado más allá de tu propio documental?
Creo que, por un lado, la gente se sorprende porque ve en la película todo lo que se avanzó con este proyecto.
Hubo un ente de traslado de capital, hubo una ley sancionada en ambas cámaras en el año ‘87, hubo un diseño de cómo iba a ser ese nuevo distrito, una red de calefacción central en cada cuadra y cada casa por el frío patagónico.
Mucha gente se sorprende por eso, porque pensaban que, a lo sumo, era una idea de Alfonsín dicha en un discurso. Pero la gente se sorprende de todo esto que pasó, de lo cerca que estuvo de ser Viedma la capital del país.
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¿Qué edad tenés, Jorge?
Yo tengo 46 años. En esa época era muy chico y recuerdo esas conversaciones familiares con incertidumbre, pensando en toda la gente que iba a llegar a Viedma, temiendo por el trabajo, era una mezcla rara de incertidumbre y, a la vez, orgullo por ser los elegidos para ser la capital y para esta “refundación” del país que planteaba Alfonsín.
FM JL
