El obispo de Matagalpa, Rolando José Álvarez, se negó a irse de Nicaragua. Decidió quedarse para acompañar a los católicos que están sufriendo la represión.
Álvarez se detuvo en las escaleras del avión que iba a Washington y dijo “Que sean libres, yo pago la condena de ellos”.
Fue declarado “traidor a la patria”. Lo despojaron de su nacionalidad sin haberse realizado el juicio y fue alojado en la cárcel La Modelo. El Gobierno de Estados Unidos exigió su liberación.
Nicaragua deportó a EE.UU. más de 200 presos políticos, acusados de “traición a la patria”
Álvarez es uno de los religiosos más críticos del régimen de Daniel Ortega desde 2018, cuando una ola de protestas condujo a una amplia represión contra los opositores.
En sus sermones fustigaba la violación de los derechos humanos, la persecución religiosa y los abusos de poder.
En mayo de 2018 integró el equipo de la Conferencia Episcopal que sirvió de testigo y mediador en el primer Diálogo Nacional entre el régimen y la oposición.
Nicaragua vivía una rebelión cívica que paralizó el país con barricadas en calles y carreteras y constantes marchas de protesta que llegaron a exigir la renuncia de Ortega.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) estima que 355 personas murieron en esas jornadas.
FM