MODO FONTEVECCHIA
FENÓMENO RELIGIOSO

Otra vez tuvo lugar el prodigio de San Genaro

Como suele marcar la tradición, el lunes 19 de septiembre se celebró un nuevo milagro en Nápoles, donde la Catedral y los fieles fueron testigos de la licuefacción de la sangre de quien fuera obispo de Benevento.

Otra vez tuvo lugar el prodigio de San Genaro
Otra vez tuvo lugar el prodigio de San Genaro | Captura de pantalla

El lunes 19 de septiembre, los fieles fueron testigos de un nuevo milagro en la Catedral de Nápoles, en Italia, donde la licuefacción de la sangre de San Genaro volvió a repetirse. “El signo de la sangre, una vez más", esas fueron las palabras con las que el arzobispo de Nápoles, Monseñor Domenico Battaglia, a las 9:27 hora local, anunció a los fieles reunidos en la catedral que la sangre de San Genaro se había vuelto líquida, y el anuncio fue recibido con aplausos.

Es tradición que cada 19 de septiembre, el sábado anterior al primer domingo de mayo y el 16 de diciembre, suceda el milagro de la licuefacción de la sangre de San Genaro, que el resto del año se conserva sólida en un relicario conservado en la catedral. Esos días un sacerdote expone en el altar de forma solemne, frente a una urna que contiene la cabeza del santo, una ampolla del tamaño aproximado de una pera que contiene la sangre de San Genaro solidificada.

Los presentes empiezan a rezar y la sangre, normalmente sólida y de color negruzco, se vuelve líquida y rojiza. La repetición del prodigio es vista por los napolitanos como una señal de buen augurio. La Iglesia no califica este fenómeno de “milagro” sino meramente de “prodigio”. Se trata de un suceso extraordinario que ocurre desde el año 1389.

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San Genaro vivió entre los años 272 y 305 y fue obispo de Benevento, en Campania. En el año 305, durante la persecución a los cristianos, Genaro fue encarcelado. Sus captores intentaron convencerlo para que renegara de su fe, pero al no conseguirlo le introdujeron en un horno de donde salió sin daño alguno, sin que ni siquiera sus ropas se quemaran. Al día siguiente fue trasladado al Anfiteatro de Pozzuoli, donde fue echado a las fieras, que no lo atacan y se echan a sus pies como si fueran mansas ovejas. Finalmente, ante tales hechos, decidieron decapitarlo.

JL PAR