Perfil
MODO FONTEVECCHIA
Elecciones 2025

Emilio Monzó: "Kicillof debe demostrar que es conductor, hasta ahora ha sido conducido"

El diputado nacional por el Partido del Diálogo, destacó la importancia de reforzar la coordinación entre el Congreso y los gobernadores para garantizar políticas efectivas. Sobre el mandatario provincial, señaló: “Debe asumir un rol activo para coordinar políticas que beneficien a la provincia y no solo a sectores”.

Emilio Monzó 20240323
Emilio Monzó en la entrevista con Jorge Fontevecchia | MARCELO DUBINI

El diputado nacional por el Partido del Diálogo y exministro de Gobierno durante el segundo mandato de Mauricio Macri, Emilio Monzó, sostuvo que es clave fortalecer la coordinación entre el Congreso y los gobernadores. Según explicó en el programa Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190), “Axel Kicillof debe demostrar que es conductor; hasta ahora ha sido conducido”, subrayando la necesidad de que el gobernador bonaerense asuma un rol activo y firme en la coordinación de políticas y decisiones dentro de la provincia.

El abogado y diputado nacional por la provincia de Buenos Aires desde 2021, Emilio Monzó, comenzó su carrera política en los años 80 dentro de la UCeDé y luego se incorporó al justicialismo. Se desempeñó como ministro de Gobierno durante el segundo mandato de Mauricio Macri en la ciudad de Buenos Aires, con un rol clave en el armado político. Asumió la presidencia de la Cámara de Diputados de la Nación entre 2015 y 2019 y lidera el Partido del Diálogo.

En distintos momentos, nos encontramos siempre defendiendo más o menos los mismos valores: cómo salir de la polarización y cómo crear una alternativa que no sea ni libertaria ni kirchnerista. Allí, podés dar cátedra, ¿creés que esta vez el contexto social y el humor social son distintos y que eso podría permitir romper la polaridad?

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

No sé cómo superar la polarización, y ese es un gran desafío que enfrento tanto en la acción política como en lo intelectual, porque estudio continuamente estos temas. Creo que este fenómeno tiene mucho que ver con un mundo marcado por el presentismo y el tacticismo constantes, y con una sociedad que se fragmenta a través de las redes sociales, formando comunidades virtuales que terminan convirtiéndose en nuestra realidad cotidiana”. Hay un oxímoron ahí, pero es cierto: estos espacios se transforman en zonas de confort donde todos comparten las mismas ideas. A quienes piensan diferente, se los ignora o se los rechaza, y eso aumenta la fragmentación.

Detrás de todo esto, con mucha sutileza y seducción, están los dueños de las plataformas digitales, que tienen información constante sobre tus preferencias, deseos, odios y rencores, y te manipulan, inyectándote dopamina para mantenerte entretenido en esas redes. Ese es hoy uno de los principales caldos de cultivo de la polarización.

La política contemporánea también me preocupa profundamente. Los dirigentes y líderes actuales suelen estar orientados por consultores. Antes, un asesor como el ecuatoriano Jaime Durán Barba analizaba con focus groups y recomendaba cómo comunicar y persuadir al electorado. Hoy todo cambió: el consultor se apoya en datos. Quien posee información detallada sobre la sociedad y puede segmentarla según comportamientos obtiene una ventaja significativa. Nuestro celular funciona como un confesionario constante, y la opinión pública termina condicionada por sobrecarga informativa.

Además, la política actual no busca generar adhesión, sino cancelar al otro. Las emociones negativas, amplificadas por la abundancia de información, captan la atención de la ciudadanía, pero perjudican la democracia al dificultar los acuerdos. Cuando insultamos, atacamos o promovemos estas emociones, lo que construimos son barreras que impiden el diálogo. Como señala el libro El gobierno de las emociones, apelar a este tipo de sentimientos complica la construcción de consensos y hace casi imposible alcanzar acuerdos duraderos en el futuro.

Hoy el consultor es mucho más técnico, basado en datos y análisis precisos. Quien posee la información de lo que ocurre en la sociedad y puede segmentarla correctamente tiene ventaja. Entonces me decís: "Voy a dar cátedra sobre cómo salir de esto o no. Voy a dar cátedra de cómo describir toda esta situación, de cómo lo sufriste". Y lo sufro ahora mucho más; en esta elección se está dando un caso muy particular. Se percibe una polarización distinta, mucho más extrema.

No es la polarización tradicional de pararse en contra del otro para generar adhesión, sino una polarización basada en el miedo: la sociedad vota hacia el pasado, temiendo que vuelva el adversario anterior. La comunicación actual mantiene a la población anestesiada en esa pelea, sin que observe alternativas intermedias. Lo peor es que ni siquiera se ven los candidatos de las fuerzas políticas. Es la primera vez que se esconden los candidatos.

