¿Cumbre de las Américas o cumbre de las polémicas? Esa es la cuestión sobre el foro regional que extiende desde hoy hasta el viernes en Los Ángeles.
Dicta la tradición del cónclave desde su primera edición en Miami, en 1994, que el país anfitrión fija la agenda, de modo de tomarle la temperatura al hemisferio. Esta vez, Estados Unidos estableció cuatro áreas de interés: la defensa de la democracia y de los derechos humanos, la migración ilegal, el cambio climático y el crecimiento equitativo.
El termómetro de las Américas marca en rojo a Cuba, Venezuela y Nicaragua por su desafección de la democracia y de los derechos humanos. La omisión en la lista de invitados levantó ampollas en varios países, empezando por México.
El presidente Andrés Manuel López Obrador supeditó su asistencia a la incorporación de los tres países en la picota. Le siguió el de Bolivia, Luis Arce, y puso en duda su participación el de Brasil, Jair Bolsonaro, más preocupado por las presidenciales de su país que por los asuntos hemisféricos.
"Alberto Fernández confirmó que va a la Cumbre de las Américas y Biden lo llamó por teléfono"
El presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, no irá por un asunto bilateral: las críticas de Estados Unidos a la reelección de la fiscal general del país. Los 15 gobiernos de la Comunidad del Caribe (Caricom) se mostraron reacios a participar si Estados Unidos invita al presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, en lugar de Nicolás Maduro.
Donald Trump ignoró durante su gestión a América Latina. El afán de Biden de recuperar el influjo de su país encuentra serios obstáculos. Las amenazas de boicot ponen en papel mojado el eventual acercamiento entre ambas márgenes del río Bravo, que separa a Estados Unidos de México, en un mundo signado por la guerra de Ucrania y el interés en la región de China y Rusia.
Las vacilaciones de algunos mandatarios guardan relación con la intención de atraer a nacionalistas e izquierdistas de sus países. En el caso de Estados Unidos, la foto de Biden con jerarcas de Cuba, Venezuela y Nicaragua sería un varapalo para las elecciones de medio término de noviembre que aprovecharía, gustosa, la oposición republicana. En ambas orillas, toda política es local, decía el legislador norteamericano Tip O’Neill.
CB PAR