Sobre el filo de la medianoche se evitó un paro de colectivos en CABA y el conurbano, al vencer una conciliación obligatoria que había dispuesto el ministerio de Trabajo para el sector. La medida de fuerza no pudo evitarse en muchas ciudades del interior del país, en las que no se respondió a los reclamos salariales.
Más allá de la negociación gremial, el conflicto refleja las consecuencias de un extenso proceso de deterioro en un servicio público que, a lo largo de más de 20 años, quedó distorsionado por los subsidios. Como en muchos otros casos, los fondos estatales caen en la oferta (las empresas) y no en la demanda (los usuarios).
De esta forma, se llegó a un punto en que el boleto que paga el pasajero se volvió casi simbólico, mientras que la actividad de las empresas depende casi con exclusividad del aporte estatal.
Paro de colectivos: se levantó la medida en el AMBA y en Córdoba
La Asociación de Empresario del Transporte Automotor (AAETA) publicó el Índice Bondi, un conjunto de datos que reflejan esa situación. Según la entidad, en mayo el costo real del boleto, si no se aplicara subsidio alguno, sería de $315.
De ese valor, el pasajero paga en promedio solamente 29 pesos. La compensación que aporta el ministerio de Transporte es de 174 por lo que las empresas denuncian que deben afrontar una pérdida superior a 100 pesos por cada boleto.
Con esta ecuación económica, el sistema se vuelve tan inviable como enorme. En el AMBA circulan 18.500 colectivos de 154 empresas, que generan 50.000 empleos y transportan a 10 millones de personas por día.
Paro nacional de trenes: confirmaron medidas para el miércoles y jueves
Este año el Gobierno decidió actualizar el costo del boleto con la inflación. En el AMBA, cada mes el boleto aumenta en base al IPC que se publica el día anterior. La distorsión es tal que ni siquiera con esa medida el boleto puede tener relevancia en los ingresos de las empresas, que dependen de cómo se actualicen los subsidios, la verdadera discusión detrás de la coyuntura.
JL