En la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, no hay referentes locales que hablen de Karen Reichardt o de otros miembros de las listas. No hay candidatos que presenten al peronismo de Taiana, a Grabois, ni a la segunda diputada nacional de Fuerza Patria. Esta campaña se centra en ocultar candidatos y repetir queno vuelve uno u otro espacio”.

En medio de esto estamos todos los actores que vamos a representar a la sociedad en el Congreso. Y luego nos asustamos al ver el espectáculo del último año: decimos “¿Cómo pueden ser estos diputados nacionales?” Apelo a la sociedad: todo esto viene del hartazgo. Entiendo la situación y lo ocurrido en 2023, pero ese hartazgo debe canalizarse. Si nos quedamos en la indignación, seguiremos con este tipo de representantes, y cuando llegan al Congreso y actuamos de manera sorpresiva, volvemos a preguntarnos cómo se conforman esas bancas. Es necesario salir de ese lugar.

¿Es distinto este clima en las elecciones actuales comparado con 2023?

Sí, tiene algo distinto que podría ser el último eslabón de ese estado emocional, porque si la sociedad sigue guiándose por sentimientos, será muy fácil de manipular. El punto de inflexión es la economía real. Llega un momento en que la reflexión obliga a pensar: “Queríamos cambiar aquello, pero mi salario no alcanza”.

En 2023 coincidió una frecuencia de indignación en la sociedad argentina con una ingeniería electoral que dividió a la oposición, diseñada por Sergio Massa, sin prever que quien generaba esa división podría convertirse luego en alternativa política. Esa combinación de factores, sumada a la irrupción de un líder emocionalmente desequilibrado que amenazaba con “cortar cabezas”, generó atención y coincidió con el ánimo de la sociedad, lo que finalmente llevó a esa persona a la presidencia de la nación. Ahora, esa figura, que por esas circunstancias y casualidades se enfrenta de inmediato a la incertidumbre y al temor. Todo lo que oculta en su agresión refleja la inseguridad que siente por el lugar que ocupa. ¿Qué hace entonces? Recurre a lo lógico para él: su familia, su hermana, la única persona cercana, y la designa como jefa de Estado. Esto, desde cualquier perspectiva, no puede funcionar bien.

La hermana también se vio invadida por el mismo temor. Además, el presidente se rodeó de lo marginal de la política y de la casta, que sabe que mediante la adulación puede generar tranquilidad, pero al mismo tiempo tomar control del gobierno. Y eso fue exactamente lo que ocurrió: esa casta invadió y tomó control del Ejecutivo. Una prueba de ello fue la frase de Sioli, que a los dos meses dijo que había que entregarle el Premio Nobel de Economía a Javier Milei.

Hoy nos reímos, pero en su momento esa declaración generó un alivio inmediato en la incertidumbre y el temor de quienes gobernaban, mostrando cómo la adulación se convirtió en herramienta de control.

Hoy tenemos un gabinete que no resiste más y un plan económico que fracasó. No se puede salir a celebrar a Estados Unidos mientras el país sufre ajustes internos. El presidente sigue disociado de la sociedad porque su entorno de aduladores lo desconecta de la realidad. La conducción política requiere de personas con volumen propio, capaces de garantizar conexión con la sociedad. Cuando todos dependen del favor del presidente, se prioriza el buen humor del jefe por sobre la verdad que se debe comunicar al país. Más allá del resultado electoral, el lunes la situación será otra.

El país se blanqueará: se verá la realidad que atraviesa. El gobierno todavía puede recibir cierto crédito, pero debe entender que la sociedad exige cambios, tanto en lo económico como en lo político. Resulta increíble que estas necesidades se hayan tenido que comunicar en inglés en Estados Unidos, cuando todos en Argentina ya lo habían advertido. La instrucción de mejorar el gabinete y generar gobernabilidad fue una obviedad para los americanos, pero necesaria por la ruptura de todos los puentes políticos internos.

La expectativa es que el lunes comience la acción. Según mi humilde opinión, el primer paso debe ser convocar a los gobernadores y hacerlos socios estratégicos para los próximos dos años. Seguramente llegarán con exigencias, y será necesario negociar: administrar las escaseces y gestionar el destino de los ciudadanos. Ellos deben ser un socio político clave para garantizar gobernabilidad.

¿No se le está pidiendo algo que es imposible para él?

Sí, obvio. Yo tengo escepticismo por su personalidad, porque para él el otro no existe. La otredad es un tema. De jóvenes, nosotros éramos fanáticos de nuestras ideologías porque la muerte está lejos, porque el universo es amplio y nos queremos comer todo en la vida. Sos fanático, te enamoras desproporcionadamente, abrazas una ideología desproporcionadamente y un equipo de fútbol desproporcionadamente. La madurez es entender que hay otros y que el otro es distinto desde su origen.

