El especialista en consumo, Guillermo Oliveto, analizó la tendencia global de consumo a partir del coronavirus. "El efecto de la pandemia fue un fenómeno transversal, pero nosotros le sumamos una inflación desmadrada y una devaluación muy fuerte del tipo de cambio", afirmó en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9).
Usted dijo que el consumo efímero que tuvo la población para redimir el dolor de la pandemia se acabaría en marzo. ¿Podría desarrollar la idea?
Si uno no entiende lo que pasó en la pandemia, no entiende nada de lo que sigue. La explicación de por qué explotaron tantos los recitales el año pasado, desde Coldplay hasta el Duki, el retorno de la gente al cine, los teatros en verano y la vuelta de los viajes internos, entre otros fenómenos.
Todo esto estaba atado con un mismo hilo: la necesidad de sanar y de una especie de conducta de “no me importa nada”. El balance que hizo la sociedad fue una gran toma de conciencia de la finitud y eso, naturalmente, te cambia la manera que ves la vida.
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Además, se conjugó con una inflación que empezaba a acelerarse y con la vieja idea de cualquier ciclo inflacionario en este país de “los pesos queman”. Por eso hubo un “mini boom” de los bienes de corto plazo. En cambio, los de largo plazo, como comprarse un auto o irse de viaje al exterior, están a la mitad que en el 2017 o menos.
Lo que planteó es que marzo es el mes "Cenicienta", donde la carroza se transformó en calabaza y se rompió la ilusión, con los valores del colegio o del alquiler. La gente, hasta el año pasado, fue construyendo una burbuja de bienestar para no mirar lo que estaba ocurriendo.
¿En ese sentido, Sergio Massa también se convertirá en calabaza?
Eso todavía está en definición, pero ya no está en la misma situación que hace cuatro meses atrás. Todos siguen los signos que emite la política, como las fotos, las alianzas y las especulaciones, pero para mayo falta un montón: en el medio pueden haber varios signos económicos nuevos y que, a priori, tienden a empeorar.
Por tanto, no favorece la lectura de que si Sergio Massa lograba ordenar la economía era un candidato puesto para el oficialismo. Tomando una analogía futbolera, este año es un partido en la altura y para el Gobierno, empatar en 2023 es negocio.
Los cambios consumistas como fenómeno global pero con perforación local
Las modificaciones de consumo que colocás en el cambio de ánimo social que produjo la pandemia y la post pandemia, ¿se dieron de la misma manera en otras partes del mundo o los argentinos tienen una tendencia al consumo rápido por las constantes crisis que han vivido?
El efecto de la pandemia, sobre todo en los países que tuvieron una pandemia larga, fue un fenómeno transversal. El tema es que a esto, nosotros le sumamos una inflación desmadrada, y una devaluación muy fuerte del tipo de cambio. Esto potenció el fenómeno de la propensión a consumir al límite: la idea de "no ahorro nada y gasto todo porque a largo plazo no puedo comprarme nada”.
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A nivel global, incluso hubo un gran verano europeo a pesar de que estaban en guerra o de los precios más caros de la historia. Acá lo potenciamos en una sociedad que no tiene resto o que tiene fragilidades estructurales que un país desarrollado no hay.
¿Esas modificaciones en los consumos son distintas en las clases medias que en las bajas?
Sí, en las clases bajas la prioridad es tener resuelto el tema de los alimentos. Después tratan de encontrar algún bienestar donde puedan, continuando la idea de “quiero vivir”.
Cuando me preguntan si aumento el consumo en los restaurantes, siempre depende de cuál: en la clase alta puede ser así en los gourmet; en las medias, un bodegón; pero también salir a comer afuera puede ser comprar algo y consumirlo en el pasto al lado de la autopista.
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No hay que subestimar la vocación que todos tenían por sanar. El problema es que en las clases más bajas hay empleo, pero es de salarios muy bajos.
La prioridad, incrementalmente, será poder resolver el tema de la comida. Más que el 6,6% de inflación es más preocupante el 10,2% de incremento en alimentos en el Conurbano.
AO JL