Tu mirada te lleva a una mirada que trasciende la política. Estás hablando de algo que va mucho más allá de la ideología, que habla del ser para ser. El ser no puede ser otro, Milei no puede ser otro. Por más que vengan los gobernadores, creo que el planteo es el tercio, y que todo el margen de negociación es con el PRO para ver si logra mantener el tercio. Por momentos no sé si no se pelea con el PRO también.

Yo hablo en términos normales. Si me llevas a ese lugar al que yo mismo voy todo el tiempo, ahí soy muy escéptico porque ese ser no va a cambiar. No solo le va a costar con el PRO, le está costando con sus propios pares. Echó 160 funcionarios en un año y medio por su propia intolerancia. Eso es lo que nosotros tenemos hoy como presidente.

¿Qué responsabilidad institucional tienen los gobernadores? Imaginemos que el Presidente cambia, acepta una forma de cogobierno, avanza en algo relacionado con el consenso. Y el otro escenario es que el presidente hace los esfuerzos, pero no lo logra. ¿Qué tendrían que hacer los gobernadores?

Los gobernadores van a actuar responsablemente hasta el final. Lo que pasa es que tiene que haber una recipriosidad. Tenemos que ver algo. Se está viendo en estos días que Santiago Caputo comienza a ser más preponderante en el Gobierno nacional. No sé si es bueno o malo, porque no conozco bien a los actores.

¿Santiago Caputo con los gobernadores tiene una relación más estrecha que la que tenía Guillermo Francos?

Creo que sí. Y hay una conciencia mayor del sector del caputismo de generar gobernabilidad, que de el mileísmo a través de Karina Milei. Ese ser no sé cómo va a aceptar que su contención emocional hoy está en franca debilidad. Y cómo reacciona también esa persona, que es su contención emocional ante el ascenso del caputismo dentro del Gabinete. Ahí nos vamos a emociones. En algún momento vamos a tener un resentimiento de Karina, y ese resentimiento se va a reflejar sobre el propio presidente, que va a observar que un sector está creciendo y manejando más poder que él mismo. Esto es lo que va a ocurrir en los próximos días.

Por otro lado, mirando a la sociedad, creo que ese sector del caputismo tiene más conciencia que el sector del karinismo de cómo se maneja el Gobierno. Están tratando de generar con la Propuesta Republicana (PRO) algún puente para incorporar o mejorar el volumen político interno, pero casi con cierta autonomía. Y están teniendo contactos con referentes nacionales y gobernadores para armar esa gobernabilidad. Esto vino de casualidad por estas por este salvamento de Scott Bessent, que parece que es nuestro nuevo conductor en la Argentina, que ha empoderado al caputismo dentro del espacio de Gobierno. Tengo miles de dudas sobre cómo va a reaccionar Milei.

¿Vos imaginas un choque?

Sí, obvio.

Dijiste “con los gobernadores hasta el final”. ¿El final va a terminar entonces en el Poder Legislativo?

Siempre el final es el poder legislativo y por suerte en Argentina tenemos un poder legislativo, porque eso es lo que nos garantiza la estabilidad en nuestro país. Por suerte hay un Poder Legislativo, gobernadores votados por la sociedad y mucha conciencia de lo que significan las instituciones para Argentina. Eso está muy arraigado en el argentino, mucho más que en otros países, y está bien que que eso ocurra. Ahí va a haber mesura, a pesar de que vemos a Lilia Lemoine tirando vasos. Ese espectáculo tiene sus actores y están en un espacio.

¿Te ilusiona en algún momento que sea el final de lo viejo? Jorge Asís dijo que la próxima disrupción en la política va a ser la sensatez.

Yo creo que vamos de la locura a la mesura, para poner otros términos. En estos tránsitos no termina aún lo que tiene que terminar y tampoco está cerca lo que tiene que comenzar. Son tránsitos de mucha incertidumbre que son caldo de cultivo para este tipo de populismo. Porque este es un populismo, como el anterior. Cuando estos populismos se agotan, pasamos de ese delirio a la mesura. Estamos en el tránsito de comenzar una nueva etapa.

Vos fuiste artífice fundamental de la creación de Cambiemos, en el cual el PRO era el primus interpes. El PRO hoy, aunque sea regañadientes, es parte de la alianza de La Libertad Avanza. ¿Cómo crees que va a reaccionar el PRO el 10 de diciembre? ¿Va a continuar siendo parte de esa alianza? ¿Habrá un punto a partir del cual puede haber una situación de disenso?

Yo creo que no. Creo que el PRO está próximo a desaparecer. Cuando te acercas con un partido, originalmente el centro, a un extremo, derrite tu propia identidad. El PRO derritió su identidad.

¿Algo así como que cualquier cosa que se suceda a Cristina la terminaba haciendo Cristina?

Sí, en el peronismo también. Los polos son así, y hay que resistir en el centro. Nosotros teníamos una mesa chica con Jaime Duran Barba, Marcos Peña, Nicolás Caputo y quién habla. En ese momento, la búsqueda de la cima y del poder a Mauricio Macri le generó cierta amplitud para escuchar a su entorno, algo que te saca todo el tiempo de tu zona de confort. Duran Barba y Marcos Peña intelectualmente fueron muy importantes para que Mauricio no fuera a su zona de confort. El Mauricio de hoy está en su zona de confort. Sus diputados nacionales son los secretarios privados.

O es el de comienzo…

Sí, porque volvés a ese origen. Nosotros le decíamos que había que incorporar al radicalismo y a la Coalición Cívica. Esa parte no llegó. Ahí fue donde apareció la discusión por el cambio cultural. Lo incorporó a las cinco de la mañana a Miguel Ángel Pichetto, pero ya se habían todos. Había que incorporarlo antes, y seguramente hubiéramos tenido un resultado electoral distinto, pero ahí comenzó con el cambio cultural.

El cambio cultural es querer gente parecida. Ahí fue de la cima a ir a la zona totalmente de confort hoy. Eso tuvo un costo: el partido que construyó se derritió en su identidad en ese tránsito. Hoy por eso no veo al PRO siendo una alternativa. Tiene un distrito muy importante, que es la Ciudad de Buenos Aires, que Jorge Macri gobierna. Para lograr alguna salida de este lugar hay que revertir la situación local.

¿Y Provincias Unidas es el germen de eso que fue en su momento Cambiemos, y previamente en el caso de Santa Fe, la unión de socialistas radicales y parte del peronismo?

El germen está en las formas y en cómo gobiernan esos gobernadores o cómo piensan otros actores como nosotros que estamos hoy dentro de este espacio. No puedo ponerle a Provincias Unidas el factor de la unidad. El factor de la unidad es lo que proyectamos como país. Nosotros estamos parados en el centro, ahí es donde está la unidad. Pero eso es lo más importante. Si ponemos primero el envoltorio, nos vamos a equivocar porque el envoltorio puede moverse.

La esencia está en que los gobernadores gobiernen de manera diferente, que respeten al adversario, que entienden de un Estado inclusivo. Ahí sí hay un una semilla al cual soy muy optimista que podemos extenderla y gobernar a partir del 2027. Quizás de ahí surge el primer eslabón de una generación postdemocrática, que se ha formado con esos dolores de generaciones anteriores que pueden ser superadores, que pueden ser magnánimos de esa situación, que conviven con los otros en su propia provincia. Creo que desde ahí podemos darle un espacio de mucha consistencia y que a través de las PASO, que en esta está suspendida, pero que en la próxima obviamente no va a estar suspendida, como es un espacio horizontal, hay que lograr la legitimidad del que lidere el país en el 2027 en esa instancia electoral.

¿Y el peronismo?

Al peronismo lo veo estallado. Parece que no por el resultado del 7 de septiembre parece que todo brilla, pero no brilla absolutamente nada. El proceso de Cristina Kirchner es parecido al proceso de Mauricio Macri. Creo que se extremó, está en una zona de confort y vuelve al origen. La lista que hizo es volver al origen.

Creo que los intendentes municipales, especialmente en la provincia de Buenos Aires, con este cambio de sistema electoral, han tomado nuevamente valor. Se los ve ausente en esta campaña, por alguna razón. Veo internas por todos lados y un peronismo dividido para bien, porque el peronismo se divide y después se une para llegar, pero para reciclarse. Y ahí veo intendentes y gobernadores buscando el peronismo más de centro que un peronismo kirchnerisa de izquierda.

¿Y Sergio Massa y Axel Kicillof?

Mensaje de Cristina Kirchner antes de las elecciones: "El experimento libertario fracasó"

Kicillof debe demostrar que es conductor. Hasta ahora ha sido conducido. Las experiencias de un conducido manejando la presidencia no fueron buenas. Me remito al caso más temprano, que se llama Alberto Fernández. Cuando La Cámpora le presentó la renuncia a su Gabinete, no tuvo lo que hay que tener, lo que tiene un líder político para aceptar esa renuncia. Ese día se recibió conducido y se terminó la presidencia. Hasta ahora Kicillof ha sido un conducido y tiene que demostrar a partir del 10 de diciembre que empieza a conducir una alternativa. Massa es la persona más inteligente que está dentro del peronismo. Lo veo en esta atomización envolviendo al centro y rearmándose desde ese lugar.

MV / TV